La Fotografía, una muestra de la sucesión en el tiempo y el espacio… Daniel Escorza
Pachuca, Hidalgo, 27 de octubre.- Sin la fotografía y sin la Fototeca Nacional (FN) tal vez no podría entenderse el final del siglo XIX y todo el siglo XX, estimó Benito Taibo, coordinador de difusión del Instituto Nacional de Antropología e Historia, al inaugurar “formalmente” el décimo segundo Encuentro Nacional de Fototecas, evento que cobija además el 35 aniversario del nacimiento de la institución que tiene la tarea de resguardar, preservar y difundir el patrimonio visual de México.
La inauguración —también presidida por Juan Carlos Valdez Marín, director de la FN y Sergio Aranda, coordinador de difusión del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, en representación de José Vergara, director de esa instancia— arrancó con la entrega de la Medalla al Mérito Fotográfico que este año se otorgó al fotógrafo Jesús Sánchez Uribe, a la historiadora: Liliana Martínez y en memoria de Enrique Bostelmann, a su esposa, Yeyette.
Sánchez Uribe dio lectura a una semblanza de su propia manera y sentir la fotografía que en su vida hallo camino por lo que llamo una “extraña y singular” búsqueda de “la diferencia como medio de significación individual”, lo que no obstante, agregó, “ha traído consigo su propias dificultades”.
Y es que el trabajo de Jesús Sánchez se caracteriza por una experimentación continua de lo fotográfico, que no resulta necesariamente en una imagen explícita, nítida y clara.
El fotógrafo explicó un poco el sentido de su hacer: “La función del arte es hacer visible lo invisible, con esto surgió la idea de hacer fotografías que en lugar de mostrar lo visible, lo escondieran, parecería un absurdo, pero lo controversial de la idea me entusiasmó; el ocultar tenía que ver con una manera diferente de mostrar… Al abstraer la tonalidad surgieron imágenes que aparecían con un sentido conceptual distinto”.
“El juego con la materia, susceptible de convertirse en imágenes, puede esconderse, disimularse, ocultarse y descontextualizarse; sin embargo por mucho que se modifique siempre habrá algo que el pensamiento y la sensibilidad podrán percibir, contenidos implícitos no visibles en las imágenes que tienen eco en niveles emotivos”.
Los trabajos del jueves dieron inicio con los talleres Bases para la catalogación de acervos fotográficos y Bases para la identificación de procesos fotográficos.
También se realizó la mesa Nuevas miradas para la investigación histórica en la que el moderador José Antonio Rodríguez planteó: “Algo ha empezado a cambiar en la investigación de la fotografía histórica, ya ni siquiera estamos al tanto de lo que se produce en fotografía y se investiga. Hoy la investigación es tan apabullante que tendríamos que reconstruir lo que se hace en los estados: Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí, Yucatán… En el entendido de que una cultura fotográfica no es sólo la que produce y genera fotógrafos, sino también la que genera conservadores de la imagen, investigadores, curadores, este tipo de encuentros que genera la reflexión”.
El historiador Alberto del Castillo destacó la importancia de los seminarios en el avance de lo que es la fotohistoria, tema reciente que se remite en las tres o cuatro décadas recientes: “Las fotos se usaron como simple ilustración, eso ha cambiado notablemente y todos sabemos hoy que dentro de la historia, la foto es un código cultural susceptible de leerse e interpretarse a partir de ciertos conceptos”.
Compartió los avances de su investigación sobre la fotografía en el Movimiento estudiantil de 68 y planteó que este trabajo tiene dos interlocutores: “la historia de la fotografía, ubicar papel de la fotografía como eslabón que nos podrían vincular a los fotógrafos históricos y con lo que se ha llamado o mal llamado el Nuevo fotoperiodismo mexicano, a finales de los 70, con nuevas generaciones como Marco A Cruz, Pedro Valtierra…”
El segundo interlocutor, dijo, es la historia política de México, por qué resulta “un poco sospechoso” cómo fue posible transitar de esa “conjura comunista estudiantil”, como fueron calificados los estudiantes en el 68 a mártires de la democracia cuarenta años después… El nuevo sistema político mexicano recupera el movimiento del 68 como pilar fundador de la transición democrática en México, eso un poco sospechoso el asunto, expuso el historiador.
En su turno Daniel Escorza consideró que “la historia de la foto todavía encierra muchas sorpresas, muchas fotos siguen guardando historias insondables. Historias episodios, recuerdos, memorias. No es algo concluido o redondeado, este historia todavía resulta compleja, inaprensible y contradictoria, como diría Olivier Debroise, hay archivos y fotógrafos por descubrir, los archivos fotográficos se multiplican como cabeza de la hidra, cada región y sociedad construye su propia historia al margen de historias globalizantes de la fotografía”.
Escorza planteo también como no existen divisiones tajantes en las tendencias fotográficas olo que llamó “ismos”, Puso como ejemplo, que mientras cualidades como cuerpos segmentados, puestas en contrapicada, o formas oblicuas fueron cualidades que se reconocieron en la foto posterior a las vanguardias, ya los fotógrafos de prensa en México las practicaban ya fuera como experimentación visual, tentativa de renovación, errores o experimentación.
Agregó: “La foto no es el ombligo del mundo, no pretendo eso, lo que sí nos muestra es la sucesión en el tiempo y el espacio de una multiplicidad de mirada y la construcción continua de lo irresoluble en la fotografía”.
También se dio lectura a la ponencia de Laura Castañeda, en la que se refirió a los usos de la fotografía durante los festejos del primer centenario de la independencia, época en la que, destacó, el poder de la fotografía residió en su atribución de carácter documental, lo que permitió deformaciones posibles de la realidad, y el uso por parte de las elites “como expediente de modelación ideológica para fomentar la idea de una nueva visión de identidad de modernidad”, un uso opuesto a la tendencia del pictorialismo prevaleciente.
La jornada concluyó con la inauguración de la fotográfica Mirada con vaivén de hamaca. Joaquín Santamaría, curada por Alberto Tovalín y David Mawaad, que muestra parte de los personajes y formas de vida de Veracruz a principios del siglo XIX. (Anasella Acosta)