Coberturas, cámaras y preguntas incómodas
Texto y fotos de Edgar Negrete
Portafolio publicado en la revista CUARTOSCURO 184 (marzo-mayo 2025)
Siempre soñé con estar en coberturas periodísticas, o al menos eso creía cuando era joven. Pero no, eso es mentira. Uno va descubriendo lo que realmente quiere hacer conforme crece y gana experiencia. (¿A poco no les pasa que se sorprenden con quienes dicen que desde pequeños sabían cuál era su destino?) La verdad es que nunca imaginé estar importunando a quienes sufren el dolor de una pérdida, ni verme empujando y arriesgando el físico en calles abarrotadas, mientras fotografiaba a personas “famosas”.
El caos y el cansancio sin glamour, la competencia feroz por conseguir el mejor ángulo. Regularmente, trato de hacer una toma limpia, esforzándome por mantener el foco sobre los personajes principales y cumpliendo con una de esas reglas no escritas del periodismo: el periodista nunca debe ser la nota.
Pero, por esta ocasión, hago una excepción.
Un pequeño rincón se transforma en un miniestudio: cámaras de video al hombro, correas de fotógrafos al cuello, micrófonos encendidos y, en todo momento, celulares en la mano. Ya sea para enviar material o recibir instrucciones desde la redacción. El ajetreo de la cobertura se intensifica cada vez que se acerca un auto o aparece algún personaje reconocido, haciendo que todos se muevan alrededor de forma torpe, atropellada y sin gracia alguna.
Los que quedan al fondo preguntan: “¿Quién es?”. Los que tienen un tiro franco manotean los celulares que se cuelan por cualquier resquicio, como si fueran moho.
Información completa en la revista CUARTOSCURO 184
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