LA FOTO… OTRO CAMPO DE BATALLA

Así lo indicó la doctora Rebeca Monroy, especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en el Coloquio La imagen cruenta: Centenario de la Decena Trágica, efectuado en la Dirección de Estudios Históricos (DEH), en el que una veintena de especialistas analizaron la oportunidad con que se publicaron los “destrozos de la metralla” y los documentales que se estrenaron en los cines de la capital, a escasos días del violento golpe de Estado que depuso al presidente democráticamente electo Francisco I. Madero, en febrero de 1913.

El segundo, abarca las fotos que se publicaron en medios impresos de la capital, con los “retratos de los generales ganadores” (Victoriano Huerta, Félix Díaz, Blanquet y Mondragón), y de las manifestaciones de apoyo de los supuestos simpatizantes (diputados y obreros) abarrotando el Zócalo.

Por su parte, Ángel Miquel, quien ha estudiado la Decena Trágica, por medio de los programas impresos y el reconocimiento de materiales fílmicos, expuso las muestras de indignación que despertó la exhibición de documentales alusivos, estrenados en las salas capitalinas a pocos días del asesinato del presidente Francisco I. Madero.
Al respecto, el investigador de la Universidad Nacional Autónoma del Estado de Morelos, habló de la existencia de por lo menos tres documentales sobre los hechos de armas de febrero de 1913, realizados por cineastas como los hermanos Alva, Salvador Toscano y Enrique Rosas.

Dichos documentales son: Semana sangrienta en México, de Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos Alva, estrenado el 25 de febrero; Revolución Felicista, de Salvador Toscano y Antonio Ocaña, proyectado el 28 de febrero y un tercer filme, atribuido a Enrique Rosas (que también puede ser una edición corta del material de Toscano), la única que se ha conservado como fue editada.

En respuesta a “la propaganda cinematográfica y la libertad de los documentalistas”, el gobierno de Huerta publicó en junio de 1913, un reglamento que en la práctica instauró la censura a través de los inspectores del gobierno.
“Anteriormente, los inspectores de la capital revisaban la seguridad y el orden en las salas, después del decreto tenían facultades para ver primero las películas y otorgar un permiso por escrito que permitía su exhibición”.
A su vez, el investigador Álvaro Vázquez, de la Universidad Autónoma Metropolitana, se refirió a la reutilización del material fílmico de la Decena Trágica para elaborar cintas de carácter épico tales como Memorias de un mexicano(1950), de Carmen Toscano, y Epopeyas de la Revolución Mexicana (1964), que utilizaron el pietaje de los pioneros de la cinematografía Salvador Toscano y Jesús H. Habitia, respectivamente.

Asimismo, Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología (MNA), se refirió a la prensa afín al porfirismo que azuzó a la opinión pública contra el candidato y, después, presidente electo Francisco I. Madero, pues “crearon un sujeto a modo de sus pasiones e intereses, a un político en campaña en el límite de la candidez y en el colmo de la ingenuidad… Nadie imaginaría que de esto fuera a salir algo bueno”.
Ya como presidente, concluyó el historiador, Madero trató de cambiar el marco jurídico de la prensa, incluyendo penas para quien “atenta contra la paz pública por medio de la prensa, haciendo responsable a editores y directores, entre otros. Dichas reformas nunca se aprobaron.