ARTE INDÍGENA… ¡NO SE LA PIERDA!

© Guadalupe del Carmen Cab Briseño
Quedan pocos días y vale la pena. Pocas son las oportunidades que se tienen de ver, reunida en un solo recinto, la obra de arte contemporánea que se está haciendo en las comunidades indígenas de todo el continente.
Las obras en barro y cerámica, la pintura, los textiles y de forma muy destacada la fotografía y el video, pueden dar sorpresas a los contemporáneos urbanos. El uso de la cámara estenopeica, los encuadres novedosos, la llamada foto construida para contar historias de la comunidad y videos que de ninguna manera deberían de dejarse pasar, forman parte de una exposición realmente especial.
De entre las 147 propuestas revisadas por el jurado, la obra de 48 artistas indígenas de toda América conforma la muestra de trabajos presentados a la convocatoria de la Primera Bienal Continental de Artes Indígenas Contemporáneas, que se expone en la sala “Guillermo Bonfil” del Museo Nacional de Culturas Populares, en el marco de la celebración de los primeros 30 años del recinto,  hasta el 14 de octubre de este año.
© Bella Flor Canche Teh
La muestra presenta una mirada diversa sobre las creaciones artísticas de los pueblos indígenas del continente americano, reuniendo una selección de los mejores trabajos que dialogan con sus tradiciones y el presente a través de las artes visuales.
Las obras fueron seleccionadas por un jurado conformado por Dore Ashton, experta en arte contemporáneo; Ticio Escobar, ministro de Cultura de Paraguay y experto en arte y cultura popular e indígena latinoamericana; Susie Silook, artista yup’ik de Alaska y especialista en arte indígena contemporáneo de Norteamérica; Cándida Fernández, experta en arte popular mexicano y latinoamericano; y el artista y curador de la Bienal, Juan Rafael Coronel Rivera.
©Edgar Humberto Canul González
La diversidad de lecturas del jurado se expresa en la diversidad de los artistas expuestos. Creaciones netamente tradicionales que, al mantener su vigencia a través de los años, marcan una tendencia innovadora que incorpora elementos actuales, renovando lo hecho durante generaciones. Obras realizadas sobre soportes netamente contemporáneos que expresan su ser indígena en la cultura de sus creadores.
Artistas indígenas nacionales y extranjeros que en cada pieza materializan significados ancestrales revestidos de contemporaneidad, tradición e innovación en un diálogo incesante: zapotecos, wixárikas, triquis, kumiais, p’urhépechas, nahuas, amuzgos, otomíes, mixes, mixtecos, mayas yucatecos, tsotsiles y tzeltales de nuestro país. Del resto del continente, apreciaremos las propuestas estéticas contemporáneas y técnicas tradicionales de yanomamis, wayúus, awajún/aguarunas, apaches, navajos, mayas tz`utujil, kaingángs, chitimachas, inupiaqs, gunas, pataxós, kichwas, tiguas, uitoto-aymenus, quichuas, cochas y aleuts.
© Silvia Patricia Martín Briceño
Esta primera iniciativa en materia de arte indígena a nivel continental abre una brecha en la percepción que sobre las creaciones artísticas de los pueblos originarios se tiene, no sólo en la esfera social, sino en los ámbitos culturales y artísticos de los distintos países de América. El arte indígena está vivo y constantemente innovando. Sin renunciar a su identidad, sus creadores hacen una importante contribución a su herencia cultural, reelaboran diseños, mitos y símbolos, generando un estilo actual inspirado en sus tradiciones pero en constante referencia al contexto actual.
La fascinación que causa la estética indígena plasmada en las obras de esta exposición, sus formas y colores, nos remite a un pasado que reconocemos como origen, a la par que es un espejo de las problemáticas actuales que vivimos cotidianamente.
Frente a un mundo que discrimina y margina, la calidez e imaginación incesantes de las poblaciones indígenas, mostradas cruentamente en algunas obras, nos provee de experiencias estéticas que replantean nuestro ser en el mundo y la forma en la que nos relacionamos con los otros, en especial con los pueblos originarios.

Entre las obras encontraremos el trabajo galardonado con 10 mil dólares, de Sheroanawe Hakihiiwe, artista yanomami venezolano, creador de una instalación de nueve piezas de papel de algodón hecho a mano llamada Wathä Oni – Gran serpiente tragavenados; el documental de Estercilia Simanca Pushaina, Nacimos el 31 de diciembre, que muestra el abuso que sufrieron por parte del gobierno colombiano los indígenas wayúu al cambiar sus nombres por insultos. Después de una ardua discusión, el jurado decidió dividir el último premio entre dos series fotográficas Báalam. To’on k ch’i’ibalo’on, de la artista maya Bella Flor Canche Teh; y Loö litz beë, del artista zapoteco Baldomero Robles Menéndez.
(Fuente: Con información de Miriam Morales-CONACULTA)

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