Contrastes: México-Japón

(Carlos María Meza)
Por desgracia coincidiendo con fechas particularmente difíciles para la cultura nipona, se inauguró anoche en la Galería Digital Epson, la segunda exposición “De paseo por México y Japón”. Es una muestra que reúne a diversos fotógrafos, tanto mexicanos como japoneses y de otras latitudes, que muestran sus visiones de la riqueza cultural de ambas naciones.
 Al llegar a los edificios de Epson (junto con Sony, patrocinador de la exposición), uno atraviesa una serie de edificios grises y cuadrados que recuerdan al estilo Bauhaus o quizá reclusorios primermundistas, por lo que menos se espera uno al entrar a la pequeña galería que ahí se esconde, es encontrar el alegre y colorido cuadro que conforma la exposición.
 La afortunada y espaciosa disposición de las decenas de fotografías permitieron al público (no excesivo) de anoche, detenerse cuanto quisieran en cada una para saborearlas el tiempo que fuese necesario. De modo que daba tiempo para interesarse por aquellas propuestas orientales que, en blanco y negro, sugerían nuevas perspectivas de paisajes tan profundos como el del Nevado de Toluca, o tan cotidianas (al menos para un mexicano) como un grupo de sandías.
 Y aunque resulte interesante conocer la visión japonesa del esteriotipo mexicano, en esta exposición son más interesantes y abundantes las imágenes de naturalezas, arquitecturas, personas y costumbres japonesas capturadas por las lentes que esas tierras, y aún otras más occidentales, han formado.
 Seiji Shinohara, presidente del Foto Club Azteca Nippon y principal organizador de la exposición, comentó anoche a Cuartoscuro, que la mayoría de los autores fueron elegidos por la empresa Sony, por lo que vemos los trabajos de varios ganadores del concurso mundial Sony World Photography Awards, tal vez una garantía de calidad.
 Estas fotos de Japón son, sí, probablemente un “lugar común” de lo que entendemos por aquel país, pero sin duda, son sumamente vistosas. Ya sea un templo dominando una laguna rodeada por un paisaje otoñal (el Kinkaku-ji), un bosque zen de bambúes revestidos de turquesas alucinantes (foto de Stuart Chape), el “árbol de la sabiduría” de Chiho Takekura o el fantasmal rostro de una geisha, la muestra no deja de llamarnos a gritos a ese país que, a miles de kilómetros de distancia, y tan lleno de contrastes, nos habla de la inmensidad del mundo. Entre la vanguardista tecnología súper moderna y los antiquísimos templos; entre los caracteres insospechables y las flores rosas que sobreviven a la nieve que las cubre, Japón se anuncia como una cultura milenaria a la que hay que echar un vistazo.
 ¿Y las fotos de México? Es justo decir que igualaron el número de las japonesas, así como empataron en cuanto a colorido. No obstante, de este lado de la exposición, era posible distinguir entre la mezcolanza de idiomas flotando en el aire, comentarios como “sí, son buenas, pero cuando se trata de folclor mexicano siempre es lo mismo”. Hecho explicable por provenir estas fotos de una revista de turismo (declarado en el boletín de prensa), pero acusación tal vez poco objetiva.
 Ciertamente hay varias imágenes de brillantes fiestas indígenas, sombreros, nopales e iglesias coloniales; pero sucede lo mismo que con las fotos antes mencionadas: el tema podrá ser excesivamente familiar, no así la calidad con que se trata. Ya sea a través de puntos de fuga, composiciones atinadas o la fortuna de estar en el lugar y el momento indicado, los fotógrafos logran sacar jugo a una cierta mexicaneidad e incluso mostrar caras de ésta que muchas veces no imaginamos.
 La inauguración estuvo precedida por Pedro Carmona, director regional de Epson México, Hiroshi Takahashi, presidente de Sony de México y un representante de Masaaki Ono, embajador de Japón en México, así como Seiji Shinohara, presidente de Foto Club Azteca Nippon. Este último aseguró que la exposición es un esfuerzo por fortalecer los lazos de amistad entre ambas naciones a través del arte de la fotografía, justificando su respuesta con una gran sonrisa en el rostro y diciendo con torpe pero perfectamente inteligible español: “es que mi esposa es mexicana”.
 También se presentó un libro de Masaaki Ono, que editado bajo sus propios medios, ofrece un homenaje a México a través de fotografías que él mismo tomó durante el tiempo que ejerció su puesto en nuestro país, según palabras de su representante.
 La exposición estará disponible hasta el día 5 de abril en la Galería Digital Epson, ubicada en Boulevard Manuel Ávila Camacho #389, col. Irrigación, en la ciudad de México.
 La entrada es libre de lunes a viernes de 10 a 18 horas.

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