Sólo los pobres van al infierno, hacia las delegaciones, tras las rejas: Nacho López
Texto: Susana Rodríguez Aguilar
Este 2024, en que se cumplirán 101 años de su nacimiento y, 38 años de su ausencia física, vale la pena seguir en la línea hemerográfica sobre Nacho López, misma que comencé en el número 178 de la revista Cuartoscuro; ello, en la idea de dar cuenta de algunas de sus participaciones en diversos foros, así como de sus comentarios publicados en el diario unomásuno. Una forma también de concluir aquella labor que el fotógrafo y camarógrafo inició como redactor de la revista de cine Novedades de la pantalla, donde publicó sus primeros textos. Sin omitir, en sus propias letras, que “la vida de un fotógrafo sería comprendida a través de la suma de miles de fracciones de segundo representadas en las fotos que ha hecho durante su existencia.
En cada una ha involucrado latidos de su corazón empeñados en captar realidades o irrealidades que emanan de sus preocupaciones como individuo inmerso en las contradicciones de su sociedad”. 1 Y si en “la fotografía inciden armonizados los factores estéticos y testimoniales como un todo indivisible”, en las fotos de Nacho López, “reconocemos nuestra más profunda realidad”, referiría Juan Rulfo. Arte que “no documenta una época, sino todas las épocas […] resumen de tragedias olvidadas”, en palabras de Fernando Benítez. Archivo donde los protagonistas “ríen, inician gestos obscenos, se distribuyen caprichosamente, aceptan que su aspecto es parte de sus demandas, les importa muy poco ser observados y registrados”, destacaría Carlos Monsiváis; mientras que, en los comentarios de López Bocanegra, publicados en letra de molde, podemos identificar su independencia, “que provocó zonas contradictorias con él mismo y ante el gremio artístico”, como estableció la crítica Raquel Tibol. 2
Los textos de Nacho López reflejan su paso por “Los interioristas”, colectividad que surgió a principios de la década de los 60, en la idea de “ahondar en el carácter humanista del arte, la denuncia social y el carácter psicológico de la vida en ciudad”; reverberación de su participación en el conjunto de Fotógrafos Independientes, en el Grupo de los Cinco, en el Grupo de los Siete, en el Grupo de los Ocho, en la Colectiva de Fotógrafos, AC, así como en la Asociación de Fotógrafos Unidos (contraposición con el entonces oficial y naciente Consejo Mexicano de Fotografía). Tiempo en el que se rompió “la voz de un solo fotógrafo –Manuel Álvarez Bravo- y se han dado a conocer nuevas personalidades con características diferentes”, en palabras del crítico Antonio Rodríguez. 3
Década de los ochenta, en la que inició el auge de las carreras audiovisuales, donde López Bocanegra participó como docente y, como tal remarcó a sus alumnos, en el apartado de la semiología de la imagen, que “el fotógrafo debe ir más lejos de lo que el objeto aparenta. No involucrarse y mantenerse a distancia
del hecho”. Incluso, en los ochenta surgieron nuevos campos fotográficos, uno de ellos abordó el desnudo, y, una de las primeras travesía sobre el tema, tuvo como escenario la Casa del Lago, en el entonces DF, hoy CDMX, en ella participaron 28 trabajadores de la lente; ahí, “un desnudo compartido, la pareja y sus alternativas uniones, donde Nacho López disfruta una secuencia en la que los sexos se pierden en la emoción de un ‘animal de dos espaldas’, en una acción efímera que sólo la fotografía puede hacer perdurable”. 4
Además, se estableció que “donde mejor quedan sintetizadas las dudas, ambivalencias, prejuicios y justificaciones del fotógrafo ante el desnudo es en la obra que presenta Nacho López. La asociación entre desnudo y sexo es obvia, ya que se trata de una pareja fornicando. A pesar de ello, las imágenes carecen totalmente de erotismo. No percibimos excitación auténtica en los fotografiados; están más conscientes que posan ante una cámara fotográfica que de sus sensaciones físicas. El fotógrafo muestra su voyerismo al seleccionar precisamente ese tema pero al mismo tiempo intenta demostrar lo contrario dándole un tratamiento eminentemente formalista a las imágenes.
