¡Tianguis y mercados…sabores y colores!

por Carlos María Meza

Por un lado la antiquísima mujer forcejeando con su bolsa de la “Lechería Jenny”, en la que el racimo de verdolagas busca su sitio entre los 40 pesos de pechuga de pollo y el medio kilo de jitomate, una ramita de tomillo y otro tanto de epazote. Por doquier los letreritos donde menos que los precios de las frutas y verduras, llaman la atención las contundentes frases que buscan convencer a la marchanta: “¡Qué chulada!”, “¡De aquí soy!”, “¡Esto se acaba!”.

Gritos animosos, pruebas gratis, regateos y chascarrillos confundiéndose con el enervante aroma a carnitas estilo Michoacán bajo la atmósfera festiva que generan los improvisados techos de tela rosa del Mercado sobre ruedas o las llamativas piñatas colgando de la bóveda de Mi Mercado.

Personajes inexplicables, como el que camina entre la clientela vendiendo ajos y cerillos; productos milagrosos como el noni, que promete “curar el colesterol y la diabitis”; y puestos inesperados, como aquel donde se venden pollitos vivos teñidos con coloridas pinturas en aerosol.

Todos conocemos estas, y muchas escenas más, las que a diario ofrecen en algún rincón del país los tianguis y mercados mexicanos. Quizá por eso uno termina por habituarse a la fiesta de los sentidos que se nos presenta en cada nuevo puesto, aceptando de manera automática y como si fuera lo más normal del mundo que en un puesto se vendan sostenes con el escudo de un equipo de futbol y en el siguiente estatuillas de la Santa Muerte. A veces uno ni siquiera comprende al maravillado turista que, probando por primera vez el chicharrón, se apresura a comprar seis kilos, o que torpemente se golpea la cara al intentar jugar con un balero.

Pareciera que se da por hecho esa riqueza carnavalesca que una vez por semana se planta en la calle más cercana como una caravana de gitanos pregonando caóticamente las delicias de sus berenjenas, sus luchadores de plástico, su guachinango y sus películas pirata.

No obstante, se trata de una apariencia desmentida con el concurso nacional de fotografía “¡Tianguis y mercados… sabores y colores!”, al que Cuartoscuro convocó desde diciembre de 2010. Desde la publicación de la convocatoria hasta su cierre, se recibieron más de 500 trabajos provenientes de 28 estados de la república, desde Baja California hasta Quintana Roo, sumando un total de 1,950 fotografías con las características requeridas para concursar. En todas ellas, los concursantes muestran tal variedad de miradas y perspectivas, y casi siempre de una forma tan llena de respeto y fascinación, que una indiferencia ante nuestros mercados resulta impensable.

Es así que vemos numerosas imágenes donde cada puesto asemeja un caleidoscopio, pero también otras más oscuras, donde los corazones y cabezas de puerco recuerdan una película de terror. En algunas se advierte un tinte documental y casi melancólico, mientras que otras se cargan de humor o de crítica.

Ya sea a color o en blanco y negro, sobre papel metálico, algodón o acrílico — en el caso de los ambrotipos—, ya sean retratos, paisajes o planos completos,  vistas aéreas, picadas o contrapicadas, acercamientos, etc.,  los cientos de trabajos recibidos exploran numerosas posibilidades para expresar la particular percepción de cada concursante acerca de aquellos intrigantes espacios.

Ese mirar con detenimiento, buscar la sorpresa e individualidad en cada puesto, concientizar acerca de la aparente falta de fundamento en cada producto o situación (y de los alcances estéticos de aquélla), es precisamente lo que Cuartoscuro busca fomentar al convocar un certamen como este. Pues con cámara en mano y a la caza de los momentos que mejor plasmen los colores, las historias y las tradiciones de los tianguis y mercados mexicanos, uno puede darse cuenta fácilmente de la importancia de estos espacios que nos llegan desde la época prehispánica, y que hoy se nos presentan en versiones tan variadas, contrastantes y hasta opuestas como El Mercado de la Bola, el de flores de Xochimilco y el Tianguis Cultural del Chopo.

El jurado estuvo conformado por los fotógrafos Pedro Vatlierra, fundador y directora de Cuartoscuro Agencia y Editora, Moisés Pablo, editor de la Agencia Cuartoscuro, e Iván Stephens, fotógrafo en activo de la misma. Ellos calificaron los trabajos concursantes bajo los criterios de propuesta visual y conceptual, temática y manejo técnico.

La revisión de los cientos de fotografías recibidas tuvo lugar el miércoles 11 de mayo en las oficinas de Cuartoscuro, se seleccionaron 30 finalistas —cuyas fotografías conformarán una exposición itinerante—, de los cuales se eligieron los tres primeros lugares (según lo estipulado en la convocatoria), y un cuarto premio como regalo por el XXV aniversario de la Agencia Cuartoscuro, además de cuatro menciones de honor.

Cuartoscuro hace hincapié en la necesidad de preservar estas expresiones culturales, pues sin importar cuántas lucecitas, ofertas, espectaculares y facilidades de pago ofrezcan los supermercados, no se comparan con el potencial regocijo de tener un puesto de carne favorito o el hecho de que en el último momento, cuando el gasto ya se ha estirado hasta el tope, el vendedor de fruta decida regalarnos un pepino (“ahí para que se haga un agua, güerita”). Así como no igualarán la diversidad de aromas, sabores, texturas y colores de sus productos: higos, mangos, col, cebolla, tepache, pozole, birria, camarones, trompos, mimbre, sombreros de palma, discos, ropa, mascotas, crema, quesos, ollas, chile, pulseras, estoperoles, girasoles, calamares, maracuyá, manzanilla, calabazas, nopales, crepas, alebrijes, jergas, mojarras, petunias, pollo… Todos exquisitos manjares para la mirada.

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Un comentario

  1. el primer lugar wow!!! lo merecia !! felicidades pero de hay en adelante lastima de jueces por q en las demas fotos no c muestra ni se plasma nada de color y ¿sabor?….
    se desperdicio bastante talento y ojo artistico los tianguis culturales de mexico son mas q animales y basura no se q le vieron a la ultima foto pero bueno feicidades a los ganadores

  2. Cierto, la última foto es bastante patética, no plasma en lo absoluto el color ni el sabor ni «la riqueza cultural y visual de los tianguis y mercados en México» que se mencionan en la convocatoria, todo lo contrario, sólo se ve basura y desorden. Que mal por este premio que dieron «como regalo» por el XXV aniversario de la agencia. Felicidades a los demás ganadores

  3. Yo no sé por qué criticar a los ganadores y mucho menos a los jueces. Creo que cada uno sólo conoce las fotos ganadoras y las propias, no podemos saber la calidad de todos los demás trabajos que concursaron y por lo mismo no sabemos la situación en que los jueces se encontraron a la hora de calificar. Recordemos que son profesionales (y si ubican sus nombres y sus fotos, resultará obvio que también son muy, muy buenos).

  4. ¡El primer lugar es una verdadera chulada!
    Cada quién tiene lo que merece, ni más ni menos… felicidades a los premiados y a los no premiados también, seguramente se descartaron muchas buenas fotos.

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