Ruta 656: retratos de Ciudad Juárez: J. Guadalupe Pérez

Texto y portafolio de J. Guadalupe Pérez publicado en la revista Cuartoscuro 179 (diciembre-febrero)

El frío invernal en Ciudad Juárez suele ser bastante helado, sobre todo si el viento sopla como en esa madrugada de 2001 en que realizábamos una cobertura al sur de la ciudad; una casa de materiales reciclados se incendiaba con cinco niños en su interior. Durante un rato resistieron encerrados en el baño pues era el único cuarto hecho de bloques de cemento, pero más tarde se confirmaría su deceso. El resto de la vivienda fue consumida por completo.

Aun con las luces de las torretas de las unidades de emergencia, la oscuridad predominaba en el sitio. Minutos después, la mamá de las víctimas llegó a la casa: venía en shock. Entonces, de entre el gentío que allí se arremolinaba, identificaron al pirómano causante de tanta desgracia, la gente quiso lincharlo cuando se supo que lo había hecho en venganza por los rechazos de una de las niñas a sus pretensiones sexuales; finalmente, lo detuvieron. Posterior al levantamiento de los cuerpos, el sitio fue quedando solo. Luego, por el escáner de radio frecuencias de emergencia se reportaba otro hecho violento en el norte de la ciudad y hacia allá nos dirigimos reporteros y fotógrafos para cubrir la nota.

Al oriente, el nuevo día ya se veía clarear, poco a poco las calles fueron llenándose de vehículos y personas, cada una dirigiéndose a su destino en esta ciudad cuya clave lada es 656, número que en esta ocasión tomaré como un recurso que me permita dar sentido a este conjunto de fotografías registradas por espacio de 15 años a partir de 2001 y compartir un acercamiento personal a la compleja realidad de Juaritos a bordo de la Ruta 656, y recorrer nuevamente la frontera por la ruta que sigue el migrante, por la ruta de Antígona y las mujeres asesinadas y, finalmente, por la ruta del vicio o “La Marischool”.

Ciudad Juárez, Chihuahua, 2000. En la imagen un menor en Lomas de Poleo, una zona al poniente de la ciudad que poco a poco fue despojada para la construcción de un nuevo paso fronterizo internacional. ©J. GUADALUPE

I

Actualmente, Ciudad Juárez supera el millón y medio de habitantes procedentes de muchas partes del mundo, lo que hace de su vida un caleidoscopio multifacético que, por supuesto, va más allá de los feminicidios, el narcotráfico, la migración y todo ese conjunto de hechos violentos que documenté como periodista hace unos lustros.

El paisaje en esta frontera es muy particular, por ejemplo, en el número 428 de la céntrica calle E. Calvillo encontramos un “amable y muy cordial” aviso de no estacionarse; si llueve, se inundan las calles y este desierto se vuelve un espejo de agua; si el día estátranquilo, no se debe descartar la posibilidad de quedar atrapado en medio de una tormenta de arena en pleno centro; si hace calor, no es problema ir a refrescarse en el Río Bravo y tirarse unos clavados justo en esas aguas en la que al año mueren decenas de personas en su trayecto hacia los Estados Unidos.

Desde sus orígenes como Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de Los Indios Mansos del Paso del Río del Norte, allá por 1659, este sitio ha sido un escenario de múltiples hechos históricos; sin embargo, quisiera destacar el carácter de las personas que escogieron vivir allí, quienes siempre supieron imponerse a las adversidades de vivir en medio del desierto, a la vera de un río que curiosamente, del lado estadounidense se llama Río Grande, mientras que para México siempre ha sido un Río Bravo.

Es una urbe en constante movimiento, de tal forma que hoy día, junto con la ciudad de El Paso, Texas, conforma la segunda zona metropolitana trasnacional más poblada de México y los Estados Unidos, pues su permanente oferta de trabajo en la industria maquiladora continúa atrayendo a personas de todas partes.

Ciudad Juárez, Chihuahua. ©J. GUADALUPE

II

Quien viva en Juárez sabe que siempre existe una manera de cruzar la frontera, ya sea de manera legal o ilegal; los estudiantes y trabajadores a diario cruzan, la industria maquiladora mueve cientos de toneladas de productos por los puentes internacionales; pero también el crimen organizado hace uso de todos los recursos a su alcance para imponer su agenda, y a diario movilizan millones de dólares en sustancias ilícitas y armas sin que lesimporte la seguridad de las personas, por lo que las posibilidades de morir en la línea son muy reales. Así la ruta al borde del país.

Allá por los años 50 del siglo XX, el escritor Juan Rulfo, en su cuento Paso del Norte, señalaba el magnetismo que desde siempre ha tenido esta frontera para con las personas. En el relato describe el martirologio de un sujeto sin nombre que desde su pueblo migró pensando que nada más era cuestión de “ir y volver, ya vio, el Carmelo regresó rico, trajo hasta un gramófono y cobra la música a cinco centavos”, y así como el fin de este personaje fue adverso, también lo es el destino de millones de personas que no logran cruzar la frontera: poco a poco, sus cuerpos se convierten en parte del polvo del desierto.

III

El inicio del milenio fue terrible para mujeres de Juárez. Los días 6 y 7 de noviembre de 2001 fueron hallados ocho cuerpos femeninos en un predio ubicado al frente de las oficinas de la Asociación de Maquiladoras de Ciudad Juárez. El número de mujeres asesinadas, o al menos las que se pudieron contabilizar hasta entonces rebasaba ya los 300, así que las autoridades fueron obligadas a tomar en serio el asunto de los feminicidios.

