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Cambio y fuera
Por Adriana Malvido
Como huella de una trayectoria periodística y de un transitar por la vida con cámara en mano; como reflejo de una pasión personal que ha detonado cientos de vocaciones por la fotografía; como valoración de una obra que trascendió la coyuntura noticiosa para sumarse al imaginario colectivo sin fecha de caducidad; como antología de un compromiso visual con el mundo desde hace 37 años… son algunas de las múltiples lecturas que ofrece la exposición Pedro Valtierra, mirada y testimonio, en el Centro Cultural Tlatelolco.
Abren los íconos: Las mujeres de X’oyep (1988) o el instante en el que un grupo de mujeres tzotziles contiene con sus manos a soldados federales para que no penetren su campamento de refugiados en Chenalhó, luego de la matanza de Acteal. Los mineros de Real del Monte en Hidalgo (1985), que decidieron desnudarse como forma de presión para defender sus derechos instaurando una forma de protesta que desde entonces es recurrente. El balazo (1979), que resume el dolor y la tragedia de la guerra cuando un joven herido toma entre sus brazos a su mujer lastimada durante la revolución sandinista en Nicaragua.
De 1975, cuando Valtierra se comprometió con el oficio, y de su paso por El Sol de México, Unomásuno, La Jornada, Mira y Cuartoscuro, a la fecha han pasado muchas cosas en México, Latinoamérica y el mundo que Pedro ha documentado. Pero también hay otras que no se ven y que es interesante considerar. Si las redacciones estaban equipadas por máquinas de escribir, la maleta del corresponsal hasta antes de la década de los 80 debía incluir un fax, rollos, charolas, líquidos y todo lo necesario para montar un laboratorio de revelado en el baño del hotel donde se hospedaría. En ese sentido, la muestra ofrece otra lectura posible: el tránsito de la tecnología analógica a la digital y la permanencia de un autor que ha creado, según los curadores, “uno de los imaginarios fotoperiodísticos más relevantes en la cultura visual mexicana en el último cuarto del siglo XX y los inicios de la nueva centuria”.
Atrás de lo que vemos está el trabajo curatorial de Mónica Morales y Alberto del Castillo, dos historiadores de la imagen que dedicaron años al estudio del archivo de Valtierra y de Cuartoscuro. Revisaron 35 mil negativos, seleccionaron 200 fotografías para la exposición —además de hojas de contacto que enriquecen el contexto— y 400 que integrarán un catálogo. Latinoamérica y sus luchas, la visita de Juan Pablo II a Cuba; la caída de Duvalier en Haití, el sismo de 1985 en México, el EZLN y el sub Marcos, proyectos personales como Zacatecas y el Niño Fidencio o su reportaje en el desierto saharaui están presentes, como la vida, como la muerte y la celebración de la existencia en donde menos se imagina uno. Además, entrevistaron a periodistas, colegas y escritores cercanos al autor cuyo testimonio se proyecta en monitores.

Su trabajo, redondo, es señal del buen desarrollo en el campo de la investigación fotográfica en México. Y de nuevas miradas que nos redescubren la magnitud de una obra como la de Pedro Valtierra.

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