NICARAGUA DE VALTIERRA: UNA MEMORIA Y LA VUELTA DE LOS TIEMPOS

Por Ana Luisa Anza
Desde la portada, la guerrillera “Idalia” observa con una mirada que combina la determinación -acentuada por la manera en que empuña fuertemente el fusil- y la mezcla de tristeza por los recuerdos del combate y la certeza de un mejor futuro durante la celebración del primer año del triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua.
El libro “Nicaragua, la Revolución Sandinista. Una crónica fotográfica”, de Pedro Valtierra, editado por Penguin Random House bajo el sello de Grijalbo a 40 años del derrocamiento de Anastasio Somoza a cargo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, es una memoria histórica y, a la vez, un irónico recordatorio de la vuelta de los tiempos, de los ciclos repetidos y el olvido de los ideales.
Primero que nada, la memoria de un reportero gráfico que fue a la guerra a sus 23 años, enviado por el unomásuno de Manuel Becerra Acosta, a mirar con sus ojos jóvenes la lucha de sus coetáneos. Ya lo dice en el prólogo Sergio Ramírez, uno de los líderes de esta revolución:
“Cuando entró con su cámara en el paisaje de guerra de Nicaragua, su edad era la misma de muchos de los guerrilleros que peleaban en las trincheras y en las montañas por la utopía de cambiar de raíz un atrapado entonces en las garras de una dictadura familiar que duraba ya casi medio siglo…[…]. Un muchacho con una cámara entre miles de muchachos con fusiles, protagonistas de un alzamiento armado que también era un alzamiento ético”.
En su texto introductorio, Valtierra narra la sorpresa al saberse nombrado para ir a cubrir un evento de esta trascendencia, el estupor ante los bombardeos, el entusiasmo ante la posibilidad de estar en un enfrentamiento, el dolor ante el dolor de los heridos, la desesperación parchada de ingenio para poder hacer los envíos de imágenes a tiempo, ante una serie de precariedades tecnológicas que hoy resultan difíciles de entender para otras generaciones. Y luego la emoción ante el final, cuando los muchachos entraron al búnker de Somoza:
“Yo también lloré, quizá porque la guerra había terminado y porque en la guerra se sufre mucho, sobre todo por los niños y porque muere mucha gente inocente. En una palabra, retraté la entrada de los sandinistas a Managua y las celebraciones por el triunfo”.
Los testimonios gráficos de ésta, una de las guerras intestinas de la Centroamérica de los años 70 del siglo pasado, reúnen no sólo los combates, los sobrevuelos de las tropas oficiales o los entrenamientos de la guerrilla, sino esa “vida cotidiana” trastocada por la lucha: la de los civiles en su intento por sobrevivir el día a día, y la de los guerrilleros en sus encuentros familiares, en su refrescarse en un río, en el entrenar a los más jóvenes, casi niños. Y como corolario, las fotos del triunfo y la celebración.
Como anexo, están también documentos poco conocidos del archivo del fotógrafo: las notas escritas sobre los acontecimientos del día y artículos publicados en el periódico con él mismo como autor-reportero.
Es la historia de una guerra por la liberación y, como se mencionó en una principio, es también un recordatorio de ciclos que -en este caso, desafortunadamente- se repiten. Eso, si se piensa en la Nicaragua de hoy, encabezada por uno de los líderes sandinistas más visibles. Ya lo dice Ramírez: “Él [Pedro] nos dice que la fotografía es como un acto de magia. Y la magia está en que si se asomara ahora al visor de su cámara, vería la misma inocencia, la misma luz diáfana en los ojos de esos muchachos, la misma decisión y el mismo coraje para enfrentarse, una vez más, a otra dictadura familiar”.
El fotógrafo lo tiene claro: “Hace 40 años pensé que veríamos un país democrático y que haría feliz a su gente. Lo que pasó después es otra historia, pero al final yo nada más retrato con mi cámara”.
Y sí. Ahí está la memoria de una de las luchas sociales que más entusiasmaron a la juventud de una época que simpatizó -y, en muchos casos, participó- en un proyecto de ideales que tantos seguimos día a día hoy sintetizada en un libro recién presentado. Más información en www.megustaleer.mx