PIONEROS DEL FOTOPERIODISMO DE GUERRA

Mondragón y Díaz calculando sus tiros sobre Palacio Nacional. Febrero, 1913. Fondo Casasola. © Foto Sinafo-Fototeca Nacional/INAH
Hace 100 años, la Ciudad de México fue por última vez un escenario bélico, esos hechos aciagos de febrero de 1913 que configuran la llamada Decena Trágica, serán revisados por una veintena de investigadores, a partir de las imágenes que de ella generaron un importante número de fotógrafos mexicanos, quienes se convirtieron en pioneros del fotoperiodismo de guerra.
Para Samuel Villela, Rebeca Monroy y Daniel Escorza, coordinadores del coloquio y la exposición: La imagen cruenta. Centenario de la Decena Trágica, que organiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), se trata de una conmemoración que permite reflexionar sobre nuestra soberanía, pues en ese momento se truncó el proceso democrático surgido del triunfo maderista.
Historiadores e historiadores de la imagen abordarán —el 7 y el 8 de febrero— los hechos previos y posteriores al golpe de los generales porfiristas al gobierno de Francisco I. Madero, la traición de Victoriano Huerta y la confabulación del embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, pero desde la mirada de la prensa y los documentales de la Decena Trágica.
De los aproximadamente 80 fotógrafos, entre profesionales y aficionados, que se estima capturaron los combates, los repliegues, el éxodo de los capitalinos, los destrozos, el horror y la muerte, poco a poco se han ido revelando una decena de autores que hallaron, principalmente en las revistas ilustradas y los diarios, un espacio para narrar visualmente esos infaustos días.
Tiradores frente a Palacio Nacional. Febrero, 1913. Fondo Casasola. © Sinafo-Fototeca Nacional/INAH
Hasta hace unos años, antes que los historiadores indagaran en las imágenes publicadas sobre el suceso —revisión que permitió atribuir algunas de ellas—, los fotógrafos de la Decena Trágica vivían en el anonimato dentro de los fondos de la Fototeca Nacional, entre ellos el Casasola, uno de los principales corpus de la fotografía documental de la Revolución.
Ahora se sabe —precisó el antropólogo Samuel Villela— que Eduardo Melhado y Samuel Tinoco laboraban para Novedades y La Semana Ilustrada, respectivamente; Abraham Lupercio para El Imparcial, Ezequiel Carrasco para Revista de Revistas, Manuel Ramos para El mundo, Antonio Garduño para El Diario, y Gerónimo Hernández para el diario maderista Nueva Era. Otros autores importantes fueron Heliodoro J. Gutiérrez y Sabino Osuna.
“Esto convierte a la Decena Trágica en el suceso revolucionario que tuvo la mayor cobertura por parte de fotógrafos nacionales (exceptuando al alemán Hugo Brehme); contrario, por ejemplo, a la Toma de Ciudad Juárez, donde los fotógrafos estadounidenses tuvieron una presencia mayoritaria”, destacó el investigador de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del INAH.
Civiles llevan herido al puesto de socorro en Av. San Francisco. Febrero, 1913. Fondo Felipe Teixidor. © Sinafo-Fototeca Nacional/INAH
En efecto, abundó a su vez el historiador Daniel Escorza, del Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), esos diez días, entre el 9 y el 18 de febrero de 1913, fueron los más capturados de la Revolución Mexicana, junto con la Toma de Ciudad Juárez, en 1911, y la Invasión Norteamericana de Veracruz, en 1914.
A pesar de los esfuerzos por sacar del anonimato, tanto a fotógrafos como cinefotógrafos, en opinión de Samuel Villela existe un gran legado visual pendiente de procesar, y también falta valorar el trabajo que este gremio realizó con gran profesionalismo y bajo el riesgo de perder la vida, como fue el caso de Miguel Casasola (hermano de Agustín Víctor), quien fue herido en una de las contiendas de la Decena Trágica.
