Publicar fotos grandes no significa hacer buen fotoperiodismo: Valtierra
Por Galo Ramírez
La foto de prensa oficial es publicada en exceso en los periódicos y publicar fotos grandes tampoco significa hacer buen fotoperiodismo o apoyar a la fotografía, consideró el fotoperiodista Pedro Valtierra al hablar sobre el estado actual de la foto de prensa durante la presentación del libro Autorretratos del fotoperiodismo mexicano, de Luis Jorge Gallegos, también fotógrafo.
Gallegos reunió 23 entrevistas, realizadas a lo largo de los últimos 15 años, a colegas suyos, a quienes clasificó de acuerdo a una visión muy particular en “generaciones”. Así en la primera generación “Herederos fotográficos del siglo XX” se pueden encontrar los nombres de Walter Reuter, Faustino Tamayo, Julio Mayo, Francisco Patiño, Enrique Bordes Mangel, Héctor García , Enrique Metinides y Rodrigo Moya.
En la segunda generación “Creadores de nuevos medios y estilos” se hallan: Aarón Sánchez, Christa Cowrie, Pedro Valtierra, Omar Torres y Sergio Dorantes.
Como “Innovadores fotográficos” considera a Marco Antonio Cruz, Elsa Medina, Francisco Mata, Frida Hartz, Raúl Ortega y Eniac Martínez. Y como “Beneficiarios del siglo y hacedores de nuevas visiones” a Víctor Mendiola, Daniel Aguilar, Darío López Mills y Ernesto Ramírez.
Durante la presnetación del libro editado por el Fondo de Cultura Económica, Pedro Valtierra y Francisco Mata coincidieron en que el avance tecnológico es un hecho inexorable pero hay factores que no cambian a la hora de hacer foto de prensa. Valtierra expresó: “No debe cambiar tu corazón, tu sentimiento, tu punto de vista”. Mata citó a Elsa Medina: “Una buena foto comunica, atrae a los lectores sin importar su formación o la condición social de la persona. Si ésta es capaz de atraer la mirada de la gente y además comunica, ya tiene un lugar”.
En su intervención Pedro Valtierra reconoció el camino que abrieron fotógrafos como Rodrigo Moya y Héctor García para que la foto de prensa fuera valorada. Evocó la figura de Juan Pablo Becerra Acosta, director del Unomasuno, quien impulsó la difusión de la fotografía de prensa en tiempos en los que se creía que el fotógrafo era un simple operador: “La fotografía se vio beneficiada, hay este rompimiento en la manera de ver fotografía, la manera de utilizar la fotografía y la manera de estimular a los fotógrafos para hacer fotografía; de manera mucho más critica y comprometida con los lectores”, dijo Valtierra.
Del libro dijo: “Lo más importante del libro es que un fotógrafo de prensa haya podido escribirlo y que haya incorporado a distintas generaciones en el contexto que cada uno ha ido desarrollando su trabajo”.
Sobre los señalamientos, realizados por el propio autor del libro, en torno a que Cuartoscuro ha sido un “dique” para el trabajo de las agencias de fotografía, Pedro expresó que no sabría explicarlo, puesto que en los ochenta hubo un boom de agencias y habría que revisar las características de cada una. En Cuartoscuro, agregó, se da trabajo a gente muy joven, en la revista se ha publicado el trabajo de mil 700 fotógrafos con y sin trayectoria, y siempre con respeto. En 1986, cuando decidí crear la agencia, agrego, tuve que someterme a las reglas de mercado y competir, pero aclaró que en Cuartoscuro no trabajamos para el gobierno sino para los periodicos, y apoyamos a los fotógrafos, dijo.
En su turno Rossana Fuentes Berain, coincidió con Valtierra sobre la importancia de la figura de Becerra Acosta para dar impulso a la fotografía de prensa, y habló sobre la génesis del libro. Citó las palabras de lo que significaba el fotoperiodismo para Carlos Monsiváis, quien todavía prologó la edición: “La urgencia de confiscar el alma de la noticia, la desesperación por entregar el material, el azar que sólo es el modo en que cada fotógrafo aprovecha su formación estética y política, su disciplina, su sentido de la composición” .
Mata Rosas explicó que al leer el libro sintió la misma sensación de estar sentado en el Negrezco, la Valenciana o el Pánuco, cantinas donde se juntaban los fotógrafos a discutir sobre fotografía.
