¿Y SI APRENDEMOS A VIVIR LA MUERTE?
Nada más gráfico, explícito, claro y contundente: unos tenis colgando anuncian la exposición El modo de vivir la muerte.
Entrar en el Museo del Objeto del Objeto, más familiarmente (y cómodamente) llamado MODO, es adentrarse en las múltiples formas de homenajear a un muerto, de seguir rituales, de recordar al difunto, de revivirlo en la imaginación, de hacerlo prócer, héroe, mártir…
Entre los cerca de mil objetos que componen la muestra, tienen un lugar destacado las fotografías. Imágenes del cuerpo incorrupto de San Sebastián de Aparicio, medallones fotográficos de Maximiliano y Carlota en un muy elaborado cuadro de remembranza, fotos de esa «muerte niña» de las áreas rurales y la misma muerte en el difuntito-ángel ataviado de traje o elegante ropaje satinado, caras que nos ven desde la inmortalidad aparente de la fotografía que mira con ojos serenos al asistente desde la esquela, postales funerarias, botones con la cara que queremos recordar o la hoja que nos recuerda el primero, segundo, tercero o enésimo aniversario del fallecimiento de…
La exposición, «de tintes antropológicos y lúgubres», habla de las funciones simbólicas, utilitarias y decorativas de los objetos -relacionados con la muerte- que la componen: son, a decir de los curadores Aurora Avilés y Víctor Rodríguez, los objetos y obras de arte que se han aplicado en las diferente fases del único evento inevitable de la existencia que, por ironía de la vida, es la muerte.
«Porque fallecer es la única certeza con la que contamos al nacer», concluyen.
El director del MODO, Bruno Newman, quien se declara necrófilo, el tema no es casual sino un asunto muy personal. Durante 40 años se dedicó a acumular objetos relacionados con la muerte (¿qué tal una colección de angelitos que pertenecieron alguna vez a la decoración de tumbas que ahora decoran su jardín familia?), así como a comprar otras colecciones, como la de su amigo Alejandro Cortina.
Hoy, los objetos que evocan a la muerte están ahí: las frases en los muros dicen palabras de poetas sobre la existencia, la vida, la muerte, el gran paso. Las obras de 10 artistas plásticos contemporáneos hacen su propia celebración al tema. Ahí están cuadros, videos e instalaciones de artistas como Betsabée Romero, Carlos Aguirre, Demián Flores, Gonzalo Tassier, Jorge Cejudo, Laura Medina Mora, Flavio Montesoro y Manuel Díaz, entre otros.
La curaduría lleva una línea clara: desde lo prehispánico hasta el siglo 20, pasando por lo virreinal y el siglo 19… sólo como una introducción al tema. Y de ahí vienen diversas áreas temáticas: la ritual, la necrópolis, la memoria, el rebumbio de calaveras (¿alguien dijo Posadas?), los diálogos ocultos, y eso sí: un epílogo de cómo ahora nos enfrentamos a la muerte, pero como una forma de prevención.
Sin duda, los objetos que componen la exposición -entre éstos las fotos como imágenes sueltas, como recuerdos familiares, o incluídas en impresos o formas conmemorativas- nos hablan de las formas en que hemos ido construyendo la memoria.
Y, como lo comenta Avilés, los objetos se convierten en fuente de información: por su fecha, por su utilización, por saber si fueron o no parte de otra colección, porque nos describen usos y costumbres presentes o pasados, porque nos dicen quiénes los hicieron, quiénes fabricaron, quiénes imprimieron, quiénes fotografiaron.
Hay que ir para sorprenderse. Pero también para ver qué tan cerca estamos de todo lo que los objetos representan. Y sin duda, llevarse la frase que acompaña la obra de Cejudo: «En la vida somos el hueco que llenamos; en la muerte somos el hueco que dejamos»
Y en esa línea, ya en la época que privilegia la instalación, no podremos dejar de pensar en la fotografía en una de las áreas del segundo piso: la imagen familiar en la que uno de los parientes se ha convertido en una sombra, en un hueco, en una ausencia. Y sin embargo, su presencia sigue ahí, en la foto en la que no está.
El MODO se encuentra en Colima 145, colonia Roma en la Ciudad de México. La muestra se inaugura el 6 de septiembre y permanecerá abierta hasta enero de 2013.
(Ana Luisa Anza)