MILAGROS EN NUEVA YORK
Americas Society presentó Observed, la primera exposición monográfica en Nueva York de la artista de origen peruano Milagros de la Torre (1965), proyecto en colaboración con el Museo de Arte de Lima. La visión curatorial ha estado en las manos del curador invitado, doctor Edward J. Sullivan, con la asistencia de Cristina de León y Theodora Doulamis. Visión que aporta valor exponencial a esta exposición con intención retrospectiva en el punto medio de la carrera de la artista; estrategia de exposiciones que la institución ha abierto a relevantes artistas de origen latinoamericano, bajo la guía de Gabriela Rangel. La selección curatorial ayudó a exponer la punta del iceberg de la labor de De la Torre, estimulando la curiosidad de aquellas mentes inquisitivas.
Vigilancia, criminalidad, violencia, memoria y la construcción sociopolítica de la identidad son los temas que informan a la fotografía de De la Torre. La conciencia de la existencia del “otro” es quizás un tema subyacente en el curso de su investigación visual, que se extiende desde los comienzos de la década de 1990, y se desarrolla a través de series; asociadas a la vez con determinadas técnicas fotográficas. Observed no sigue una narración cronológica; el curador organizó la muestra considerando las series, dándole a cada serie una representación mínima; creando así una noción encapsulada y esencial de caminos creativos de la artista.
El trabajo fotográfico de De la Torre se caracteriza por un sagaz enfoque de sus historias, construidas a partir de imágenes que generalmente toman como base una profunda investigación bibliográfica y de archivo. Proceso que también informa su enfoque técnico. Los pasos perdidos (1996) es una serie que toma su título del nombre dado en 1912 al corredor y patio principal del Palacio de Justicia de Lima. En esta serie utiliza los archivos de esta institución para centrarse en evidencias de cargo asociadas a casos de violencia cotidiana, en los años durante los cuales Sendero Luminoso –el grupo terrorista maoísta– fustigaba violentamente la sociedad civil peruana. Así, los sujetos de sus fotografías se convierten en metáforas humanizadas de la violencia y sus participantes. En esta serie las fotografías son nombradas haciendo una descripción literal del objeto fotografiado, con la intención de establecer una comprensión clara y una conexión lineal con el espectador.
Camisa de periodista asesinado en la masacre de Uchuraccay, Ayacucho es una imagen sin retoques de la mencionada prenda sobre fondo negro, tomada siguiendo un proceso fotográfico del siglo XIX que crea un aura oscura alrededor del objeto. El uso del misterioso halo le infunde a la imagen una poderosa carga emocional que puede ser asociada con las circunstancias aún poco claras de los sucesos de la masacre del 26 de enero de 1983. Los hechos criminales generaron una protesta pública, y en consecuencia, esa fecha se estableció como el Día Nacional de Periodistas del Perú. Otra fotografía especialmente inquietante de esta serie, cargada con una relevante connotación popular, es Máscara de identificación policial del criminal conocido como Loco Perochena, un popular ladrón por el estilo de Robin Hood, que asaltaba las casas de la clase alta. La imagen de la máscara produce una sensación aterradora que transmite referencias bíblicas y de muerte, imagen que recuerda la obra de Joel-Peter Witkin. En esta obra, De la Torre revisita, en su acercamiento, uno de los usos originales de la fotografía: la identificación.
Explorando sobre cuestiones de identidad, control y vigilancia está Bajo el sol negro (1991-1993), la más temprana serie representada en la exposición y una de las visualmente más poderosas. Basada técnicamente en una rudimentaria práctica fotográfica popular entre los fotógrafos de la calle en Cuzco, que producen una impresión directa sobre el papel fotográfico, De la Torre aplica manualmente color a la impresión usando una solución de mercurocromo, y más tarde la vuelve a fotografiar siguiendo el mismo procedimiento, para crear una impresión final. El retoque del color de la piel de los sujetos induce no sólo –en palabras de la artista– a un “mejoramiento racial”, sino que implica una nueva estética, una economía, e incluso una cuestión cultural, si se tiene en cuenta la creencia de que una persona con piel clara intrínsecamente representa todas estas cualidades. La lúdica interconexión artística entre la intención y el resultado es la razón por la cual estas fotos no podrían ser confiables como herramientas de identificación, a pesar de que están tomadas siguiendo sus reglas. Esta segunda piel de color rojo es consecuentemente una referencia a la violencia. Dan la impresión de ser fotos de identificación de los muertos.
Antibalas (2008) es una serie basada en la ropa, aquella diseñada especialmente para proteger la vida de quien la usa. En la exposición está representada por dos austeras obras en contraste creando un diálogo entre negativo y positivo: una chaqueta negra de Corduroy de corte deportivo y hecha con un tejido elegante, contrapuesta a una blanca Chaqueta de cenar de algodón y corte elegante. Ambas fotos están impresas en papel de algodón estimulando en el espectador la sensación de que pueden ser usadas. La documentación directa de este objeto de uso cotidiano habla de la referencia sociopolítica que éste tiene en relación con su naturaleza y su posible usuario.
Armored (2000) es una serie de pequeños retratos a tres cuartos de vehículos blindados tomados en Ciudad de México. La “humanización” de los camiones por el enfoque fotográfico y el juego establecido entre el tamaño real y el de la representación fotográfica infiere un comentario acerca de la relación de poder. Basado en un estudio de seis meses entre los residentes del Distrito Federal, Miedos (2004) es una serie construida a partir de rectángulos monocromáticos de color oscuro con textos de similar color en diferente tono, haciéndolos imperceptibles. Éstos expresan temores e inseguridad ante gestiones cotidianas; por vez primera el ícono fotográfico está ausente. El propósito es desarrollar un sentido de intimidad con los espectadores al forzarlos a acerarse para leer, invitándolos así a establecer una conexión personal con el temor expresado.
Observed expone la obra de Milagros de la Torre como alusiones sosegadas e inteligentes edificadas sobre una sabiduría cáustica, con un lenguaje sofisticado y contemporáneo.
(Texto: Rafael Díaz Casas)