Lola Álvarez Bravo y la fotografía de una época

Por Anasella  Acosta

Cuando Beatriz comenzó con la ardua tarea de limpiar el departamento ubicado en avenida Juárez número 135 para arrendarlo, halló cientos de fotografías en blanco y negro y, sólo por no dejar, supo que fueron tomadas por una tal Lola, de la que sabría luego, gracias a su curiosidad inmensa, fue una de las fotógrafas de mayor relevancia que ha tenido México: doña Lola Álvarez Brazo (1913-1993).

Todo lo que ello despertó en Beatriz haya un poco de materialidad en el descubrimiento, investigación, inicio de digitalización y clasificación del acervo fotográfico de más de mil fotos vintage. Así como de las gestiones para la autorización respectiva con el Centro de Fotografía Creativa de Arizona, en Estados Unidos, entidad a la que el hijo de Lola Álvarez Bravo donó los negativos de su madre y 180 piezas vintage, y a la que también cedió la administración de los derechos de las mismas.

Ubicado en avenida Juárez, el departamento de Lola Álvarez era como el hábitat de casi todos los fotógrafos, cuarto oscuro, almacén y archivo de su producción y de otras tantas fotografías que ella guardó. Durante ese medio siglo, la fotógrafa tuvo una vecina, que fue sobre todo amiga y compañera de ese pasar el tiempo, Clementina Rivera Vallejo, tía del marido de  Beatriz Rendón. Tras el terremoto de 1985, y ya un poco enferma, Lola se mudó a casa de su hijo llevando consigo negativos y algunas fotos, el resto se quedó en el departamento que Lola le dejó a Clementina.

Uno de los hallazgos que destaca Rendón, hoy coleccionista de gran parte de la obra vintage de Lola Álvarez  son los fotomontajes que Álvarez Bravo realizó por encargo y luego por gusto, y en los que la postura política de la fotógrafa y su crítica contra el capitalismo son claras, así como su preocupación por el crecimiento acelerado que la ciudad registraba en la primera mitad del siglo pasado, sin olvidar los avances tecnológicos e industriales al margen de los cuáles quedaba lo humano y lo artesanal.

Algunos de esos fotomontajes forman parte de esta exposición que se ha dividido en seis núcleo: Lola en el mundo del arte (conformada por el registro de la Galería de Arte Contemporánea que Lola y Raúl Abarca fundaron en la calle de Amberes 12), Obras clásicas ( que incluye fotos tomadas por Lola y Manuel Álvarez Bravo), Fotomontajes, Lola Álvarez Bravo y sus alumnos ( entre quienes se cuenta nada más y nada menos que otra de las fotógrafas más notable en México: Mariana Yampolsky), Escuela de ciegos y Surrealismo.

En entrevista con Cuartoscuro, Beatriz Rendón, quien luego de pasar algunos años investigando la obra de Lola Álvarez Bravo tiene bases para sopesarlo, considera que si bien Manuel Álvarez Bravo fue guía en un principio para Lola, realmente el aprendizaje fue a la par, y tras la ruptura de su matrimonio, la diferencia fue que Lola debió hacerse cargo de su hijo y que era mujer, en una época complicada para las mujeres.

Rendón también muestra su desasosiego porque cuando comenzó a investigar sobre Lola encontró que había muy pocas referencias sobre ella; siendo tan importante “en México no se le ha dado el tributo que merece”. Y además recordó que hace casi diez años, en el contexto de la muerte de don Manuel Álvarez Bravo, Carlos Monsiváis señalaba que era el momento de que México contará con un Museo Nacional de la Fotografía, aunque en ese entonces ya hubiera Centro de la Imagen, por algo lo diría.