Paz Errázuriz: “Ser parte de quien te mira”
Por Luna Milo
Una mujer de suave voz, de mirada inquieta y de espíritu sencillo nos recibe tras el portón azul de su casa en Santiago de Chile. Cuenta que comienza este oficio como autodidacta y que consecutivamente un hecho la lleva a otro. Comienza mirando sus alrededores más cercanos; los niños del colegio en el que trabaja desde su regreso a Chile. Luego y estrepitosamente llega el álgido y controversial contexto político del gobierno militar de Pinochet que la lleva de inmediato a interesarse en lo social y en lo periodístico.
La capital chilena en aquel entonces es un terreno hostil para los no partidarios del imperante gobierno, y Paz Errázuriz al sentirse desprotegida junto a otros colegas crean la AFI –Asociación Fotográfica Independiente- al respecto comenta: “Nos juntamos por seguridad, nos respaldábamos unos a otros en el tiempo del golpe militar. Comencé a trabajar en la calle haciendo fotoperiodismo pero más bien para mí porque no pertenecía a ninguna agencia. Fue un tiempo muy importante, había una postura política, un punto de vista, de ahí me empecé a hacer fotógrafa después de los 30 años. Mi primera exposición la hice a los 35 años. La mayoría de mis amigos eran más bien artistas y ellos fueron los que me instaron a mostrar mi trabajo”.
Al hablar de su trabajo lo define como un documento social, al mismo tiempo de plantear una dimensión autobiográfica. Cada uno de sus trabajos fotográficos responde a una urgencia íntima, a apuestas sucesivas en las que se embarca cumpliendo con la función de dejar constancia de lo que pesa. Darle salida a lo que la obsesiona y conmueve.
¿Cuál es tu relación con la fotografía, con la imagen?
—No me interesa la fotografía que copia la realidad literalmente. La realidad puede ser reconocible obviamente, pero me interesa ese ojo que le da un sentido a la imagen, porque tiene un sentido. Creo que debe haber una intención en esa mirada. Para mí la técnica está después del proceso. La cámara es una herramienta. Me gusta establecer relaciones humanas. De alguna manera siempre estoy haciendo mi autorretrato, con ganas de pertenecer o ser parte de aquel otro que te mira.
¿Qué te mueve al momento de tomar una fotografía?
—Cada fotografía tiene su propia vida: a veces el motivo es un proyecto concreto, otras veces eso o ese otro te hace un guiño para que lo mires y lo atrapes con la mirada. Pero siempre es un momento que conmueve ya que se establece un contacto muy especial con la persona fotografiada, un diálogo contenido donde yo también me siento observada.
Ya sabemos que el factor humano es tema esencial en tu fotografía ¿cómo te relacionas con éste al momento de tomar un retrato?
—Parto haciendo una introducción antes de trabajar, me informo, me conecto. Por ejemplo, en mi trabajo con los nativos Kawesqar: Los hijos de la mujer sol, empecé por conocerlos, luego les conté lo que quería hacer, el porqué lo estaba haciendo. Pasa que convivo mucho con las personas que estoy trabajando en ese momento. En mi ensayo La manzana de Adán estuve viviendo una semana en un prostíbulo. Se creó un lazo muy fuerte entre ellos y yo, un lazo de amistad. Me sentí acogida y se generó un respeto por ambas partes.
Me gustaría saber qué opinas de la fotografía en tu país, en Chile
—Veo un progreso notorio, aunque parezca pobre todavía, diría que la fotografía chilena actual ya ha entrado al mundo del arte. Ya no hay prejuicios como los hubo toda la vida, la fotografía ya entró a otro nivel. Lo que falta es difusión, crítica, teoría, más publicaciones, más cobertura. Hay que reconocer que ya hubo un despegue. Hoy en día hay mayor conciencia en cuanto al tema de derechos de autor, un punto muy importante.
¿Cómo ves el contexto actual de la fotografía a nivel más bien global?
—Siento que actualmente se está dando una fotografía muy bien hecha, muy inteligente y donde predomina la crítica social, es el caso específico de la fotografía coreana en la cual predomina además cierta ironía, un punto de vista autocrítico como sociedad, donde con facilidad se ríen de sí mismos.
Todo el tiempo estoy atenta a lo que ocurre alrededor, descubro fotógrafos espectaculares, hay tantos que a veces te sientes una ignorante. Sólo ves la punta del iceberg. Así mismo, hoy en día es extraordinaria la tecnología, cosa que me da terror y digo “wow”. Es interesante también la mezcla de medios con los que se trabaja, las interdisciplinas.