Sobre Educación fotográfica: Ejercicios de escritura


Por José Luis Cuevas*
Al pensar en el viejo cliché que describe a la fotografía como el acto de “escribir con luz”, me viene a la mente la relación con la vieja frase “mi mamá me mima”. Si para elaborar más que una oración simple en la escritura hay que someterse a un proceso educativo, para crear imágenes que se desprendan de la producción fotográfica en masa, también se requiere de un proceso formativo que involucre experiencias y conocimientos de diversa índole.
En sintonía con esa relación, tener una cámara fotográfica —cualquiera que sea su tecnología— equivale a tener un instrumento para generar textos. El contenido de los mismos dependerá de la naturaleza del medio, de la necesidad de comunicación de quien escribe, así como de su capacidad, habilidad y sensibilidad hacia la escritura. Sólo yendo más allá, en un sentido formativo, estaremos hablando de escritores, autores de cuentos, novelas, poesía, ensayos o reportajes.
En fotografía, formarse como autor es un proceso largo que va nutriéndose de todas esas experiencias personales que definen al individuo que cada uno somos, todo ello que nos da de qué hablar, sobre qué discurrir. Aunado a ello, aquellos materiales visuales que vamos consumiendo a lo largo de los años, dependiendo de nuestros muy personales filtros de selección, conformarán la educación visual mínima que requerimos para gestar en nosotros el deseo de hacer imágenes.

© Shandor Barcs/ Gimansio de Arte y Cultura

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Un comentario

  1. Nadie da lo que no tiene y en la fotografía es todavía mas cierto: «Nadie ve lo que no conoce». Hay que conocer y saber y tener sed de investigación para lograr redactar un ensayo fotográfico exhaustivo que cuente, aclare y magnifique, un echo, una situación, una leyenda urbana, un fenómeno metropolitano al igual que una tradición ya consagrada. El espectador ve, el fotógrafo mira, piensa y discierne en fin, cuenta su versión de acuerdo a su sexo, edad y cultura. Hay miles de ejemplos de «cosas» fotografiada por hombres y mujeres fotógrafas y la mirada es claramente diferente. Expresarse con la fotografía ya no es solo escribir con la luz física sino también con la luz propia de la espiritualidad que latente o no, todos seres humanos tienen y a veces comparten con generosidad a veces no, porque entran en conflicto con la propia personalidad y las situaciones sociales y familiares que viven. Interpretar el trabajo fotográfico de un autor simplemente en base a lo visual es lo mas común y queda una lectura superficial, sin embargo una lectura profundizada sobre una entera trayectoria o un simple fotograma necesitas de mas información. Como adonde fue tomada y porque y que estaba pasando en ese contesto y en la mente del autor material de una imagen. Eso permite darle a la fotografía un valor agregado, diferenciarla de las miles de imágenes que pueden aparecer similares y quedarse en la historia de la fotografía contemporánea.
    Contesto y contenido van de la mano.

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