Te pareces tanto a mí, últimas semanas
Luego de ser vista por más de 100 mil personas, pero con el ánimo de acoger otras cuantas miradas durante el próximo mes, la exposición Te parece tanto a mí, que presenta el Museo del Estanquillo/Colecciones Carlos Monsiváis extiende la fecha de su cierre. Por lo que invita a quienes aún no han realizado este recorrido por los diferente usos de la imagen, especialmente el retrato, en los siglos XIX y XX, a que acudan antes del lunes de 12 de octubre a Isabel la Católica 26 casi esquina con Madero, en el Centro Histórico, México D.F., y deleiten su pupila con la selección de obras realizadas por Rafael Barajas, El Fisgón.
El retrato además de evocar, registra y obliga a reconocer el rostro propio en el del retratado. Los rostros históricos, los personajes de la Patria, los retratos oficiales, los retratos de la Revolución invitan a realizar un recuento de nuestra historia política y social.
Es en la fotografía –y especialmente en el retrato– donde personalidades políticas como Benito Juárez, Porfirio Díaz, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón encuentran la forma idónea para mostrarse como ellos deseaban ante la sociedad. Esas manifestaciones podemos verlas en Te pareces tanto a mí.
Al seguir en la línea del tiempo, el público puede ver las tarjetas de visita –pequeñas imágenes de no más de 10 x 5 centímetros– que tuvieron la función de elevar el estatus de quien las portaba.
La Colección de Carlos Monsiváis muestra algunas piezas raras, como la fotoescultura, que es un pequeño arte-objeto que se hizo común en el primer tercio del siglo XX y que conjunta la técnica del collage, la pintura y la fotografía; los fotobotones, que a manera de medallones ornamentaron los cuerpos y las vitrinas de las casas.
Otras piezas poco conocidas que se exhiben dentro de Te pareces tanto a mí son: un pequeño autorretrato de José Clemente Orozco; la fotografía de una mujer rodeada por un mechón de cabello natural, bellamente tejido; dos estudios fotográficos de desnudo: el primero realizado a Nahui Olin por Antonio Garduño y el segundo, al pintor Chucho Reyes Ferreira, fotografiado por Librado García Smarth, ambos realizados en 1925. Entre las sorpresas que encontramos en esta exposición destacan varios autorretratos realizados por José de León Toral, el asesino de Álvaro Obregón.
Algunas de estas imágenes han sido capturadas por fotógrafos tan reconocidos como Nacho López, Simón Flechine Semo, Gustavo Casasola y Manuel Álvarez Bravo; así como por las lentes de Antíoco Cruces, Luis G. Campa, los hermanos Valleto, Natalia Baquedano y Esther Sosa.