Un mundo rudo: hombres de hierro por Fabien Dupoux

Texto y fotos por: Fabien Dupoux

En el número 130 de la revista CUARTOSCURO se publicó el portafolio de este fotógrafo que plasma en estas fotografía la difícil labor de estos hombres.

El fuego sale por todos lados, el aire es irrespirable, el ruido resulta ensordecedor. Aquí, en esta fundidora de hierro, hay hombres desgastándose físicamente, enfrentando el peligro diariamente.

Ponen su salud en riesgo por trabajar en contacto con polvo de carbón nocivo; cada hombre aquí sabe que puede padecer de alguna enfermedad mortal, como silicosis o pulmón negro.

El ambiente es agotador, resulta imposible hablar, compartir el cansancio, ni siquiera reír un poco es una opción. Hay que seguir laborando hasta acabar el turno, con un calor sofocante y el peligro presente en todo momento.

Hay que tener cuidado para no perder una mano en alguna máquina o quemarse vivo. Algunos hombres tienen más de veinte años trabajando aquí y sus espaldas ya han sufrido demasiada carga.

Se tiene que alimentar al horno. Pesar y echarle el carbón necesario para que no se enfríe… tantos viajes, tantas cargas. El horno necesita toneladas de hierro de recuperación todo el día, el horno tampoco des- cansa.

Mientras, otros hombres arman los moldes para el hierro fundido y otros tantos pulen las piezas finales. Cada pieza que sale de aquí representa una labor exhaustiva. Así es como “hay que ganarse la vida”.

Inmersos en un mundo cada vez más exigente, productivo y consumista está la lucha para tratar de ser felices.

Me acerqué al mundo industrial interesado en retratar el lugar donde el hombre sigue siendo la materia prima de producción, el mismo mundo que parece ser fruto de una época resuelta y que, a la vez, se encuentra suspendido en el tiempo.

Veo los rostros, el cuerpo que es débil y vulnerable, el sudor y el des- gaste físico que se asoman entre máquinas para producir más. Aunque es un mundo escondido, está cerca de cada uno de nosotros en la cotidianidad moderna. Es un mundo cercano a cada ciudad del mundo, similar, atemporal.

Lejos de esa pretendida modernidad, la de la sociedad de consumo —ese entorno estéril que nos trata de vender algo a toda costa— está la cruda realidad de un mundo rudo y sin concesiones: el mundo de los “hombres de hierro”.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?