La foto de prensa oficial es publicada en exceso en los periódicos y publicar fotos grandes tampoco significa hacer buen fotoperiodismo o apoyar a la fotografía, consideró el fotoperiodista Pedro Valtierra al hablar sobre el estado actual de la foto de prensa durante la presentación del libro Autorretratos del fotoperiodismo mexicano, de Luis Jorge Gallegos, también fotógrafo.
Gallegos reunió 23 entrevistas, realizadas a lo largo de los últimos 15 años, a colegas suyos, a quienes clasificó de acuerdo a una visión muy particular en “generaciones”. Así en la primera generación “Herederos fotográficos del siglo XX” se pueden encontrar los nombres de Walter Reuter, Faustino Tamayo, Julio Mayo, Francisco Patiño, Enrique Bordes Mangel, Héctor García , Enrique Metinides y Rodrigo Moya.
En la segunda generación “Creadores de nuevos medios y estilos” se hallan: Aarón Sánchez, Christa Cowrie, Pedro Valtierra, Omar Torres y Sergio Dorantes.
Como “Innovadores fotográficos” considera a Marco Antonio Cruz, Elsa Medina, Francisco Mata, Frida Hartz, Raúl Ortega y Eniac Martínez. Y como “Beneficiarios del siglo y hacedores de nuevas visiones” a Víctor Mendiola, Daniel Aguilar, Darío López Mills y Ernesto Ramírez.
Durante la presnetación del libro editado por el Fondo de Cultura Económica, Pedro Valtierra y Francisco Mata coincidieron en que el avance tecnológico es un hecho inexorable pero hay factores que no cambian a la hora de hacer foto de prensa. Valtierra expresó: “No debe cambiar tu corazón, tu sentimiento, tu punto de vista”. Mata citó a Elsa Medina: “Una buena foto comunica, atrae a los lectores sin importar su formación o la condición social de la persona. Si ésta es capaz de atraer la mirada de la gente y además comunica, ya tiene un lugar”.
En su intervención Pedro Valtierra reconoció el camino que abrieron fotógrafos como Rodrigo Moya y Héctor García para que la foto de prensa fuera valorada. Evocó la figura de Juan Pablo Becerra Acosta, director del Unomasuno, quien impulsó la difusión de la fotografía de prensa en tiempos en los que se creía que el fotógrafo era un simple operador: “La fotografía se vio beneficiada, hay este rompimiento en la manera de ver fotografía, la manera de utilizar la fotografía y la manera de estimular a los fotógrafos para hacer fotografía; de manera mucho más critica y comprometida con los lectores”, dijo Valtierra.
Del libro dijo: “Lo más importante del libro es que un fotógrafo de prensa haya podido escribirlo y que haya incorporado a distintas generaciones en el contexto que cada uno ha ido desarrollando su trabajo”.
Sobre los señalamientos, realizados por el propio autor del libro, en torno a que Cuartoscuro ha sido un “dique” para el trabajo de las agencias de fotografía, Pedro expresó que no sabría explicarlo, puesto que en los ochenta hubo un boom de agencias y habría que revisar las características de cada una. En Cuartoscuro, agregó, se da trabajo a gente muy joven, en la revista se ha publicado el trabajo de mil 700 fotógrafos con y sin trayectoria, y siempre con respeto. En 1986, cuando decidí crear la agencia, agrego, tuve que someterme a las reglas de mercado y competir, pero aclaró que en Cuartoscuro no trabajamos para el gobierno sino para los periodicos, y apoyamos a los fotógrafos, dijo.
En su turno Rossana Fuentes Berain, coincidió con Valtierra sobre la importancia de la figura de Becerra Acosta para dar impulso a la fotografía de prensa, y habló sobre la génesis del libro. Citó las palabras de lo que significaba el fotoperiodismo para Carlos Monsiváis, quien todavía prologó la edición: “La urgencia de confiscar el alma de la noticia, la desesperación por entregar el material, el azar que sólo es el modo en que cada fotógrafo aprovecha su formación estética y política, su disciplina, su sentido de la composición” .
Mata Rosas explicó que al leer el libro sintió la misma sensación de estar sentado en el Negrezco, la Valenciana o el Pánuco, cantinas donde se juntaban los fotógrafos a discutir sobre fotografía.
Para Mata el libro “es una especie de trampolín, desde donde brincar a lo que sigue, es extraer de todas estas reflexiones líneas de pensamiento y cada una de ésta se convierte en un detonador de contenidos, para a partir de ahí, tomar impulso y entonces reunirnos para preguntarnos hacia dónde va el fotoperiodismo”.