HISTORIAS DE PAPEL
Entrevista con Luciana Christiansen
Por María José Martínez
Amigos imaginarios, castillos construidos con almohadones, una caja vacía que se convierte en cueva son ficciones que, lejanas de la imaginación de un niño, se bifurcan para reflejar su realidad cotidiana.
A través del taller de docuficción para niños impartido por Luciana Lia Christiansen en Tlatelolco, la ficción se entreteje con lo que conocemos como “realidad” y parece que la cualidad imaginativa de los pequeños se fuga precozmente en estos tiempos hipermodernos.
“La capacidad de crear o de imaginar está íntimamente ligada al entorno social: la televisión, las redes sociales, la violencia del entorno, influyen forzosamente”, explica Luciana.
La mayoría de los niños, dice, hablan de zombies, de Facebook, de One Direction, iphones y ipads, pero también de muertes y armas.
“Lo primero que pensé cuando los escuché fue: Creo que son muy diferentes a mí cuando era niña”, comenta. “Pero aprendí mucho de ellos y entendí su forma de pensar”.
La tallerista, una de las más jóvenes que colaboran con Conaculta, trabaja con la técnica de “docuficción” con la idea de crear un caldo de cultivo que contribuya al resguardo de la imaginación en los niños a través de la fotografía y el video.
La peculiaridad del taller es que la producción fotográfica, la selección del material y la ejecución del ejercicio fotográfico está hecho al cien por ciento por los niños, en este caso 30 habitantes de Tlatelolco que tomaron el taller durante las vacaciones de verano.
“Ellos conocen el mundo a través de lo que ven”, comenta. “Acercarlos a una educación visual es permitirles adquirir un lenguaje que les facilite, a través de la imagen, hablar de los otros y de sí mismos desde su forma única de ver el mundo (…) porque se apropian de él y lo reinventan”.
Luciana explica que la “docuficción” brinda la posibilidad de hablar de la realidad a través de algo fantástico o irreal, y permite al autor ser más introspectivo sin que el espectador se dé cuenta.
La fotografía puede entrometerse a tal grado en la vida de quien está detrás de la cámara, que es capaz de revelar gran parte de su geografía personal, más en el caso del autorretrato, género que Luciana ha desarrollado en sus talleres. Así, las fotografías alcanzan a espejear el entorno y la interioridad de los niños.
“Tlatelolco siempre ha sido un lugar enigmático y fuerte”, dice Luciana. “Los sucesos allí acontecidos afectaron y cambiaron a sus habitantes, tan sólo en este mes conmemoramos la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas… los niños no hacen más que reflejar su entorno”.
Explica que cuando decidieron utilizar una pistola de juguete para hacer sus retratos, es claro que relacionaban el asunto de las armas con el poder que se obtiene de ellas.
“Sí, salieron temas fuertes en las fotografías y las descripciones que los niños hacían de sus imágenes, pero nunca les dije que no hicieran tal o cual cosa, sólo los motivaba a pensar más allá, a reflexionar”, comenta. “Cuando uno de ellos me dijo que quería seguir haciendo fotos cuando fuera grande, supe que lo aprendido en el taller había valido la pena”.
Durante tres semanas, se creó la conexión maestro-alumno entre ella y los 30 niños de Tlatelolco que acudieron al taller organizado por el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. La exposición, compuesta por una selección de 70 fotografías, completamente editadas, fotografiadas y producidas por ellos mismos, fue financiada por Conaculta, aunque desafortunadamente la muestra no se presentó completa.
El Club Fotográfico de México (CFM) planea una nueva edición del taller “Docuficción para niños” a partir del próximo 05 de noviembre, martes y jueves 15:00-16:00 horas. Puedes encontrar más información en el sitio oficial del CFM http://www.clubfotomexico.org.mx/cursos-y-talleres/docuficcion/
Para consultar el material fotográfico completo y el video generado en el taller, entra a la página http://historiadepapeltaller.tumblr.com/