MONTERO, FOTÓGRAFO DE OPOSICIÓN
Casi medio siglo permaneció en la obscuridad el Archivo Tomás Montero, y un archivo que no se mira no cumple con el propósito primordial de la fotografía: ser visto. Un fotógrafo reaparece cuando los negativos cumplen su proceso y se convierten en imágenes que sean reflejo de antaño, hasta que encuentra un lugar de exhibición en donde un nuevo público puede visitarlo y revivirlo: el museo, una galería, en este caso el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El “fotógrafo de la oposición”, como lo considera el crítico portugués Antonio Rodríguez, idea que da nombre a la muestra, murió a los 56 años de edad, fue así como su momento fotográfico entró en receso hasta que la familia Montero comenzó el trabajo de rescate y conservación del archivo del fotoperiodista hace cuatro años. “Hacia los márgenes. Tomás Montero Torres, Fotógrafo de oposición”, se expondrá a partir del 22 de octubre y hasta marzo de 2015 en el CCUT.
Martha Montero, nieta del fotógrafo, que en su tiempo destacó por su ideología de contracorriente en oposición al discurso oficial de la época, es directora general del Archivo Tomás Montero Torres. Laura González, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es curadora de la muestra que se presentará en el Centro Cultural Tlatelolco (CCUT). Ambas fueron pieza clave para la presentación de esta muestra y compartieron con Cuartoscuro su experiencia en torno al redescubrimiento del trabajo fotoperiodístico del “fotógrafo de oposición”.
La familia esta de plácemes y contenta de trabajar de la mano de la UNAM la muestra que, a decir de Martha, “pone a Tomás Montero en el lugar que le corresponde dentro de la fotografía”. El archivo se distingue de otros porque se ha servido de las nuevas tecnologías para difundir, retroalimentar y resignificar las fotos que registró su abuelo, “es un archivo privado de interés público”, afirma.
A la muerte de Montero, el archivo estuvo en la oscuridad cerca de 40 años resguardado por su viuda María Luisa Butzmann. Hasta que Martha , Silvia, Claudia, y Julieta se interesaron en descubrir el legado de su abuelo.
Martha recuerda que Francisco Mata le hizo la sugerencia que no viera el archivo como el archivo de su abuelo, sino como el del fotoperiodista que fue, este consejo le ayudó a mirar de una manera distinta el trabajo de su abuelo. Continuó tocando puertas y llegó con Pedro Valtierra con quien trabajaron para dar a conocer en la edición 97 (agosto-septiembre, 2009) el artículo Tomás Montero Torres, mi abuelo y fotógrafo.
El archivo tiene un total de 87 mil negativos de los cuales se han revisado un estimado de 32 mil, así que resta mucho por descubrir de este fotógrafo que se distinguía de los demás porque no fue autodidacta como otros. Estudió en la Academia de San Carlos, le gustaba pintar y dibujar. “Pensábamos que al ser pintor es por eso que le gustaba la fotografía, pero fue al revés, se convirtió en fotógrafo porque se interesó por la pintura y otras artes que complementaron su carrera dentro del periodismo”, cuenta.
A diferencia de otros fotoperiodistas de la época que se alinearon bajo los designios del gobierno priísta o, debido a la fuerte censura, no concretaron la publicación de sus fotografías, Tomás Montero sí publicó. “La Nación”, revista oficial del PAN, que en aquel momento era un férreo opositor del gobierno, acogió al fotoperiodista y le permitió publicar las fotografías que servirían para contrarrestar el famoso “milagro mexicano” y demostrar a la sociedad que en el país no todo era color de rosa.
Martha comenta que indagando en el pasado de su abuelo descubrieron que convivió con el fotógrafo Julio Mayo, así que se dieron a la tarea de conseguir su teléfono hasta que lo contactaron, al hablar con Julio, el legendario fotoperiodista dijo a Martha que se acordaba a la perfección de su abuelo.
Silvia Montero, expresa que la muestra permitirá ver otra parte de la historia de México, y a su vez, se conocerá el trabajo del fotógrafo olvidado por la corta memoria de quienes escriben la historia.
Adelanta que la muestra se complementará con objetos y cámaras que utilizó Montero en su trabajo diario, así como mesas de reflexión en torno a su vida en el fotoperiodismo.
