DIEZ AÑOS DE TRABAJAR POR LA FOTOGRAFÍA EN ZACATECAS
Por David Polo
Copiosas manos se extienden a saludarle por todas partes. A la salida de un restorán un joven le aborda: «¿maestro, se acuerda de mi? Hace diez años, cuando visitó a mi padre usted me preguntó ‘¿tú eres grafitero?’ Yo le dije que si. ‘¡Muy bien!’ Respondió en aquella ocasión».
Desde temprano decenas de jóvenes hacen fila por momentos para registrarse en la oficina de la Fototeca de Zacatecas. Minutos antes, un hombre se había acercado con visible emoción al escritorio donde Pedro Valtierra revisaba unos papeles: «¿Usted es el maestro Valtierra? No tenía el gusto de conocerle».
Entre sus muchas ocupaciones y actividades, el reconocido fotógrafo, oriundo de Fresnillo, Zacatecas, es director honorario de la fototeca de su estado —que además lleva su nombre—, una institución que este año cumple su primera década de investigar, difundir y promover el arte de la lente.
En el nivel de convocatoria de su primer coloquio, titulado «Perspectivas de la fotografía. Práctica e investigación», puede medirse el impacto que la Fototeca tiene en los zacatecanos. Hay lleno total desde la primera mesa de discusión, la mayoría son jóvenes que no cesan de apuntar apresuradamente en sus cuadernos.
En diez años la fototeca ha editado siete libros de fotografía, realizado exposiciones en municipios de todo el estado, promovido la investigación y generado colectivos fotográficos tan importantes como el de los Alquimistas Contemporáneos, que a lo largo de varios años ha recuperado, aplicado e innovado numerosos procesos fotográficos antiguos, destinados tanto a la producción de obras fotográficas como a la conservación de los once acervos fotográficos que la Fototeca de Zacatecas tiene a su cargo. En las bóvedas de su Centro de Conservación se almacenan documentos invaluables que van de la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad, disponibles para cualquiera que desee acceder a ellos.
Luego de una década de arduo trabajo la fototeca se enfrenta a un nuevo panorama. En pocos años ha sido testigo de la transformación que los medios digitales de comunicación han provocado en la manera de acceder a la cultura y la información. El reto es generar actividades que promuevan el interés y la participación de los zacatecanos en la fotografía. Las exposiciones curadas por Jaime Robledo, investigador incansable de los acervos fotográficos, los talleres organizados por Sergio Mayorga, director de la Fototeca y la experimentación incesante de Carlos Segura son el foco de atracción que mantiene con vida y movimiento a un espacio que no deja de ganar terreno contra la alienación de las pantallas de los móviles y el internet. A una década de su surgimiento la Fototeca de Zacatecas goza de buena salud y va para largo.
A menudo no se piensa, pero estos diez años también son parte de los más de cuarenta en la trayectoria que Pedro Valtierra ha trazado a favor de la fotografía y la creación crítica e informada a lo largo de toda su carrera. Al término de una conferencia pronunciada ante una mayoría de jóvenes el maestro apunta: «A los jóvenes los va a marcar la violencia que estamos viviendo en México. Lo único que podemos hacer albergar es la esperanza de que va a haber un cambio». Entre sus muchas aportaciones, la Fototeca —legado de Valtierra para la tierra que lo vio nacer—, se ha convertido también en un agente del cambio.
