UN LIBRO PARA RECORDAR A NADJA MASSÜN
Aun no quería dejar de tomar fotos… le faltaba tomar más, decía Nadja Massün, y es en esas imágenes en donde la fotógrafa —quien hace dos semanas abrió sus alas para trascender a lo eterno apenas dos días antes de inaugurar su exposición Encuentros Afortunados en el Museo Archivo de la Fotografía (MAF) y con un libro homónimo recién publicado— vivirá por siempre.
Autora de un universo sin tiempo, íntimo y familiar, Nadja dejó un legado de imágenes dibujadas a pinceladas a partir de sus emociones e instintos, y en las que se percibe un filtro onírico y surrealista.
“Basta mirar sus fotos para entender que Nadja Massün se identifica con la humanidad que nos une a todos, lo que se traduce en una visión tan cautivante como natural”, escribe el curador Károly Kincses en la publicación de la fotógrafa franco-húngara.
El también historiador en fotografía añade que Nadja puede asimilar, comprender, fotografiar y mostrar a México como mexicana, Transilvania como húngara, Cuba como cubana y Marruecos como árabe.
«Esta es su cualidad más extraordinaria: ahí donde se encuentre, estará en casa. No tomará fotos como una extranjera, sino como una madre jugando con sus hijas o una bailarina en un salón de baile”.
Fascinada por la posibilidad de reconocer a la otredad y del viaje simbólico a través de la imagen, la fotógrafa encontraba inspiración en la vida misma, en el caos y la sorpresa.
Sus fotografías, reunidas en el libro Nadja Massün, pueden adquirirse a través de un mensaje al correo bazuka.olguin@gmail.com
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