LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IMAGEN
En muy poco tiempo, Francisco I. Madero (1873-1913) logró tener una presencia a nivel nacional y obtener el respaldo popular en su lucha contra el gobierno porfirista, resultado de la construcción de una imagen pública forjada a través de los medios de difusión de la época, entre ellos fotografías, periódicos, carteles y grabados.
El moderno manejo que se hizo de la imagen del político y su influencia en la sociedad, es abordado en el libro Francisco I. Madero. Entre imagen pública y acción política 1901-1913, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), el cual reúne una serie de estudios sobre la figura del líder revolucionario y la iconografía que se generó a su alrededor.
“Era un personaje moderno y visionario que sabía del poder de la imagen y como tal la utilizó”, señaló la historiadora Rosa Casanova, coordinadora de la edición y curadora de la exposición del mismo nombre presentada en el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec” (MNH), de enero a abril de 2011.
El libro muestra, a través de 600 imágenes de documentos, revistas ilustradas, fotografías, grabados, propaganda política, carteles, bandos, manifiestos, libretas de apuntes, álbumes, medallas, trajes y otros objetos personales, cómo se construyó la imagen pública de Madero y la eficacia que tuvo para alcanzar una presencia nacional e incluso internacional, toda vez que sus retratos circularon en periódicos y revistas de todo el mundo.
Se trata de un estudio iconográfico, abundó la investigadora del MNH, que también aborda la imagen pública contradictoria de Madero, pues sus opositores también hicieron uso de medios como la caricatura para criticar su activismo.
“Madero sabía del poder de la prensa y como tal la utilizó; de ser un personaje del norte del país, logró construir una presencia que trascendió ese ámbito, en particular a raíz del triunfo en Ciudad Juárez (mayo, 1911), que generó una gran cantidad de imágenes fotográficas publicadas en periódicos y revistas de todo el mundo, además de tarjetas postales que se distribuyeron por todo el país”, explicó la historiadora durante la presentación del volumen, hace unos días, en el Castillo de Chapultepec.
Rosa Casanova expresó que uno de los problemas que buscó combatir Madero y los opositores al régimen de Porfirio Díaz fue la censura, ante el cierre de periódicos y revistas. En el tránsito entre la salida de Díaz, las nuevas elecciones y la toma de posesión del llamado Apóstol de la Democracia, se eliminaron las restricciones a la libertad de prensa, lo que dio pie a nuevas publicaciones.
“Esta situación fue aprovechada por los opositores de Madero para hacer crítica del nuevo régimen, mediante fotografías, caricaturas, dibujos o grabados que realizaban artistas formados en la Academia de San Carlos, en detrimento de la figura del líder revolucionario. Este tipo de materiales aparecieron en las revistas de oposición, que también contaban con muy buenos fotógrafos.
“Estos dos discursos, en favor y en contra de Francisco I Madero, se entrelazaron y generaron dos vertientes: por un lado surgió un lenguaje culto, moderno y propositivo visualmente, de artistas con formación académica, y por otro apareció un lenguaje popular que reutilizaba viejos temas iconográficos en un nuevo contexto, utilizado por los partidarios del Apóstol de la Democracia”.
Al respecto la historiadora Rosa Casanova mencionó como ejemplo las fotos tomadas en la entrada a la capital del país después del triunfo en Ciudad Juárez, en las que no se ven rostros, sino la multitud, lo que hace muy evidente la presencia de las masas.
La investigadora señaló que durante ese periodo se dieron aportaciones básicas a la iconografía, “vemos imágenes nacionalistas de niños vestidos con trajes revolucionarios, de obreros junto a campesinos, y otros iconos representativos de la Revolución Mexicana”.