Ayudó mucho la actitud decidida de las madres de las asesinadas que iniciaron la búsqueda incansable de los cadáveres de sus hijas por las brechas del desierto, tal como lo hizo Antígona en aquel episodio en la mitología griega, en el que desacata las órdenes del rey tebano Creonte para ir a buscar el cuerpo insepulto de su hermano Polinices y enterrarlo con los respetos debidos.

Los cuerpos abandonados en las brechas sólo eran la parte visible del iceberg, ya que por cada mujer asesinada, en ese mismo momento otras 10 eran obligadas a prostituirse en las calles del centro de la ciudad; por cada foto en el milagrero del templo de San Lorenzo, se duplicaban los reportes de desaparición o asesinato a manos del crimen organizado o en el peor de los casos, a manos de algún familiar, amigo o conocido.

La trata de personas con fines de explotación sexual, el negocio internacional de tráfico de órganos, la realización de contenido pornográfico y videos snuff, todas actividades criminales relacionadas con los asesinatos de mujeres quedan impunes gracias a la infinidad de huecos legales y jurídicos, así como una legislación local que penalizaba con cárcel y sin posibilidades de pagar fianza a quien robara una vaca, y en cambio permitía “la reparación del daño” a quien abusara sexualmente de una mujer.

Fue hasta entonces que corporaciones e instituciones internacionales como el FBI, Amnistía Internacional y hasta Hollywood voltearon a ver el Caso Juárez. Así, en 2007, Amnistía Internacional premiaba a Jennifer López por su película BorderTown, y en 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hizo historia emitiendo una sentencia condenatoria contra el Estado Mexicano por el asesinato de las mujeres en el lote algodonero.

Nada de esto erradicó o disminuyó los crímenes. En 2019, año en que la señora Paula Flores acudió a su última audiencia a la CIDH, los asesinatos en Ciudad Juárez sumaban más ya de mil 800, cifra muy lejana de los 300 que provocaron el hartazgo internacional. A la fecha es un tema con muchos pendientes que resolver.

IV

“Son las once de las noche, oigo música en los bares, mi querida ya me espera en una calle de Juárez”, dice Paulino Vargas en su corrido Contrabando de Juárez, una canción compuesta en los 50´s. Y es que desde ese entonces existía ya una asociación entre Ciudad Juárez y la idea de que las 24 horas eran sólo diversión y excesos, tal y como se escucha también en el tema El Noa Noa, del compositor Juan Gabriel.

La información generada en la zona roja de Juárez, su cercanía al cruce internacional Paso del Norte y su latir en pleno corazón urbano de la ciudad, hizo que por muchos años fuera una de mis áreas más fotografiadas. Irónicamente, los nombre de las calles Gardenias, Azucenas, Begonias, contrastaba con lo sucio del entorno, con lo marchito del gesto de los hombres, mujeres y niños que ahí trabajaban.

Hay quienes localmente usan el nombre de “Marischool”, para referirse a lo que pasa en la bulliciosa Calle Ignacio Mariscal, término relacionado con su intensa vida comercial, de entretenimiento y por todos los negocios sucios que ahí se trataban, por todos los delitos que ahí a diario se consumaban. “Cada callejón, cada tugurio, es una especie  de escuela del crimen, donde los alumnos más aventajados son los que más se divierten, pero también… los que menos viven”, tal y como lo describió un amigo de la mismísima colonia BellaVista.

A pesar de su cercanía con el Cruce Internacional y de que corre paralela a la Avenida Juárez, la zona roja siempre fue como una especie de hija bastarda de la vida fronteriza, los bares de la Mariscal o la Degollado siempre fueron muy concurridos, pero carecieron del glamour de las cantinas y salones de baile de la Juárez que atrajeron a mediados de la década de los 60´s a Liz Taylor, Frank Sinatra, Richard Burton o Marilyn Monroe quienes, se afirma, pasaron a celebrar sus respectivos divorcios.

Entonces y con las debidas reservas del caso, este localismo podría utilizarse para todo lo que pasa en la ciudad, ya que toda ella es un punto de tránsito y aprendizaje; pues según se mire, aquí inicia o termina la nación, el mítico cruce por el que pasan los sueños de miles de personas que lo cruzan al año y logran la prosperidad y bonanza económica, o bien es el oscuro sitio donde topa toda esperanza de quien no pudo cruzar ni de manera legal ni de manera clandestina al otro lado y, en el peor de los caos, se quedan atrapados por las redes de trata de personas y terminan como carne de cañón en alguno de los “centros de diversión” que abundaban por toda la ciudad.

Juárez es una ciudad dinámica, siempre cambiante. Cada que vuelvo hay algo distinto.Irónicamente, de los últimos temas que documenté fue el proceso de demolición de las viejas edificaciones que albergaron cines, bares, billares, almacenes, prostíbulos, hoteles en la zona centro, pues iniciaba un programa de reordenamiento urbano y  comercial que renovó el rostro de esta ciudad.

Sin embargo, si se camina con más detenimiento y se observa al fondo de los callejones, se puede percibir la existencia de viejas prácticas que se niegan a irse y continúan presentes en la vida fronteriza.

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