Por las imágenes, en las que incluso aparecen algunos de ellos, es posible intuir que los fotógrafos solían moverse en pequeños grupos por motivos de seguridad. De acuerdo con Samuel Villela, para 1913 había una idea de solidaridad gremial, ya que dos años antes se había fundado la Asociación Mexicana de Fotógrafos de Prensa, y se montó la primera Exposición de Arte Fotográfico, la cual fue inaugurada por el entonces subsecretario de Instrucción Pública, Alberto J. Pani.
Artillería e infantería del Ejército Federal durante el combate. Febrero, 1913. Fondo Felipe Teixidor. Foto: © Sinafo-Fototeca Nacional/INAH
Lo mismo para capturar el momento, como por su vida, todos estos fotógrafos corrieron en las calles y avenidas que cubrían el perímetro entre la Plaza de Constitución y La Ciudadela, en ese entonces, la Fábrica Nacional de Armas, donde se atrincheraron los sublevados, encabezados por Félix Díaz.
“De manera que las imágenes nos dan una idea de los actores, entre los que destacan las tropas, Victoriano Huerta, Bernardo Reyes, Félix Díaz, Manuel Mondragón, la gente de a pie…, y de los puntos donde sucedieron los eventos, sobresalen Bucareli con el Reloj Chino destrozado o la Sexta Demarcación, que hoy es sede del Museo de la Policía”, señaló Villela.
No obstante el desenvolvimiento de los fotorreporteros, la historiadora Rebeca Monroy precisó que por obvias razones hay dos momentos clave dentro de la Decena Trágica, de los que no se conocen imágenes: los asesinatos de Gustavo A. Madero (a quien torturaron en La Ciudadela), y del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, en un callejón cercano a la Penitenciaría de Lecumberri.
Los investigadores Daniel Escorza, Rebeca Monroy y Samuel Villela, coordinadores del coloquio. Foto: © Melitón Tapia / INAH
A decir de la investigadora de la Dirección de Estudios Históricos (DEH), varios de estos fotógrafos, procedentes de la fotografía de gabinete o la Academia de Bellas Artes, como Antonio Garduño, acostumbrados al retrato de estudio (heredero de la tradición pictorialista), tuvieron que trastocar esa manera de captar la imagen al afrontar la guerra.
“Sí hay fotos en las que se ven posados los personajes, a los jóvenes con su fusil, pero los eventos les empiezan a marcar cambios para capturar el momento en la refriega.
“La técnica era limitada, lo más rápido podía ser un décimo de segundo, y bajo ciertas condiciones de luz, hasta un cincuentavo de segundo, pero no era la instantaneidad a la que estamos acostumbrados hoy en día. Muchos cargaban con tripié y cámaras de cajón, solo Agustín Casasola tenía una Reflex, que era más ligera”, refirió Rebeca Monroy.
Ese dinamismo es el que se observa en las fotografías del Sinafo que integran la exposición: La imagen cruenta, pues la idea es “mostrar cómo la cobertura de estos hechos, trastocaron la iconografía en México y muchas de éstas fueron publicadas en el extranjero (un medio importante de circulación fueron las casas productoras de postales como Miret). No se quedaron en casa”, concluyó la historiadora.
Coloquio y exposición
El coloquio: La imagen cruenta. Centenario de la Decena Trágica, organizado conjuntamente por la DEH, la DEAS y el Sinafo, se desarrollará el jueves 7 y viernes 8 de febrero, en las instalaciones de la Dirección de Estudios Históricos del INAH: Allende 172, en el centro de la delegación Tlalpan.
Con la participación de especialistas como Carlos Martínez Assad, John Mraz, Ariel Arnal, Miguel Ángel Berumen, Antonio Saborit, Mayra Mendoza y Ángel Miquel, entre otros, las ponencias se desarrollarán de 10:00 a 14:00 horas.
Bajo el mismo título que el encuentro académico, la muestra fotográfica estará integrada por poco más de 20 imágenes, procedentes del Sinafo, casi todas ellas inéditas, será itinerante y permanecerá en la DEH hasta el próximo 15 de marzo.
(Fuente: INAH)

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