El Niño Fidencio, un salto hacía la fe

Cuando el enfermo padece dolencias confía su vida en las manos de los doctores y especialistas, pero ¿qué sucede cuando ningún tratamiento y medicamento ofrecen alivio?, ¿a dónde van quienes ya no ven salida? En el Espinazo, Municipio de Mina, Nuevo León, miles de de peregrinos visitan cada 19 de marzo el lugar donde yacen los restos del Niño Fidencio, para “ser sanados”.

En este reportaje, hecho por Pedro Valtierra en marzo de 2006, el fotoperiodista captura los distintos ritos de sanación, mismos que usaba José Fidencio Síntora Constantino, el Santo Niñito (Iramuco, Guanajuato, 1898-Espinazo, NL, 1938). La vuelta al pirul, un columpio para sanar a los enfermos mentales y el baño en un charquito (manantial) de aguas sulfurosas, son algunos de los remedios que Fidencio usaba.

“Los creyentes llegan de México y ciudades del sur de Estados Unidos para recibir bendiciones, sanar sus dolencias y pagar sus mandas con el niño Fidencio. Personas que se hacen llamar cajitas o materias prestan sus cuerpos para ser poseídos por el venerado curandero, y a través suyo, ejerce sus poderes de sanación”, explica Pedro Valtierra.

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