UNESCO reconoce Colección fotográfica de la Biblioteca del INAH como Memoria del Mundo
La Colección Álbumes de Fotografía Histórica de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), quedó formalmente inscrita dentro del programa Memoria del Mundo de México, de la UNESCO, informó recientemente el INAH. La distinción de esta serie de fotografías, organizadas en 72 álbumes y bajo custodia del Instituto Nacional de Antropología Historia (INAH-Conaculta), “es un acto de justicia y orgullo para mostrarle al mundo la maravillosa aportación que desde siglos ha hecho nuestro país”, destacó Mario Chacón, secretario general de la Comisión Mexicana de Cooperación con la UNESCO, al hacer entrega de la constancia de registro de esta colección conformada por tres mil 200 imágenes, captadas entre 1869 y 1949, que dan cuenta del proceso de la formación de México como nación.
Memoria del Mundo es una iniciativa impulsada por la UNESCO en 1992, orientada a proteger y promover el patrimonio documental del orbe, a través de la preservación y acceso al mismo. A partir de 2010 este esquema se enriquece al incorporar, además de documentos, diversos soportes fijos, como cintas de audio, videogramas y fotografías.
Con la presencia de Rosa María Fernández, presidenta del Comité Mexicano Memoria del Mundo, de la UNESCO; Julieta Gil, directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, explicó que el acervo de imágenes del INAH fue distinguido por su originalidad, su perfecto estado de conservación, las decenas de investigaciones que se han realizado a partir del mismo, y por contar con una catalogación y digitalización que han permitido el acceso para su consulta. Detalló que se trata de imágenes capturadas por los más destacados fotógrafos de la época, como Lorenzo Becerril, Désiré Charnay, Henry Jackson, Hugo Brehme y Alfred Briquet, entre otros, muestran el imaginario nacional e internacional de la nación mexicana que se estaba formando en ese lapso.
Las tres mil 200 imágenes están organizadas en 72 álbumes, que dan cuenta del paisaje, el desarrollo económico y urbano, la vida social de la ciudad y del campo, las investigaciones arqueológicas y de la erección de las principales construcciones y monumentos mexicanos, como el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana y la Basílica de Guadalupe, entre otras.
“En los albores del siglo XX la fotografía tuvo un papel importante, puesto que ofrecía ventajas y cualidades superiores al dibujo. La foto permitió el registro ilustrado de códices, manuscritos, piezas y sitios arqueológicos que facilitó su investigación”, indicó Julieta Gil.
Las imágenes relativas a zonas arqueológicas son en su mayoría bitácoras de trabajo de investigadores como Leopoldo Batres durante su trabajo en Teotihuacan, y de Franz Blom en los sitios del área maya como Palenque, Chichén Itzá y Uxmal.
Así mismo, la colección registra los hallazgos arqueológicos, al mismo tiempo que deja ver al Calendario Azteca, cuando estuvo empotrado en un costado de la Catedral Metropolitana, y la escultura de la Coatlicue, en la Real y Pontificia Universidad, a finales del siglo XIX.
Otros de los recintos retratados en diversas técnicas fotográficas fueron: el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana, el Castillo de Chapultepec y el Panteón de San Fernando, así como la avenida Paseo de la Reforma, el Acueducto de Querétaro y la fuente del Salto del Agua.
Julieta Gil abundó que la Colección Álbumes de Fotografía Histórica abarca un periodo histórico importante, a partir del cual se perfiló la imagen de México hacia el exterior, y que se vio reflejada en el pabellón de la Exposición Universal de París, en 1890, y de lo cual da cuenta este acervo fotográfico.
Cabe resaltar que en esta memoria fotográfica también se incluyen imágenes alusivas a la Revolución Mexicana, fundamentalmente de aquellas que dan testimonio de cómo vivió la población el movimiento armado, así como de algunos de los festejos por el Centenario de la Independencia.
Con este nombramiento la BNAH tendrá mayores posibilidades de obtener financiamientos públicos, destinados a la preservación y difusión de este patrimonio de la humanidad. Así mismo, se habrá de trabajar en la publicación de estos 72 álbumes, con comentarios y prólogos de arqueólogos e investigadores del INAH.
Dicha distinción se suma además a la que recibió en 1997 esta biblioteca del Instituto Nacional de Antropología Historia (INAH-Conaculta), por su acervo de códices que también quedó registrado dentro del programa Memoria del Mundo, y el cual ha representado una valiosa herramienta para la reconstrucción de la historia desde tiempos prehispánicos hasta el siglo XVIII.