Rescate del Archivo
Pero, ¿cómo inició el rescate del Archivo? “Por petición de sus nietas, ellas me contactaron y me pidieron que les ayudara con el archivo”, cuenta Laura González, curadora de la muestra, quien tuvo su primer contacto con el Archivo Tomás Montero Torres en 2011.
Desde el inicio fue un proyecto ambicioso, pues del total de 80 mil negativos, que venían dentro de sobres rotulados por el autor, con una clasificación temática, sólo 5 mil estaban digitalizados. “No se puede conocer a un fotógrafo sólo a través de una cantidad tan mínima, así que nos propusimos digitalizar más”.
“A vuelo de cámara, Tomás Montero Torres”, fue el producto, en aquel entonces, del trabajo de digitalización de 20 mil negativos que Laura González y su equipo de trabajo del Diplomado en Historia del Arte, lograron reunir en una exposición en el Centro Cultural Clavijero de Morelia, Michoacán.
Sin embargo esa exposición nunca llegó a la Ciudad de México. “Cuando se la propusimos al CCUT nos pidieron algo especial, que involucrara una investigación nueva y que reflejara sólo la cuestión de los movimientos sociales y vida política de la época”, mencionó, “así que tuvimos que ‘peinar’ el archivo para agrandar nuestro conocimiento acerca de esos temas y pasamos de 20 mil a 30 mil negativos”, detalla.
No sólo se realizó la búsqueda en el Archivo Tomás Montero, sino que la investigación se amplió al Centro de Estudios, Documentación e Investigación sobre el Partido de Acción Nacional (Cedispan), pues Tomás Montero fue durante muchos años el fotógrafo oficial de la revista “La Nación”. Fue así como la investigación se convirtió en una búsqueda hemerográfica de las copias de época de los negativos que previamente ya habían identificado en el Archivo del fotógrafo, que eran usados en el proceso de imprenta de la revista. “Pudimos hacer el cotejo de cuáles fotos habían sido publicadas, cuáles editadas e investigamos en dónde se habían publicado las imágenes”, compartió la investigadora con respecto al proceso de investigación.
Fotografías perdidas en la historia, imágenes de la vida social, deportiva y política del país en aquellos años, inclusive hasta unos negativos de la primera exposición de fotoperiodismo mexicano en Bellas Artes en 1947, “nadie tenía esos negativos y los encontramos”, comparte entusiasmada la investigadora, se encontraron gracias a la investigación diaria. Paulatinamente, iban apareciendo personajes históricos dentro de las imágenes, como el sindicalista de izquierda, Vicente Lombardo Toledano, Ezequiel Padilla, quien fue contrincante de Miguel Alemán, los ex presidentes Lázaro Cárdenas y Miguel Ávila Camacho, relata la investigadora.
La intención de la curaduría es exhibir la parte humana de Tomás Montero, su cualidad “compasiva” como enmarca Laura González, su forma de trabajo que se distingue por un acercamiento entre el sujeto fotografiado y él. “Queremos que el espectador, sin muchas palabras, pueda ver la manera en la que Tomás Montero enfrenta el hecho fotográfico en donde se observa un diálogo entre el fotografiado y el fotógrafo”.
Resultado de un trabajo semanal de revisión de mil negativos por semana, la exposición, que reúne 170 objetos en sala, incluidas fotografías, impresiones de negativo, las pequeñas fotografías de época que encontraron en el Cedispan que datan de 1940 a 1957, y las reproducciones hemerográficas de la Revista La Nación; “servirá también para enseñar historia, pues los mexicanos tenemos ese problema, no conocemos mucho de la historia del país”.
Desde la toma, la selección, la edición, el trabajo y por último, la graficación del negativo, entendida como el proceso de diseño gráfico de una publicación, cada etapa del trabajo del fotógrafo de prensa, se podrán apreciar en la exposición, que se sirve de las cédulas informativas para presentar un trabajo integral en lo histórico. “Queremos que el público entienda el proceso del fotoperiodismo al mostrar la fotografía completa, la editada, y la fotografía impresa dentro de la página de la revista; hay un sentido de construcción de la imagen por parte del fotoperiodismo”.
Inauguración: miércoles 22 de octubre a las 19:00 hrs.
Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Ricardo Flores Magón 1. Col. Nonoalco-Tlatelolco,