GRINBERG EN EJE CENTRAL
Canto en la energía del caos es la exposición de José Grinberg que se inaugura el sábado 8 de septiembre en eje, galería ubicada en el Eje Central Lázaro Cárdenas 425, en la colonia Narvarte de la Ciudad de México.
Sobre esta muestra del artista, reproducimos algunas palabras de la escritora y crítica de arte Silvia Cherem:
Dos etapas y un intermezzo conjuntan la obra pictórica que José (Pepe) Grinberg (Ciudad
de México, 1942), una muestra que pone en duda si su nombre trascenderá en el tiempo como el afamado arquitecto que es, o como el prometedor artista plástico que promete ser.
En su séptima década de vida, cuando inyecta estridente color a los años, Grinberg se reescribe y renace. Dice que siempre ha pintado, que fue la pintura lo que determinó su o cio cuando las computadoras no habían irrumpido y el talento de un arquitecto se determinaba por la calidad de sus trazos e inventiva…
Su formación en Ciudad Universitaria en 1960 validó su vocación. El programa de estudios de Arquitectura de la UNAM se enfocaba en las visiones artísticas de Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright y Le Corbusier; el énfasis estaba en el riguroso trazo de planos, perspectivas e inclusive dibujo al desnudo, en los que Pepe era diestro.
Y la universidad misma, específi camente la Rectoría diseñada por Mario Pani y decorada con murales de Siqueiros, confi rmaba que el muralismo y las artes plásticas podían formar parte integral de cualquier espacio arquitectónico.
(…)
Son dos las series más sólidas. “No Way Out”, un monólogo cacofónico y reiterativo ante el caos, e “In the Back of my Mind” en el que Grinberg dialoga con el desorden para producir poesía.
El entreacto, con sólo seis cuadros, es “Nuevos Horizontes” que, a diferencia de las otras series está titulada en español. Hay una Menina entre cuadros inspirados por políticos, arlequines inescrupulosos de colosales manos e insondables ambiciones. Este conjunto lúdico con in fluencia de Tamayo, Velázquez y quizá de Pedro Coronel, permite conocer el paso de un expresionismo figurativo a la abstracción, pero no es precisamente el de mayor fuerza en el grueso de la obra de Grinberg.
En la expresión plástica de Grinberg hay una necesidad salvaje, incansable e insolente de expresarse, dialogar con su tiempo y volcarse a la introspección. Su obra, madurando a ritmo vertiginoso por la enorme tradición cultural abrevada en seis décadas de auto educación continua –misma que reposa “in the back of his mind” (en el fondo de su memoria)–, y por la impaciencia del tiempo que se agota, resulta una prometedora propuesta individual para entender, leer, repensar y cuestionar nuestro tiempo. Habrá que
estar atentos.
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