La vida en la Selva Lacandona desde los ojos de Joel Martínez

Foto y texto: Joel Martínez

Nací en un poblado detrás de una loma de la Selva Lacandona en Chiapas. Mis padres fueron migrantes en tiempos de esclavitud del poblado San Antonio de las Delicias, ahora Pamala, municipio de Ocosingo. Trabajé un poco con mis padres en el campo, participé en la cosecha del café y maíz, además de ir por la leña y la limpia del cafetal.

En 1986 decido salir de mi comunidad y dejar a mi familia para estudiar español, continuar la secundaria y la preparatoria, posteriormente iniciar en la fotografía. Cuando yo tenía como 13 años despertó en mí el gusto de estar detrás de la cámara. Cuando existía las cámaras Polaroid instantáneas le pedía a mi tío la suya. Cuando había fiestas patronales muchos niños andábamos tomándonos fotos a las personas que querían.

En 1997 se me presentó la oportunidad de estudiar fotografía en la Ciudad de México. Mi trabajo ha sido expuesto de manera individual y colectiva en numerosas publicaciones aquí en México, así como en Tel Aviv-Yafo (Israel); Sydney (Australia) Mineapolis, Minnesota (EUA) y Berlín (Alemania).

Las comunidades indígenas en Chiapas son un tema fundamental para mí, poner en escena a través de la fotografía los tiempos críticos que vivimos, como las comunidades tzeltales originarias de la selva Lacandona Chiapaneca, establecidas en el Ejido de San Francisco, municipio de Ocosingo, formadas hace aproximadamente 80 años, después de una larga lucha comunitaria, que concluyó en el decreto presidencial que establece “El Ejido” de manera formal.

La comunidad se rige bajo el régimen de usos y costumbres, con autonomía democrática por parte de los hombres y mujeres, se caracteriza por la producción de maíz, café, calabazas, frutas silvestres, hongos, etc.

La selva Lacandona está enclavada en el municipio de Ocosingo, zona importante geográficamente por el Uranio, no deja ser folclor mexicano las culturas que penetran visualmente lo profundo de nuestros corazones. “No podemos dejar en el abandono a nuestros orígenes, como fotógrafos constantemente buscamos imágenes en nuestro camino, que reflejen la realidad que viven las comunidades indígenas”.

No podemos ser cómplices del monopolio y el capitalismo, tenemos que despertar y generar conciencia, a fin de evitar que las comunidades chiapanecas sigan siendo marginadas y continúen en el abandono, coartando su desarrollo socioeconómico.

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