CRISTINA GARCÍA RODERO: UNA FUERZA

De pequeña figura, se me pierde por los pasillos o se la llevan de mis manos, la persigo de sala en sala y simplemente no puedo apresarla… su presencia es parecida a la sensación que provocan sus imágenes, una combinación de fuerza y vida, pero también de lo inasible y lo misterioso, lo que no está dicho sino que está.
Dos días después, ella me sorprende desprevenida: “¿Tienes tiempo para hacer la entrevista?” como quien se acordara de un deber que el otro, de tanto intentarlo, lo daba por perdido.
Cristina va de salón en salón pensando en un lugar tranquilo para hablar, abre puertas, jala sillas y pide permisos. Yo solo voy detrás de ella, impávida ante la energía que se le desborda por cualquier gesto o palabra.
Para Cristina García Rodero no hacen falta presentaciones, está de más mencionar su trayectoria, sus cientos de exposiciones, su afiliación a Magnum Photos o su reciente incorporación a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Lo que inquieta de García Rodero, es su avasallante fuerza, su búsqueda de perfección, su insaciable necesidad de conocer, de estar allí, de su obsesión por abarcar la vida a través de sus imágenes.
Recorriendo diversas etapas, comenzó como pintora, terreno que le fue bastante fértil, consiguiendo becas y enseñando clases de dibujo, horarios que la exoneraban de deberes los fines de semana, días feriados y vacaciones. Era allí, en medio de los descansos escolares, donde encontró la fotografía.
Perder el control de un estudio, trabajar a solas y no saber que pincelada sigue después, la fotografía documental se convirtió en su compañera de vida y por ella aprendió a caminar sola.

La curiosidad surge de recorrer su país, de ser testigo de las fiestas y tradiciones que estaban amenazadas por desaparecer, efecto que se dedicó a contrarrestar con el registro de las mismas.
“La fotografía es algo que te vincula tanto con la gente… que te obliga a relacionarte con ella, recorrer el mundo, a conocerlo, a tener un reto contigo misma, además de intentar entender a los demás… a nivel humano es tan amplia la gama de posibilidades que la fotografía te da”.
Elige el documental como una forma de apresar las tradiciones en riesgo, pero también de retener la esencia humana, de sumergirse en las emociones de otro, de hacer perdurar un ritual o simplemente como una excusa para conocerlos.
Gastando su salario en trenes, gasolina, rollos y químicos, viaja con cámara en mano -física y metafóricamente- fotografiando la vida, la vida como tema de motivación, inabarcable y cambiante, viva. Convirtiéndose en su obsesión, fotografía todo lo que pasa en ella, ese ha sido su tema durante el desarrollo de su obra y seguirá inagotable para Rodero.
“Yo creo que la realidad siempre supera a la ficción”: decidir perder el control de las situaciones para asombrarse con lo imprevisible de la vida misma: “para el fotógrafo de reportaje, su estudio es la calle”.
“Me considero creadora, creo que la fotografía es tan creativa como la pintura, tu mirada ya está señalando quién eres, estás haciendo una elección”
En el proceso de creación, el impulso nace desde ella, desde su curiosidad, pero lo que pase después en el espectador es un nuevo proceso que se nutre con cada interpretación: “Quiero dejarle una obra bien hecha al espectador, que le invite a mirar; al final, yo creo que a pesar de las diferencias que haya, creo que somos muy muy parecidos, las mismas fragilidades, o alegrías muy parecidas, en lo básico somos muy iguales, no os creáis el ombligo del mundo, no os creéis superiores a ninguno, somos muy parecidos”
A través de su carrera, Cristina ha sido jurado en diversos concursos de fotografía, asombrada ante la calidad que hay en los trabajos de los fotógrafos jóvenes, pero ante un panorama competitivo y duro en cuestiones laborales, para Rodero es una necesidad cada vez más apremiante que el fotógrafo puede dedicarse de tiempo completo a su labor, abriendo más posibilidades de vida profesional a través de la difusión del trabajo, ya sea mediante exposiciones, libros y reconocimientos: “Que se comprenda que el trabajo de un fotógrafo necesita de una remuneración, se tiene la idea que de al fotógrafo no le cuesta nada hacer una foto, y hay mucho trabajo detrás, mucho sacrificio detrás, y mucha generosidad con el trabajo. A mí me molesta mucho que la gente quiera todo gratuitamente, y que al fotógrafo no se le valore, porque realmente él tiene que comer y en ello está el que pueda continuar con su obra”

Para Cristina, el fotógrafo debe tener ambición en su trabajo, no trepando por encima ni desacreditando a otros, sino en una clave más compleja pero más certera: la paciencia. Paciencia “para perfeccionarse, para investigar, para tener más cultura de la imagen y más cultura en general, geográfica e histórica, la fotografía son muchas cosas al mismo tiempo, que tengan pasión y amor por lo que están haciendo, que no piensen triunfar inmediatamente, que la fotografía es un camino de largo recorrido y que nadie les quite la vocación, que defiendan su trabajo y sus derechos”.
A base de esfuerzo y perfeccionismo, pero más que nada, de humanismo, Rodero ha dejado en nuestro imaginario un mundo a punto de desaparecer, que nos hace eco a través de sentimientos humanos universales, de rastros de esa mujer, de menuda figura, que exuda vida y sabiduría, pero que me deja solo queriendo mirar cada vez más adentro y más pausado, solo abriendo esos límites personales a través de la mirada.
“Que los fotógrafos intenten buscar la mayor calidad en su trabajo y una mirada larga, y un recorrido largo”.
(Texto: Joyce García)

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