25 Años de La Jornada. De la vanguardia en imagen, al olvido


25 años de La Jornada
Ulises Castellanos

“El fotógrafo -con base en la experiencia del unomásuno-, requiere de mucha iniciativa y también de apoyo para poder desarrollar y canalizar sus ganas de registro de la vida en la calle, las fiestas, las celebraciones, las misas, el mercado, en todo aquello que resulte visualmente atractivo… ”

Pedro Valtierra, febrero de 1984.
Anteproyecto del departamento de fotografía del diario La Jornada.

Hace veinte años traer el diario La Jornada bajo el brazo, era un símbolo de identidad entre la juventud. Un diario fresco, moderno, plural, de izquierda en un país donde muy pocos se enfrentaban al poder.
Leer La Jornada era básico en aquel círculo rojo, universitario e intelectual. Recuerdo que cuando estudiaba Periodismo la mayoría de los mejores debates en clase eran en torno a lo que publicaba ese diario, ya fuera una nota, un artículo, una caricatura o una fotografía.
El Departamento de foto de aquellos años, independientemente de quien lo dirigiera, era clave para ver y vernos en una ciudad en constante cambio. Rogelio Cuéllar, Pedro Valtierra, Frida Hartz son los personajes que comandaron aquella época de oro y plata del fotoperiodismo en México, bajo su mando estuvieron fotógrafos notables e inolvidables como: Andrés Garay, Marco Antonio Cruz, Elsa Medina, Francisco Mata, Eniac Martínez y Fabrizio León, en la época dorada; y años más tarde las lentes de Raúl Ortega, Víctor Mendiola, Omar Meneses, Ernesto Ramírez y Duilio Rodríguez, entre muchos otros, en lo que definiríamos como época de plata.
Más allá de los nombres y el talento individual había un ambiente, una dirección y una idea, y ese mérito le corresponde a su primer director y fundador, el periodista Carlos Payán, un hombre sensible a la imagen, y quien abrió paso a un género particular: el de vida cotidiana, acompañado siempre del ojo incansable del reportero gráfico Pedro Valtierra.
El primer proyecto para el Departamento de foto lo presentó Valtierra a Payán el 29 de febrero de 1984, meses antes de la primera edición del diario. Ese documento se volvería sin duda el eje central del desarrollo de la imagen en el periódico y el espíritu general de cada uno de los que se integrarían a trabajar en ese proyecto.
En los ochenta este diario aparece con una visión extraordinaria en el manejo de la imagen y puesta en página, poniendo especial atención a los pies de foto y al crédito del autor. No olvidemos que muchos de los que hicieron posible La Jornada venían de trabajar y fundar el unomásuno, leyenda del periodismo diario de finales de los setenta.
Todos los que estudiábamos fotografía en aquel entonces, crecimos con la influencia del estilo de los fotógrafos de La Jornada, en todos los foros, escuelas y exposiciones siempre aparecía una mención a ese diario ó a sus integrantes, sin duda, fue una gran época para ellos.
A principios de la década de los noventa, ya con algunos cambios en su cuerpo directivo, se mantuvo esa línea en el manejo de la imagen, y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994 lo ratificaría; grandes imágenes de Raúl Ortega, Víctor Mendiola y otros se presentaron en las páginas de ese diario.
Prácticamente no tenían competencia, apenas en 1993 había surgido un nuevo diario venido del Norte, pero el que nunca mostró interés en la imagen, a pesar de los talentos particulares con los que contaba. Así que seguían sólos en la cima.
Sin embargo el reinado de la fotografía en La Jornada no duraría por siempre. A finales de los noventa comienza su debacle. Broncas internas, renuncias, grillas locales, cambios y más cambios en el organigrama, terminaron por hacer experimentos fallidos y al final nada, el abandono, la mediocridad. Uno que otro premio, pero ya nada espectacular, los fotógrafos de allá, entraron en la famosa franja del confort que es la muerte para todo ente creativo.
¿Qué fue lo que le pasó a La Jornada después de estar en la cima y marcar agenda desde el fotoperiodismo? ¿Por qué su suplemento de Foto mensual apenas cumplió dos años y murió en los brazos de Ortega? ¿Qué desencadenó el derrumbe de aquel estilo y empuje que los llevó a ser una referencia nacional e internacional? Creo que estás dudas y sus respuestas sólo algunos de aquellos protagonistas las conocen.
Para mí, como lector y fotógrafo, es una pena ser el testigo de semejante derrumbe, si bien la competencia se multiplicó y algunos medios mejoraron sus recursos humanos y dieron mayor espacio a la imagen, eso no explica el abandono en el que los jornaleros dejaron caer su departamento.
Son ya 25 años de un esfuerzo encomiable por generar un medio confiable y periodísticamente útil para una sociedad como la nuestra, pero también son al menos 10 años de cero propuestas, de cero vitalidad, de cero novedades, pues desde este principio de siglo no hay una foto memorable en sus páginas, acaso ¿a nadie le importa?
Yo extraño los despliegues de antaño, cuando había un gran huracán, una marcha histórica o un conflicto bélico internacional. Extraño las imágenes de la cotidianidad del Centro Histórico y sus alrededores. Lo tenían todo y lo dejaron ir.
Un dato, mi estimado lector: abra hoy un ejemplar de La Jornada, busque en su página dos al responsable de foto. Le informo que no lo va a encontrar, porque formalmente no existe, 25 años después de aquel 19 de septiembre de 1984, hoy no aparece en su directorio una línea sobre el Departamento de Fotografía o al menos el nombre de su editor responsable. Increíble, pero cierto.

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