DE PARAÍSOS Y PERECEDEROS
De paraísos y perecederos
Fotografías de Daniela Edburg
Texto de Ana Luisa Anza
Algo te incomoda frente al muro que imaginas cubierto de un tapiz aterciopelado rojo carmesí que casi huele a esa decrepitud que sólo se logra con el paso de los años. Aroma de museo de marcos antiguos acentuado por trazos de iluminación renacentista y aparente orden barroco.
¿Habrá que pararse de cara a la pared con solemnidad? Desde allá, frente a ti, 20 pares de ojos te fulminan directamente, casi sin piedad, algunos como disimulando una sonrisa… ¿es desdén? ¿es un cierto desafío?
Te transportas al siglo XVI, te adentras en el XVII… máximo. Ya cuando crees empezar a reconocer los rasgos de un Caravaggio, los pliegues de un Rafael Sanzio, la dureza de Lucas Cranach, la postura de un Holbein y ¡sí, claro! el evidente barroco flamenco del Vermeer, sabes que algo no está bien.
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