Iban guiados por una estrella

¡Vengan a retratarse con los Reyes Magos!
Directamente desde la colonia Álamos, llegan con todo su esplendor para ser parte de esta tradición. Así lo anuncia el pregón mientras ofrece una fotografía enmarcada en un calendario a los transeúntes que disfrutan de la feria.

Texto y fotos de Elsa Chabaud

Ha llegado la Navidad, la fiesta más esperada por los fotógrafos. Es el momento perfecto: la gente está relajada, cuenta con su aguinaldo y se entrega a las celebraciones. Los fotógrafos, protagonistas de esta época, se convierten en los Reyes de Oriente. Con suntuosos trajes, coronas brillantes y escenografías llenas de magia, llegan cada 25 de diciembre guiados por la luz de una estrella.

La preparación comienza con antelación. Los trajes, hechos de satén colorido, se adornan con coronas de papel metálico, turbantes multicolores y pelucas que dan vida a Gaspar, Melchor y Baltasar. Las escenografías, una explosión de creatividad, combinan elementos aparentemente inconexos: peluches, animales del pesebre, ángeles, castillos de cartón, pirámides festoneadas con diamantina, luces de neón y la estrella de Belén.

Esta tradición captura la esencia artística del pueblo mexicano. Familias enteras, desde los abuelos hasta los nietos, se visten como personajes de la festividad para ser retratados en escenarios que fusionan lo absurdo con lo mágico. Los fotógrafos construyen portales hacia mundos imaginarios donde conviven figuras tradicionales y contemporáneas.

©Elsa Chabaut

En los últimos años, los escenarios han evolucionado. Ahora, personajes de cómics y películas animadas se mezclan con los íconos tradicionales. Así, los antiguos Reyes Magos comparten escena con Hulk, Bob Esponja, el Hombre Araña y otros personajes modernos. Esta apropiación cultural sigue adaptándose a las necesidades de representación de las personas, sin perder el espíritu de la tradición.

Aunque los fotógrafos han adoptado cámaras e impresoras digitales, su esencia permanece intacta. La modernidad de los centros comerciales intenta opacar esta costumbre, pero la fuerza de la tradición prevalece. La fotografía sigue cumpliendo su función esencial: conservar la memoria de los momentos compartidos con nuestros seres queridos.

Esta celebración, que inicia por la tarde y se extiende hasta bien entrada la noche, reúne a ríos de personas en busca de su retrato navideño. Es una tradición vibrante que continúa siendo una necesidad vital para el pueblo mexicano, asegurando su permanencia en el tiempo.

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