LOS CONJURADOS
La exposición fotográfica Los conjurados, de Alberto Tovalín, estará hasta el 2 de mayo en la Casa de la Cultura Virginia Fábregas, en Yautepec. Esta muestra reúne una serie de retratos de escritores mexicanos que el artista ha venido realizando desde finales de la década de los ochenta.
En palabras de Luis Felipe Fabre «en primer lugar, salta a la vista la conquista de un estilo que distingue su trabajo de proyectos similares: su mirada desacralizadora, lúdica, antisolemne, cargada de un humor más alegre que irónico pero nunca exenta de malicia. Y todo esto, sobre el melancólico telón de fondo que le es propio al arte fantasmático de la fotografía. Tovalín propone en sus encuadres una lectura del retratado pero dispara en el instante preciso en el que la “pose” se quiebra (sin desaparecer del todo) para dar paso a la revelación de una verdad impredecible y en ocasiones desparpajada: la irrupción de un espíritu chocarrero. Nada de monumentos fúnebres ni tiesos homenajes: el resultado es justo el contrario al de una estatua de bronce».
«La cámara desacralizadora de Tovalín despoja a los escritores retratados de toda parafernalia escritural y pose literaria: en la mayoría de las fotos no hay enormes libreros como telón de fondo, ni escritorios, cuadernos o pantallas en blanco; ninguno de los retratados aparece escribiendo, leyendo, declamando o autografiando alguno de sus libros».
La coordinación de Museos y Exposiciones y el Fondo Editorial del Instituto de Cultura de Morelos (ICM) invitan a visitar esta exposición para descubrir la magia de estos retratos, un préstamo de la colección de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.
En palabras de Luis Felipe Fabre «en primer lugar, salta a la vista la conquista de un estilo que distingue su trabajo de proyectos similares: su mirada desacralizadora, lúdica, antisolemne, cargada de un humor más alegre que irónico pero nunca exenta de malicia. Y todo esto, sobre el melancólico telón de fondo que le es propio al arte fantasmático de la fotografía. Tovalín propone en sus encuadres una lectura del retratado pero dispara en el instante preciso en el que la “pose” se quiebra (sin desaparecer del todo) para dar paso a la revelación de una verdad impredecible y en ocasiones desparpajada: la irrupción de un espíritu chocarrero. Nada de monumentos fúnebres ni tiesos homenajes: el resultado es justo el contrario al de una estatua de bronce».
«La cámara desacralizadora de Tovalín despoja a los escritores retratados de toda parafernalia escritural y pose literaria: en la mayoría de las fotos no hay enormes libreros como telón de fondo, ni escritorios, cuadernos o pantallas en blanco; ninguno de los retratados aparece escribiendo, leyendo, declamando o autografiando alguno de sus libros».
La coordinación de Museos y Exposiciones y el Fondo Editorial del Instituto de Cultura de Morelos (ICM) invitan a visitar esta exposición para descubrir la magia de estos retratos, un préstamo de la colección de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes.