LA MATERIA REAL DE LO FANTÁSTICO

Dulce Pinzón inició en la fotografía con intentos de fotografía documental clásica, recordando a Manuel Álvarez Bravo y Flor Garduño, sin encontrarse nunca realmente en los resultados de sus imágenes. El camino no era el personal.
Poco a poco, al trabajar con distintas series como Viviendo en el gabacho, Multiracial o Lotería, encuentra su lenguaje personal en la ruptura de la tradición: eran los noventas y surgían fotógrafos como Daniela Edburg, Pablo López Luz o los Montiel Klint, que apostaron por la puesta en escena y el arte conceptual para responder a cuestionamientos personales pero también sociales que indicaban un cambio en las tradiciones del lenguaje visual.

A los 19 años se muda de Puebla a Pensilvania, buscando adentrarse en la fotografía y trabajando al mismo tiempo: de niñera, mesereando o lo que estuviera a su alcance, hasta terminar su periodo de estudiante y la dinámica se convierte en viajes constantes entre México y Estados Unidos, proceso en el que vuelve consciente de las dificultades de ser migrante, pasando de ser una “clasemediera” en mi país, dice, a un “latino más”.
Esa misma consciencia es la que la lleva a involucrarse con el trabajo social, trabajando primero en la ONU y después en organismos autónomos de impactos más inmediatos, siendo maestra de inglés para migrantes de habla hispana. Es allí donde conoce a los personajes que pronto van a ser los protagonistas de sus fotografías: meseros, obreros, repartidores de comida, limpiavidrios: la clase trabajadora que se aventura a la otra vida por las escasas oportunidades laborales que ofrece su país.

El trabajo de Dulce, aunque partiendo de la vida real, logra un sabor agridulce en la boca, combinando el género documental con la puesta en escena de los trabajadores en su vida cotidiana. Al respecto, comenta que su intención fue ver desde otra perspectiva al migrante, “ya basta de imágenes de dolor, de piernas cortadas, de personas que sufren… el dolor nos aleja de las cosas, yo quise atacarlo desde la ironía, uno siempre se queda con las cosas buenas, las que dan alegría y te hacen reir; cuando ves las fotos lo primero que te provoca es la risa, lo simpático, pero cuando lees el contenido, se trata de un trabajo serio”.
La dinámica con sus personajes surge poco a poco, primero en el trato personal por la relación alumno-maestro, situación que se va cuajando en el set fotográfico, traspasando esa barrera que se suele tener entre el sujeto fotografiado con el fotógrafo, y poco a poco ir construyendo esas historias que, sabidas desde adentro, entre vivencias personales y relaciones sociales, fácilmente vamos identificando como nuestras… “el extraño se convierte en tu paisano”, sonríe.
Editorial RM se da a la tarea de editar ésta serie sobre los migrantes en Estados Unidos titulada La verdadera historia de los superhéroes, compuesta de 20 retratos a color. RM es una casa editorial dedicada al arte contemporáneo y fotografía, difundiendo el trabajo de reconocidos fotógrafos como Graciela Iturbide, Pablo Ortiz Monasterio o Paolo Gasparini.

La serie ha tomado camino: ha recorrido países como Turquía o Uruguay, a la par de subastas en Sotheby’s y becas del FONCA, pero Dulce ha empezado ya dos nuevas series que pronto nos dará a conocer, una titulada The wonderfull life of Andy, sobre la vida en pareja de uno de los integrantes del trío de rockabilly los Rebel Cats e Historias del paraíso, en donde cuestiona la relación destructiva que los seres humanos guardan para con la naturaleza.
Joyce García

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Un comentario

  1. el dialogo de los jóvenes creadores cada ves proponen mas la interacción de su propuesta artística y conceptual con lo social , palabras claras que nos acercan a Dulce Pinzon gracias Joyce Garcia

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