PINTAR CON LUZ, ENTREVISTA CON MARÍA GARCÍA

María García.
Por Carolina Romero
La primera vez que María García tomó una cámara para hacer una fotografía fue hace más de cincuenta años. En pleno 1965, el miedo y el temblor de sus manos al sostener la cámara se calmaron cuando comenzó a ver que las imágenes salían bien una tras otra. Los recuerdos de aquellos días aún permanecen intactos en su memoria, pero en la fotografía María encontró una cajita del tiempo en donde conservará sus recuerdos para siempre.
Pintar con luz es lo que hizo María desde el afortunado día en que se metió al cuarto oscuro para revelar un carrete de fotos de su esposo. A partir de ese momento, su curiosidad y ganas de aprender la llevaron a adentrarse en un medio dominado por los egos machistas, pero en el cual logró destacar gracias a los frutos de su creatividad e ingenio.
Fue Elena Poniatowska quien la incentivó a oprimir el primer click. Desde entonces, su obra conforma un archivo incalculable de imágenes caracterizadas por los experimentos que realizó en el laboratorio, además de las incursiones que tuvo en el fotoperiodismo, los retratos y la foto de desnudo.
Las horas que María pasaba dentro del cuarto oscuro las dedicaba a jugar con los negativos, los químicos, la ampliadora y un montón de curiosidades que juntaba para experimentar mientras el tiempo se congelaba dentro de su laboratorio. Fue así como nacieron las Marigrafías, una técnica en donde María pintaba con la luz.
Hoy en día, estos recuerdos no sólo le pertenecen a María. Antes de la muerte de su colega y compañero de vida, el fotoperiodista Héctor García, María decidió abrir la Fundación Héctor y María García, la cual reúne todo el material que los fotógrafos compilaron y que no sólo son anécdotas o memorias individuales, sino conforma un archivo nacional que da cuenta de los procesos sociales en México a partir de la mitad del siglo pasado.
En entrevista para Cuartoscuro, la fotógrafa cuenta sus experiencias e historia, algunas de sus anécdotas como mujer pionera en el medio, sobre las Marigrafías y las decisiones que la llevaron a inaugurar el archivo fotográfico.
Cuartoscuro: ¿Cómo fue que comenzó su aventura con la fotografía?
María García: Empecé porque Héctor tenía mucho tiempo de no tener a nadie que estuviera en su oficina, yo ya tenía tiempo de casada. Le dije que yo iba en las tardes a contestarle el teléfono. A los ochos días, llegó a la oficina y preparó todo para revelar unos rollos que le urgían, pero le hablaron y se tuvo que ir corriendo a otra orden. Yo tenía 8 días de verlo trabajar, seguía todo lo que hacía como en el juego del ping-pong. Se fue y vi que tenía todo preparado. Cuando llegó estaban los rollos secos y colgados. Los revisó y me dijo que estaban bien, pero preguntó quién lo había hecho, quién había ido a la oficina; le dije que lo había hecho yo y de ahí empecé a ayudarlo.
Aprendí preguntando a Don Manuel, a Antonio Reynoso y a otro fotógrafo cómo hacer esto o lo otro. Luego fui leyendo y buscando bibliografía para saber cómo hacer las cosas. Me decía Héctor “Yo te enseñé”, pero yo le decía “No, yo quise aprender”.
Cuando empecé a tomar fotos fue por Elena Poniatowska. Ella fue a buscar a Héctor y él no estaba, me dijo “Agarra la cámara y vente”. Así empecé a tomar fotos.
CO: ¿Qué es para usted la fotografía?
MG: Creo que es transmitir lo que tú ves, algo de lo que tú sientes y de tu persona a los demás. Eso es para mí la fotografía. También es una cajita del tiempo, en donde los recuerdos se guardan para siempre.
CO: ¿Qué dificultades enfrentó al incursionar al medio?
MG: Los compañeros eran terribles. Veían a una extranjera y hasta le limpiaban el piso, pero a una gente de aquí no. En todos lados me pasaron cosas. Estaba yo y discretamente me daban un empujón y se me paraban enfrente para que no me saliera el trabajo. Inclusive en alguna ocasión escuché “Miren, Héctor ya puso a trabajar a su mujer”, entonces le contesté “Es que yo soy inteligente, no sirvo nada más para la cocina como tu mujer. Yo quiero hacer otra cosa” y ya no me decían nada.
CO: ¿Qué son y cómo hacía las Marigrafías?
MG: Terminaba yo de revelar cantidades enormes de fotos, entonces después me quedaba un rato ahí y pensaba qué podía hacer con los materiales que no servían. Empecé jugando, tenía el pelo largo, puse el papel y  tenía el amplificador, puse mi pelo ahí varias veces y me gustó. Empecé a juntar un montón de cosas para seguir haciendo esos experimentos. Sólo usaba el material para revelar normal, los químicos y graduaba la luz. Con lo que no servía, recortaba en el negativo, hacía figuras y dibujitos. Les puse Marigrafías. Ya luego experimenté con colores plata, dorados y verdes. Usé mi imaginación nada más.
CO: Algunas veces sus fotos no fueron publicadas con los créditos debidos, ¿cómo se sentía cuando veía sus fotos publicadas con el nombre de su esposo?
MG: Pues al principio nada porque pensaba en que habíamos sacado el trabajo, eso era lo que me preocupaba. Toda la primera parte del 68 la cubrí yo, después le dieron a Héctor el Premio Nacional de Periodismo por el compilado de fotos que hicimos. Algunas de mis fotos se le atribuían a él por el sello. En las publicaciones, a algunas de las fotos les ponían el sello de Héctor aunque fueran mías. Fue entonces cuando les empecé a poner mi sello porque yo las había tomado.
CO: ¿Qué es lo que más disfrutó dentro de su trabajo?
MG: Me gustaba fotografiar todo. Salir, conocer a las personas, ver cosas y relacionarme con los demás, eso fue lo que me gustó más. Al hacer retratos yo tenía mi estilo, me gustaba platicar con la gente para que se olvidara de que traía yo mi cámara. Empezaban a platicar, se soltaban y ya hacía yo mis fotos. Así las fotos me salían natural.
CO: ¿Cómo surgió la idea de crear un archivo fotográfico?
MG: Héctor estaba ya en cama, y yo lo vi cómo iba ya no siendo Héctor García. Me senté junto a él y pensé “¿Así va a acabar mi vida?”, pensé “No, qué horror”. Me dije a mí misma que si no lo hacía ahora no lo iba a hacer nunca, entonces compré una casa y empecé a hacerlo todo sin decirle ni consultarle a nadie.
El espíritu inquieto de María se conserva gracias a su trabajo. En su casa alberga muebles, gabinetes, estantes y libreros llenos de carpetas fotográficas que esperan salir a la luz. Su memoria es un archivo de imágenes que cualquiera puede consultar, con el beneficio de poder consultar también su respaldo tangible, las cuales cuentan la historia de una mujer pionera de la fotografía en México: la pintora con Luz, María García.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?