Donan al INAH acervo fotográfico de Aurelio Escobar Castellanos

Foto: Aurelio Escobar  Castellanos

Alrededor de dos mil negativos que abarcan de 1906 a 1964, más 360 positivos de la Revolución Mexicana y cámaras fotográficas que pertenecieron al periodista y fotógrafo Aurelio Escobar Castellanos, fueron donados a la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por María Josefina Escobar Vélez y Arturo Guevara Escobar, hija y nieto respectivamente, de uno de los  autores que dieron nuevas luces para la investigación fotográfica.

Durante la firma del acta de entrega del material fotográfico, Leticia Perlasca Núñez, coordinadora nacional de Difusión aseguró que estudiará, preservará y dará el mejor uso al legado del maestro Escobar Castellanos.
Juan Carlos Valdez Marín, director de la Fototeca Nacional, afirmó que el legado complementa sustancialmente la idea que se tiene del registro fotográfico en la gesta revolucionaria. “El conjunto de la obra se sumará al imaginario colectivo sobre ese proceso histórico y nos dará nuevas luces para la investigación a través de la fotografía. Aurelio Escobar Castellanos mantuvo mucha relación con los artistas de la época como Casasola y Lupercio, pero realizaba su trabajo de manera independiente”.
El Fondo Aurelio Escobar será el número 45, con la suma de todas nuestras colecciones abarcamos un espacio temporal que va de 1840 hasta nuestros días. Las cámaras que son parte de la dote se exhibirán en el Museo de la Fotografía.
Valdez Marín refrendó el compromiso de difundir el quehacer del maestro una vez que realicen el resguardo, el inventario, la restauración, documentación y catalogación. “Posteriormente las imágenes serán digitalizadas para someterlas a la revisión de los investigadores y el público que quiera apreciarlas y reconocerse en ellas, pero sobre todo que las nuevas generaciones puedan observar los procesos sociales económicos y políticos de México que fueron registrados”.
María Josefina Escobar Vélez recordó que el archivo empezó a formarse cuando su padre comenzó a trabajar con Eliodoro Gutiérrez (tío de Aurelio), quien se inició como fotógrafo en Estados Unidos: “Rescatamos algunas obras del archivo de Gutiérrez, de 1895 y 1896, las que posteriormente sumamos a las fotografías de estudio que mi papá realizaba, así como piezas  panorámicas a las que más se dedicó. En ese género encontramos fotos de generaciones de médicos, licenciados, ingenieros o de grupos de políticos que se reunían con el presidente de la República en turno.
“Mi padre tomó imágenes de mítines, encuentros con diferentes sindicatos, fachadas,  edificios y aspectos comerciales de la ciudad.  El abanico de fotos abarca la primera mitad del siglo XX, porque fueron 58 años de trayectoria, desde 1906 hasta 1964, año en que falleció, aunque incluimos fotografías posteriores de Enrique Escobar, quien quedó a cargo del negocio cuando murió su hermano Aurelio”.

Arturo Guevara Escobar explicó que el archivo que resguardó su familia “se divide en dos partes: una que consiste en obras del periodo revolucionario, con piezas inéditas de cuando se trabajaba de una manera sui generis con cámaras de formato ocho por diez o de cinco por siete, y con las cuales imprimían tarjetas postales. Una parte la donamos hace dos años al Archivo General de la Nación, y consistió en negativos de las panorámicas de los años 30 a los 60, que fueron impresas en un formato poco común.
Aurelio Escobar, añadió Guevara Escobar, fue también un reportero que tuvo un pie dentro del mundo del periodismo y otro en el trabajo de estudio. Perteneció a varias asociaciones de fotógrafos, fue dirigente sindical de fotógrafos de prensa y de estudio, y pugnó por mejorar la situación de sus colegas.
Respecto a las cámaras que se entregaron a la Fototeca, el nieto de don Aurelio comentó que son instrumentos que usaron en la Revolución para fotografía panorámica, y equipo de laboratorio.
La familia donó el material “como un homenaje a la memoria de don Aurelio. Deseamos que perdure el legado de un hombre que fue un enamorado de la fotografía. Fue un ser que tuvo el reconocimiento de sus familiares, amigos y colegas, aunque algunos de estos últimos lo olvidaron después de su muerte”.
Aurelio Escobar Castellanos nació en Zacoalco de Torres, Jalisco, en 1888 y falleció en 1964 en el Distrito Federal. Tenía su estudio en la calle 16 de Septiembre, donde trabajó la mitad de su vida laboral. “Cuando comencé a indagar en la historia de mi abuelo me di cuenta de que la fotografía en México estaba olvidada porque era vista como un elemento artístico. Estoy escribiendo su biografía, mientras tanto los interesados pueden ahondar en el blog Fotógrafos de la Revolución, que ha sido un medio de difusión muy importante”, finalizó Arturo Guevara.

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