REVISIONES II: PAISAJE
Después de una primera incursión, Patricia Conde Galería presenta una segunda parte de la exposición en Revisiones II: El paisaje fotográfico mexicano, la cual estará abierta el público hasta el 30 de agosto.
En su primera parte, se mostraron los cambios singulares del paisaje fotográfico entre los años de 1994 y 2006, por lo que la exposición actual expone la continuación natural del desarrollo en este género, de los años subsecuentes a la actualidad.
En Revisiones I y II, el curador José Antonio Rodríguez prefirió las prácticas que reconfiguran el paisaje a título muy personal. Sin duda, en el ámbito contemporáneo podemos encontrar muy diversas maneras de cómo éste se ha puesto en práctica, incluso, entre un solo autor se pueden encontrar trazos distintos. Aunque le hubiera gustado incluir a todos los fotógrafos que han explorado esta praxis, toda curaduría impone límites.
En la segunda revisión de este nuevo imaginario, aparece lo sombrío como desangelada visión sobre el D.F. -pálida luz plomiza que todo lo envuelve- de Gerardo Suter; más en lo apacible y como única obra en video de esta exposición, es lo que presenta Cannon Bernálde quien, con la transitoriedad del tiempo en su cámara de video frente al paisaje, nos da una estampa neopictorialista en un devenir entre la luminosidad y la soledad, que sin embargo, se acerca a la imagen quieta y meramente contemplativa.
También lo bucólico como un acto lúdico se observa en el trabajo de Dulce Pinzón: el diorama –un planteamiento visual tan antiguo como la propia fotografía- que funciona como escenario edénico en su serie Imagina (2011): la pintura y la imagen fotográfica, como antaño, siempre entrelazándose.
Desprendiéndose del documentalismo humanista por un momento, Elsa Medina presenta Viaje mítico, 2011, en el que reconstruye un deseo: si no logró registrar extensamente a las ballenas en el mar californiano, no hay problema, que para eso está la posibilidad de la escenificación, de la recreación, de acuerdo al imaginario y el deseo personal. Los objetos pueden generar paisajes no logrados, pero vueltos realidad mediante la acción del diseño y la puesta en escena.
Alejandro Cartagena, Pablo López Luz y Miguel Ángel Ortega, aunque con sustanciales diferencias entre sí, recrean la suburbia urbana como signo de los tiempos, regiones limítrofes allanadas por el concreto; la misma presencia humana que todo lo devora.
Los testimonios de Cartagena, Suburbia mexicana, 2011, son apabullantes: la ciudad devorando a la naturaleza. En donde los resquicios naturales son referencias –apenas entorno y no presencia- ante lo aplastante de las edificaciones.
Por otro lado, en López Luz se crea una cierta tensión: sus paisajes dejan entrever antiguos paraísos, entornos rurales ahora dominados por la presencia humana, la acechanza eterna; otros edenes trastocados, por no escribir violentados. Más en los registros de Miguel Ángel Ortega de su serie Límites, 2008, paradójicamente, domina lo pastoral. Pero esto es apariencia, ya que en sus obras se asoma en la lejanía, el monstruo que se deja venir. En sus imágenes de crespúsculo y nocturno se dejan entrever las luces, los residuos urbanos, como mala promesa de lo que terminará por llegar.
Paola Dávila invierte la fórmula, si la ciudad está, evidentemente acabando con los entornos, en su obra, es la naturaleza la que comienza a invadirlo todo. La ciudad comienza a desaparecer para regresar de nuevo a los ya olvidados espacios de verdor. Vuelta al edén, sí, como otro imaginario más.
El viaje –en todos, siempre el viaje- a título individual, genera otras circunstancias. Reconfigura tiempos y suele insertase en la memoria que genera actos visuales, he ahí entonces el viaje nocturno de Melvin Lara por la Ciudad de México. Presenta una ciudad que sorpresivamente se ve armoniosa, pero no nos engañemos, ya hemos visto que cada quien construye su propia ciudad y la de Melvin Lara pareciera estar impregnado de lo decoroso, lo civilizado, pero entendemos que esa es su ciudad imaginada, al otro extremo estaría la de Suter.
En otra propuesta, el tránsito personal y hasta lo íntimo, se da en Ramón Portales. Viejas rutas, vueltas a transitar, en lo abrupto de las serranías que son trazadas como memoria: “empiezo a asociar los recuerdos que tenía de cuando en mi infancia acompañaba a mi abuelo en los recorridos que hacia para ir a los terrenos donde tenía ganado y sembradíos”, nos dice. Rutas que se detienen más en la tierra, siempre la tierra, que en el esplendor paisajista dominado por los cielos.
Alexandra Germán construye nuevos paisajes fantásticos en donde crea un mundo de lumínicas pinceladas. Sus universos poseen un cierto desasosiego por las opresivas acciones en solitario, por esos cielos borrascosos o inciertos, aunque también por las sombras que no terminan por desaparecer. Y Adela Golbard en En el camino 2010, emprende un largo viaje, generador de las imágenes, en donde los residuos industriales se vuelven desconcertantes testimonios del trayecto. El paisaje trastocado, modificado, como huella de paso.
Así, cada quien construye su propio imaginario, su trayecto, su memoria, su estancia dentro del entorno.
Artistas: Adela Goldbard, Alejandro Cartagena, Alexandra Germán, Cannon Bernáldez, Dulce Pinzón, Elsa Medina, Gerardo Suter, Melvin Lara, Miguel Ángel Ortega, Pablo López Luz, Paola Dávila y Ramón Portales. Curador: José Antonio Rodríguez
Patricia Conde Galería está ubicada en Lafontaine 73, Polanco, Ciudad de México. Más informes a los teléfonos 5290-6345 y 5290-6346, correo electrónico info@patriciacondegaleria.com