EL MAÍZ DE NUESTRO SUSTENTO
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El maíz es central para la seguridad alimentaria y la cultura de la nación por ser su alimento básico: 53 por ciento de la ingesta calórica y 39 por ciento de la proteínica de la dieta nacional provienen del consumo directo del maíz, inicia el prólogo de “El maíz transgénico en México (en 15 píldoras)”, cuya edición estuvo a cargo de uno de los artistas plásticos más involucrados en la lucha contra los transgénicos, el oaxaqueño Francisco Toledo, quien presentó hace un par de semanas su más reciente trabajo “El maíz de nuestro sustento”, en donde intervino 42 fotografías referentes al maíz y al campo mexicano.
El fotógrafo Rafael Doniz, quien llegó a ser asistente de Manuel Álvarez Bravo, fue quien le donó a “Chico Toledo”, como lo conocen en el estado mezcalero, las fotografías impresas en papel algodón a partir de un proceso de digitalización de negativos de época, los cuales, indaga, datan de principios de siglo XX. “El material estaba muy dañado, lleno de rayaduras y pegado uno contra otro”, describe acerca del estado de los negativos.
El también coleccionista de fotografías antiguas relató que esos negativos llegaron a sus manos desde Puebla; alguien que conoce acerca de su pasión coleccionista le dio la libreta que contenía los cien negativos. “Primero no me atrajo mucho, pero en cuanto los vi me di cuenta de que eran campesinos, el tema de la siembra, visualicé uno y era un hombre que resaltaba con una mazorca; me atrajo mucho y los adquirí”, dice.
Después de tres años de haber guardado los negativos, que a la vista describían escenas de la vida rural en una hacienda y la siembra del maíz, “supe que Toledo tenía que verlos; lo conozco desde hace muchos años y sé que tiene un gran respeto por la fotografía, además él también es fotógrafo”, agregó y enfatizó que el artista además fue promotor de la fundación del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo en Oaxaca.
“Cuando volvieron a la vida esas fotografías se las llevé; no imaginé que le conmocionarían tanto que hasta dejó su trabajo de lado y dijo ‘las voy a intervenir, son fantásticas, conmovedoras’, pasaron sólo diez días cuando regresé a Oaxaca y me mostró lo que había hecho con algunas”. Se parecen a las postales de principio de siglo que solía colorear Guillermo Kahlo, le mencionó, a lo que después el artista oaxaqueño confesó que las intervino de esa forma con ayuda de pasteles porque le recordaba mucho a las postales de Juchitán de su infancia.
Las fotografías que reaparecieron cien años después resultaron ser producto, según las pistas que tiene el coleccionista, después de que una mujer de Guadalajara reconociera las imágenes durante la inauguración de la exposición “El maíz de nuestro sustento”, de la lucha de un hacendado y pensador de izquierda, Seferino Domínguez (¿1875?), originario de Puebla quien poseía entre sus bienes tres haciendas, la de Santa María, Río Grande, Coahuila, otra en Morelos y una más en San Juan Machorro, distrito de Tecamachalco, a unos kilómetros de Atlixco, Puebla.
“Una de las fotografías que rescaté mostraba un costal con la leyenda ‘Hacienda de Santa María, Coahuila’, en la parte superior del saco muestra el nombre de Seferino Domínguez”, comparte que fue la pista inicial para conocer el origen de las fotografías. “La mujer de Guadalajara envió un correo electrónico a la galería Juan Martín en donde mencionaba que había reconocido las fotografías de un libro que había adquirido precisamente porque las imágenes captaron su atención”. Más tarde, según relata Rafael, los indicios lo llevarían al título del libro: “La Agricultura”, editorial y papelería «La Helvetia», fechado en 1913, publicado, se cree, con recursos del hacendado.
La investigación no concluyó ahí, el nombre de Seferino Domínguez todavía era una incógnita hasta que halló un artículo en donde el historiador Tonatiuh Romero Contreras cita el nombre de Seferino y se refiere a él como “un populista, en el buen sentido de la palabra», acalara Rafael, un hombre que en plena Revolución luchaba por aportar una solución a la crisis agraria de ese momento. “Al parecer él creía que la solución estaba en darle al pueblo el conocimiento de trabajar la tierra, tenía una clara influencia de Doroteo Arango; había viajado a Europa para conocer el desarrollo de la agricultura ahí”, comenta.
“La agricultura vencerá a la guerra”, aparece en el libro de 1913… “curiosamente”, menciona el coleccionista, “se asemeja a una inscripción que viene en la parte trasera de la libreta de negativos, que no había notado hasta apenas un par de días antes de la inauguración de la muestra: ‘De la creación al trabajo; de la destrucción a la guerra’; ambas ideas me recuerdan a la lucha de Francisco Toledo en contra de los transgénicos”, apunta, “Chico Toledo no ha perdido piso, él es como el árbol del tule, con una profunda raíz a su tierra, a su lugar y a su país”, comparte entusiasmado.
Fueron aproximadamente 5 meses los que Rafael Doniz invirtió en el rescate de aquellos negativos, pues la digitalización la realizaba paulatinamente durante su tiempo libre. “Me gustaría descubrir quién es el fotógrafo, hay una pista que indica que se puede tratar de alguien ‘Kaizer’, se tendría que plantear una nueva exposición con las fotografías tal cual, sin intervenirse, para descubrir toda la trama que hay detrás”.
“El trabajo que hizo Toledo se asemeja a un toque mágico, una especie de cuento que debe ser difundido entre los jóvenes y en las universidades para que el tema de los transgénicos se convierta en reflexión, pues la lucha empezó cien años atrás, como lo vemos con Seferino Domínguez”, concluye. Una lucha noble a la que se siente ligado pues la globalización está a la vista de todos, señala, “es el resultado del trastoque de lo natural, el cambio climático, el cáncer”.
“Una de las tácticas de la globalización es acabar con la raíz de los pueblos para que la gente no tenga identidad, ni valores profundos; los seres humanos somos como los árboles, sin raíces nos derrumbamos, no quiero ver a mi país en la ruina”. El hallazgo de estos cien negativos produjo además de una intervención por parte de Francisco Toledo, un recordatorio del cuidado que debe abundar en torno a nuestros orígenes: el maíz de nuestro sustento. Según lo dicho por él, en el valle del Yagul en Oaxaca, están las mazorcas más antiguas del planeta, motivo suficiente para pensar en aquel sustento.
«El maíz de nuestro sustento» se exhibe en la Galería Juan Martín, Dickens 33-B, Polanco.
Abierta al público hasta el jueves 30 de octubre.
Horarios: 10:30 a 14:00, 16:00 a 18:30 hrs. Sábados de 10:30 a 14:30
Hermosas pinturas y un gran reconocimiento a nuestro MAÍZ, base de nuestra alimentación, muchas Felicidades.
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