LA LIMPIEZA DE LOS SANTOS RESTOS
La villa de Pomuch, que en maya significa “lugar en donde se asolean los sapos”, se ubica a 70 kilómetros de la capital del estado de Campeche, en el municipio de Hecelchakán.
Cada año, previo a los festejos del Día de Muertos, los habitantes acuden al panteón desde muy temprana hora para realizar la tradicional “Limpieza de los santos restos”.
Desde hace más de 18 años Venancio Tuz Chí es el sepulturero del poblado, en estas fechas ofrece sus servicios de limpieza y cambio de paño por la módica cantidad de 20 pesos. “Así como lo realizaron nuestros ancestros mayas, después de permanecer tres años enterrado, el cadáver es exhumado y listo para la primera limpia. En algunos casos debemos esperar más tiempo debido a que el difunto seguramente tomó mucho medicamento y por eso, su cuerpo se encuentra en estado momificado”, señala.
Sin guantes ni cubre bocas, hombres y mujeres inician con el ritual extrayendo la osamenta del nicho. Utilizando una brocha o pedazo de tela limpian con cuidado y esmero cada uno de los huesos, para quitarles el resto de piel y polvo desde el más pequeño, hasta llegar al cráneo. Mientras los asean, las familias tienen la costumbre de platicar con los occisos para mantenerlos al tanto de lo que sucede en el poblado o familia.
Después de la limpieza, cada uno de los restos se acomoda cuidadosamente adentro de la caja adornada con manteles nuevos y coloridos bordados. De acuerdo a los pobladores, las cajas deben permanecer abiertas con los cráneos expuestos al exterior, pues es parte de la tradición que reciban los rayos del sol y el aire fresco en estos días de festejos. Una vez depositadas las cajas con los restos al interior del nicho, los familiares colocan flores y encienden veladoras para alumbrar a las ánimas en su camino de regreso. Este peculiar ritual se realiza del 25 de octubre al 2 de noviembre.
Con información de Martín Zetina
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