Conoce el trabajo de David Peralta, alumno del taller CUARTOSCURO

"Reflejos difuminados" de David Peralta

Fotografías y texto de David Peralta Betanzos, alumno del taller de fotografía periodística y documental de CUARTOSCURO.

La ola de calor está presente en la sierra mazateca, a pesar de que existe una gran vegetación, es insoportable. El agua escasea y es necesario almacenarla. Martha Betanzos Fuentes aprovecha el suministro de agua “potable” para las tareas domésticas. Manifiesta que, si no la almacena, tardará dos días en volver a tener agua. Hemos acordado una entrevista. Es medio día y nos encontramos en su cocina, un espacio muy cálido que alberga un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe con algunas veladoras y un florero de margaritas. En la parte superior cuelga un cristo de resina con un letrero que enuncia “LIBERTAD”. Explica que lo ha puesto ahí porque es muy significativo para ella. Fue uno de los carteles que usó en una manifestación por la libertad de sus familiares presos que ha encabezado el colectivo de mujeres mazatecas por libertad en setiembre del año pasado.

Martha Betanzos Fuentes es una persona muy amigable y sociable. Es originaria de la comunidad de Eloxochitlán de Flores Magón en la cañada oaxaqueña. Lugar donde existe un conflicto sociopolítico que ha llevado a la criminalización de 40 familias por los caciques locales.

Nos sentamos en su mesa para charlar un poco acerca del padecimiento que la aqueja. Tomamos un poco de café mientras ella preparaba un postre. “Ya casi no uso leña porque el doctor me ha dicho que es malo para mi vista”, expresa mientras se lleva la mano a la cabeza.

La gente del pueblo la conoce muy bien porque fue enfermera de su comunidad en la década de los ochenta.

Fue en 2015 cuando notó que un ojo comenzó a fallarle. En ese entonces ella y 40 familias fueron desplazadas del pueblo porque el cacique local les sembró delitos y su libertad estaba en riesgo, “nos enlistaron a mí y a más de 40 personas, entre ellas mi hijo Miguel Ángel, antropólogo de la ENAH. Trataba de leer la Biblia y no podía, y lloré mucho porque no aceptaba que fuéramos tratados como delincuentes. Desde ese entonces comenzó mi padecimiento”.

Empezó a notar que sus ojos se irritaban mucho, sus hijos la llevaron con su sobrina Keila, oftalmóloga, quien recomendó usar gafas negras para protegerse de la luz solar. Al principio no le gustaba usarlas, le costó trabajo adaptarse a ellas, pero con el tiempo se acostumbró. Su visión empeoraba progresivamente y amanecía con los ojos irritados. Llegó un momento en que empezó a ver las cosas borrosas y desenfocadas. Se preocupó demasiado cuando tropezaba con frecuencia. Volvió al oftalmólogo y le cambiaron las gafas. Fueron cinco cambios. La situación no mejoró, sus ojos se irritaban e intentaba hidratarlos y limpiar sus gafas, pero seguía igual. Veía un punto grisáceo en el centro de lo que miraba. Regresó al oftalmólogo, quien le recomendó que era necesario acudir a un especialista para obtener un diagnóstico más preciso. Le dio una remisión para ir a la Ciudad de México.

En diciembre de 2023 comenzó su primer tratamiento como resultado de los estudios. Le explicaron que tenía un problema en la retina causado por un líquido que se había derretido. Un edema macular. Le administraron tres inyecciones mensuales para reducir la patología. Tuvo que viajar a la CDMX durante diciembre, enero y marzo.  Esta situación la puso muy triste y la llenó de incertidumbre. Con el apoyo de su familia aceptó el tratamiento. Pasó la Navidad y el Año nuevo con sus hijos en la CDMX.

“Ha sido muy difícil para mí adaptarme a esta nueva etapa. Mis gafas se han vuelto muy importantes en mi vida. En marzo me aplicaron la última inyección. A finales de abril volveré para seguir el tratamiento. Uso mis lentes en todo momento. Aunque me gustaría no depender de ellas, me ayudan mucho. La vista para mí es muy importante porque puedo apreciar la vida, ver mis plantas, a mi familia y admirar la belleza de mi pueblo natal. Mis colores favoritos son el blanco y el vino”.

Desde pequeña ha padecido enfermedades que la han puesto en riesgo, pero gracias a sus padres y a su fe ha salido adelante. Sueña con que su visión regrese a la normalidad para seguir haciendo sus labores y apoyar la lucha por la libertad de su hijo, que se encuentra en persecución política, debido a que el Tribunal Superior del Estado de Oaxaca revocó la sentencia de libertad y han girado una orden de aprensión. En 2022, la defensa de su hijo promovió un amparo en contra de la sentencia. Promovieron el recurso de revisión de amparo para que la Suprema Corte de la Nación resuelva. La SCJN aceptó revisar el amparo y dio tres meses para resolver. En estos momentos la libertad de su hijo está en manos de la ministra Loretta Ortiz Ahlf. Esta situación le ha causado mucho estrés y sigue siendo una llaga que punza. Ella se mantiene firme y con mucha esperanza.

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