Ofrenda a Cempoaltépetl, espacio sagrado del pueblo Ayuujk

Textos y fotos de Juana García

A más de 3 mil 400 metros sobre el nivel del mar, reposa el cerro del Cempoaltépetl, un espacio sagrado para el pueblo Ayuujk. Desde ahí el viento sopla desde el norte y el sur. Sobre una vereda que se ha construido por los ancestros y ancestras, ahora la caminan las niñeces, los jóvenes, los abuelos y las abuelas, para subir a ofrendar al rey Kondoy para la buena salud, la armonía y el poder sostenerse dignamente, además de servir al pueblo.

El líder legendario Mixe, Kondoy, está en el cerro Cempoaltépetl, a él se le ofrenda porque es el dominador del et nääxwiinyët (el cosmos, los elementos de la naturaleza: el sol, la luna, las estrellas, el agua, el aire, los rayos y los relámpagos), parafrasean los habitantes de la nación Ayuujk de Santa María Tlahuitoltepec, ubicado al noroeste de Oaxaca, al sur de México.

© Juana García

«Nos enseñaste a luchar», entona el himno al rey Kondoy, que explica la resistencia del pueblo Ayuujk y la espiritualidad que existe con la madre naturaleza, y con esta consigna se ofrenda.

“Ofrendamos para que nos vaya bien durante el transcurso del año”, dicen las familias, con flores blancas, velas y veladoras en la mano. En el hombro, en un costal o una caja cargan guajolotes o pollos para luego sacrificarlos, además de mezcal o tepache. También llevan alimentos para compartir entre los visitantes, como tortillas embarradas de salsa con huevos cocidos, tamales de frijol, frutas y bebidas.

Erick, un pequeño de 10 años, junto a su madre y otras familias de San Juan Cotzocón, han subido con su familia y otros vecinos. Salieron en punto de las 2:00 de la madrugada para llegar a eso de las 9:30 de la mañana.

© Juana García

Con el viento sobre la mejilla, corriendo de un lugar a otro para poder calentar un poco su cuerpo, Erick cuenta que desde más pequeño sube a Cempoaltépetl cada fin de año junto a sus padres, pero ahora solo ha venido con su madre. “Subimos a pedir”, dice mientras señala un cerro y otro, luego hacia la dirección de su comunidad.

En el cerro del Cempoaltépetl, las familias Ayuujk reafirman y reivindican su espiritualidad. “Aquí estamos viviendo y existiendo, creo que es una resistencia que tenemos que hacer, para decir que estamos existiendo desde nuestra autonomía como pueblo”, reafirma Rubén Hernández, comunero y uno de los coordinadores de la radio comunitaria de Tlahuitoltepec.

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