VIDA EN EL LAGO DEL SOL
Restos de cerámica, barras y conos de copal, púas de maguey y un par de maderos con forma de serpientes conocidos como “cetros Tláloc”, de hasta 700 años de antigüedad, fueron hallados por arqueólogos subacuáticos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en las profundidades de la Laguna del Sol del Nevado de Toluca, en Estado de México.

El hallazgo de dichos materiales antiguos confirma que distintos grupos del Valle de Toluca, como otomíes y matlatzincas —y posteriormente mexicas— ascendían hasta el cráter del volcán (a más de 4,200 msnm) para depositar estos elementos orgánicos en las aguas de dicho lago, así como en la Laguna de la Luna, en la que en investigaciones anteriores también se han localizado restos de objetos prehispánicos.
Estos sencillos materiales son el testimonio de ritos que debieron realizarse a las orillas de ambos cuerpos de agua. El uso de púas de maguey lleva a pensar que quienes subían, probablemente un grupo de iniciados, hacían sangrar partes de su cuerpo, mientras la presencia de copal pone de manifiesto que se quemaba esta resina.
Los ‘cetros Tláloc’ o bastones de mando también hablan del propósito ceremonial con que se ascendía al cráter del Xinántecatl. El investigador Roberto Junco, explicó que pinos y encinos eran seleccionados y seccionados para elaborar estos objetos, antes de llegar a los lagos, puesto que la alta montaña se localiza por encima del límite de crecimiento arbóreo.
De estas piezas de madera se tomó una muestra para datar con más precisión la temporalidad de las ofrendas. Por su asociación con el copal, que ha sido fechado hacia1250 d.C., en el periodo Posclásico Tardío, es posible que correspondan al mismo periodo.
Como lugar de culto, el Nevado de Toluca fue concurrido al menos desde el años 650 a 900 d.C. (periodo Clásico Tardío), esto también se confirmó recientemente con el hallazgo de fragmentos de cerámica de ese lapso. De acuerdo con el arqueólogo Roberto Junco, la parte norte de la Laguna del Sol, coincide con un sitio conocido como El Mirador que se halla en un pico en el borde norte del cráter, donde también se han hallado evidencias prehispánicas.

El proyecto Nevado de Toluca, emprendido hace cinco años y medio, no se reduce a la exploración en sus lagos. En su afán de entender la elevación como un gran espacio ritual, divino, a la par otro equipo de arqueólogos hace recorridos sistemáticos en la superficie de la alta montaña.
En esta ocasión los arqueólogos del INAH también ascendieron algunos de sus picos, entre ellos el “Sahagún”, donde se pudieron recuperar pequeños fragmentos de cerámica, muestra de que estos sitios agrestes eran también motivo de ofrendas.
En la arqueología de alta montaña, el material es muy escaso y está muy erosionado abundó la arqueóloga Silvina Vigliani, quien dirige la prospección en superficie: “En este caso, el Pico ‘Sahagún’, nos ofreció más material probablemente porque es más redondeado, menos rocoso, y el crecimiento de un poco de vegetación protege estos elementos cerámicos antiguos.
“Asimismo, hicimos recorridos en uno de los cerros que forman parte de la ladera baja del volcán, el Cerro Tepehuizco, y que coincide con la vía de ascenso de los pueblos que venían de Teotenango en época prehispánica. Por ese mismo canal natural de ascenso, en la línea de cantiles, se detectaron cuevas y aleros con restos de cerámica prehispánica, probablemente hecha por matlatzincas”.
Otro hallazgo relevante fue la localización de una escultura aparentemente antropomorfa y decapitada, que se encontró en la orilla norte de la Laguna de la Luna, mientras se realizaban trabajos de topografía. La talla de piedra, de la que solo se conserva su sección baja, destaca por su estado de conservación.

Con esta reciente temporada, el proyecto Nevado de Toluca, que representa la iniciativa de arqueología subacuática a mayor altura que jamás se ha hecho en todo el mundo, cierra un ciclo en cuanto a la exploración de sus cuerpos de agua, a la espera de trabajos más intensivos tanto en los lagos como en superficie.
(Fuente: INAH)



