CHOLOMBIANOS: INSPIRACIÓN DE ALTO DISEÑO
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Galo Ramírez
Cuando Amanda Watkins llegó a Monterrey le sorprendió la forma de vestir y peinar de un grupo de adolescentes de colonias populares. Les tomó una foto y preguntó a los transeúntes que quiénes eran ellos. Al ver a los jóvenes en la fotografía, las personas cuestionadas levantaban la ceja y le decían: “Son peligrosos, no te metas con ellos”. Y como para el ser humano el “no” es casi sinónimo de “sí, hazlo”, decidió indagar.
Se acercó a uno de los muchachos, Willy de la Granja, quien fue su primer contacto y el que la introdujo poco a poco en el ambiente en el que se desenvuelven los cholombianos, un híbrido entre cholos y colombianos que se distinguen de la clásica sociedad de Monterrey por el uso de extravagantes y originales peinados, pantalones holgados y camisas hawaianas, y quienes gustan de reunirse para bailar cumbia, vallenato o escuchar a Celso Piña. Eso sí, la mayoría son devotos de la Virgen de Guadalupe y de San Juditas Tadeo, patrono de los casos difíciles.
Watkins, de profesión diseñadora, está convencida de que la calle es fuente de inspiración. Le gusta caminarla porque sabe que hay mucha influencia en la moda. A los cholombianos los miraban con estigma, pero ella descubrió ideas en su vestir.
“Me gustaba ver cómo se ataviaban sin guía de la revistas, sólo a partir de la cultura callejera y ellos mismos”, comenta.
Dice que a pesar de que los jóvenes no se sentían cohibidos al verla con su cámara en mano e incluso le pedían que los fotografiara, no se abrían tan fácilmente a la amistad. “Ellos ponen barreras, toma mucho tiempo hacerles entender que no los quieres perjudicar, los conoces por las fiestas y por lo que visten”. Platica que a los jóvenes que les enseñó el libro se mostraron contentos porque al parecer el trabajo de Amanda los hizo visibles ante la sociedad regia.
“La sociedad los mira hacia abajo y con el libro sienten que tienen un poco de fama y respeto, les gusta que les hayan puesto atención”, asegura.Explica que estos fenómenos culturales no se observan en Londres y que a ella le gustó que los cholombianos confeccionaran su propia ropa, diseñaran sus collares y lo que se cuelgan. En cambio, dice que en Londres los jóvenes compran todo, nada fabrican.
Lo cierto es que son jóvenes que han buscado su propia identidad, su propia manera de expresarse, salpicados de diferentes culturas –colombiana, estadounidense, con un toque mexicano– y que buscan hacerse notar en una de las sociedades más conservadoras del país.
“Cholombianos”, de Amanda Watkins. Primera edición, editado por Trilce Ediciones, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y la Universidad Autónoma de Nuevo León, 2014.
Cuando Amanda Watkins llegó a Monterrey le sorprendió la forma de vestir y peinar de un grupo de adolescentes de colonias populares. Les tomó una foto y preguntó a los transeúntes que quiénes eran ellos. Al ver a los jóvenes en la fotografía, las personas cuestionadas levantaban la ceja y le decían: “Son peligrosos, no te metas con ellos”. Y como para el ser humano el “no” es casi sinónimo de “sí, hazlo”, decidió indagar.
Se acercó a uno de los muchachos, Willy de la Granja, quien fue su primer contacto y el que la introdujo poco a poco en el ambiente en el que se desenvuelven los cholombianos, un híbrido entre cholos y colombianos que se distinguen de la clásica sociedad de Monterrey por el uso de extravagantes y originales peinados, pantalones holgados y camisas hawaianas, y quienes gustan de reunirse para bailar cumbia, vallenato o escuchar a Celso Piña. Eso sí, la mayoría son devotos de la Virgen de Guadalupe y de San Juditas Tadeo, patrono de los casos difíciles.
Watkins, de profesión diseñadora, está convencida de que la calle es fuente de inspiración. Le gusta caminarla porque sabe que hay mucha influencia en la moda. A los cholombianos los miraban con estigma, pero ella descubrió ideas en su vestir.
“Me gustaba ver cómo se ataviaban sin guía de la revistas, sólo a partir de la cultura callejera y ellos mismos”, comenta.
Dice que a pesar de que los jóvenes no se sentían cohibidos al verla con su cámara en mano e incluso le pedían que los fotografiara, no se abrían tan fácilmente a la amistad. “Ellos ponen barreras, toma mucho tiempo hacerles entender que no los quieres perjudicar, los conoces por las fiestas y por lo que visten”. Platica que a los jóvenes que les enseñó el libro se mostraron contentos porque al parecer el trabajo de Amanda los hizo visibles ante la sociedad regia.
“La sociedad los mira hacia abajo y con el libro sienten que tienen un poco de fama y respeto, les gusta que les hayan puesto atención”, asegura.Explica que estos fenómenos culturales no se observan en Londres y que a ella le gustó que los cholombianos confeccionaran su propia ropa, diseñaran sus collares y lo que se cuelgan. En cambio, dice que en Londres los jóvenes compran todo, nada fabrican.
Lo cierto es que son jóvenes que han buscado su propia identidad, su propia manera de expresarse, salpicados de diferentes culturas –colombiana, estadounidense, con un toque mexicano– y que buscan hacerse notar en una de las sociedades más conservadoras del país.
“Cholombianos”, de Amanda Watkins. Primera edición, editado por Trilce Ediciones, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y la Universidad Autónoma de Nuevo León, 2014.
es un trabajo excepcional, nos permite conocer una vida llena de vida y color de estos jóvenes en mote rey, su vestimenta su justo por la música colombiana y su idiosincrasia, por la muerte, la virgen de Guadalupe, y san judas tardeo, yo tengo el libro y a los jóvenes que estudian en el reclusorio norte ,le fascino pues se lo preste
Respeto mucho el trabajo hecho por la señora Watkins, no me gusta limitarme a un sólo punto de vista prefiero ser parcial y subjetiva para no altercar con las demás perspectivas, pero si considero que es arbitrario estigmatizar un país o dos, por una «supuesta» forma de vestir y actuar, todos los latinos somos una mezcla entre indígenas y españoles, somos «mestizos», conservamos algunas costumbres ancestrales y adoptamos algunas de Europa occidental, en México, Argentina, Chile, Venezuela, Puerto Rico.. etc, se ven este tipo de personajes «extravagantes»!, además estan bien desinformados porque los colombianos no adoran a la virgen de Guadalupe ni a san judas Tadeo, creo que no deberían lavarse las manos tildando a otros de las costumbres propias que no los hace sentir orgullosos.