Con el dominio técnico de un profesional, elimina el fondo y enfatiza las cualidades plásticas de los cuerpos como objetos escultóricos. La ideología patriarcal está presente al permitirnos identificar a la mujer mientras que el rostro del hombre permanece siempre oculto […] López se autocensura arrebatando el placer que promete. Su tratamiento higiénico vacía de contenido, emotividad y sentido a sus imágenes y cosifica el cuerpo humano”. 5
López Bocanegra también participó en la que se denominó como, una nueva experiencia interdisciplinaria: las transposiciones plástico fotográficas, donde fotógrafos y pintores intercambiaron instrumentos de trabajo, y, Nacho se convirtió en pintor y dibujante. 6
Mientras que, en sus artículos, Nacho López abordó de entre diversas temáticas, a la fotografía como experiencia militante, y, al fotógrafo lo señaló como aquel que puede proporcionar materiales a disciplinas humanísticas, como la sociología y la historia: los fotógrafos “deben contribuir con estos movimientos y revelar las contradicciones de nuestra sociedad. Considero, indicó Nacho López, que una forma de llegar masivamente al pueblo, es mediante el cartel fotográfico”. 7
“La fotografía como testimonio destapa la caja de Pandora […] A fin de cuentas, la fotografía es un documento; una codificación que leerán los sociólogos”; 8 por ello, “el fotógrafo debería formarse en nuestro país tomando en cuenta nuestra historia […] Los fotógrafos deben revelar las contradicciones de nuestra sociedad”. 9
Y, en estas lecturas multidisciplinarias, “entender los antecedentes históricos del asunto a fotografiar, relacionar los cabos sueltos como eslabones de un hecho dado ante el lente, e intimar con vivencias comunicantes, permite al fotógrafo un desplazamiento libre dentro de la comunidad que pretende registrar”. 10 Sin omitir que “la imagen capta la realidad y el fotógrafo asume una posición”. 11
Por último, cabe referir que en la labor del reportero gráfico, Nacho López, destacó las condiciones sociopolíticas en las que se trabajaba en la última parte del siglo XX, donde los boletines informativos y las fotografías, que las mismas dependencias distribuían a los periódicos, “después de una previa censura”;
además, sumó a lo anterior la presión económica por los escasos recursos con que contaba y cuenta el trabajador de la lente y la autocensura; “aspectos que no le han permitido realizar su profesión con absoluta honestidad […] y donde la fotografía de prensa llegue a tener la importancia que merece, como testimonio y
no como ilustración de la noticia impresa”. 12
Bibliografía
1 Ambra Polidori, “El amor urbano de Nacho López”, en unomásuno, 25 de octubre de 1986, p. 23.
2 Braulio Peralta, “La fotografía debe reflejar la historia y combatir el capitalismo: C. Monsiváis, en
unomásuno, 19 de septiembre de 1981, p. 17. Fernando Benítez, “En su obra no hay boatos, próceres ni lujos. Las fotos de Nacho, resumen de tragedias olvidadas”, en La Jornada, 25 de octubre de 1986, p. 30.
3 Patricia Zama, “Todas las preocupaciones de los fotógrafos del mundo pueden encontrarse en la Segunda Bienal. Dijo el crítico Antonio Rodríguez en una mesa redonda”, en unomásuno, 26 de febrero de 1980, p. 21.
4 Andrés de Luna, “El desnudo fotográfico en México”, en Suplemento Sábado del unomásuno, 8 de noviembre de 1980, p.3.
5 Katya Mandoki, “El desnudo al desnudo”/III y último, en unomásuno, 17 de noviembre de 1980, p. 23.
6 Adriana Malvido, “Transposiciones plástico fotográficas, una nueva experiencia interdisciplinaria”, en unomásuno, 14 de enero de 1981, p.19.
7 “El fotógrafo debería formarse en nuestro país tomando en cuenta nuestra historia: Nacho López”, en unomásuno, 14 de agosto de 1980, p. 21.
8 Nacho López, “El fotógrafo como sociólogo”, en unomásuno, 2 de febrero de 1980, p. 20.
9 Javier Molina, “Nacho López en Zacatecas, El fotógrafo puede convertir información en obra de arte”, en La Jornada, 3 de junio de 1985, p.19.
10 Nacho López, Op. cit., nota 8.
11 Javier Molina, Op. cit., nota 9.
12 Adriana Malvido, “La fotografía es más veraz que la historia, ya que ésta la escriben los vencedores, afirma Julio Mayo”, en unomásuno, 30 de julio de 1981, p. 21.