CÁMARA DE PLATA 2016 PARA MANUEL BECERRA ACOSTA

El fotoperiodismo mexicano tiene un antes y un después de Manuel Becerra Acosta. Su visión y personalidad generosa e impredecible generó que la fotografía en unomásuno -fundado el 17 de noviembre de 1977- tomara un protagonismo y retratara de una manera especial la realidad del país. Se diferenciaba de otros medios que reproducían principalmente imágenes oficiales y acartonadas.

Bajo la dirección de Becerra Acosta, la fotografía adquirió una relevancia fundamental al convertirse en un elemento informativo por sí mismo, un género independiente de la nota. La imagen dejó de ser meramente ilustrativa para volverse un contenido editorial que aportaba y al mismo tiempo cuestionaba al lector.

Las fotografías de presidiums y de políticos como figuras de autoridad en posturas impecables eran poco comunes en el periódico. La irreverencia, la informalidad y la ironía eran las características. Fue un periódico que le dio libertad a los fotógrafos para ir más allá de los eventos oficiales.

El unomásuno de Manuel Becerra Acosta fue el primer medio en nuestro país que nombró por primera vez a una mujer como jefa del departamento de fotografía: Christa Cowrie. Luego, envió a Martha Zarak a cubrir la guerra en Nicaragua. No era la costumbre que las mujeres tuvieran poder. Ni que los jóvenes fotógrafos, reporteros, caricaturistas, correctores tuvieran oportunidad de trabajar y ejercer el oficio.

 
México, D.F., 1980.-Manuel Becerra Acosta en el primer aniversario de unomásuno. FOTO: PEDRO VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM
 

Christa Cowrie, Martha Zarak, Armando Salgado, Enrique Ibarra, Aarón Sánchez, José Luis Rocha, Miguel Castillo, Jorge Barragán, Héctor García y Pedro Valtierra, entre otros, fueron dirigidos y apoyados por Becerra Acosta para hacer una propuesta fresca e irónica, capaz de generar asombro en los lectores que se convirtió en el predilecto de los jóvenes y del público en general de la época.

El 23 de junio de 2000, en España, falleció el visionario periodista a la edad de 67 años. En reconocimiento póstumo a su labor, este año Cuartoscuro entrega el Premio Cuartoscuro a la Trayectoria 2016  a Manuel Becerra Acosta.

El galardón, la Cámara de Plata, se otorga cada año a una persona que ha aportado su conocimiento y experiencia para el desarrollo de la fotografía en México.

Compartimos un extracto del texto de Juan Pablo Becerra-Acosta, que se publica completo en el número #138 de la revista impresa de junio-julio 2016, ahora en circulación.

El reconocimiento será entregado a familiares del periodista el día de la inauguración de la exposición Identidad /América Latina.

El evento se llevará a cabo el jueves 14 de julio a las 19:00 horas en el Museo Archivo de la fotografía, República de Guatemala 34, Centro Histórico, Ciudad de México.

MBA_wp2Manuel, el periodista fotógrafo…
Por Juan Pablo Becerra-Acosta M.

Manuel, sí, era guía de los fotógrafos, era defensor de ellos, era su promotor, era su compañero, pero sobre todo, Manuel era su cómplice. Los admiraba. En aquella oficina que por las tardes mantenía a media luz, con el haz dirigido al centro de su escritorio donde corregía y editaba textos, algunas veces, saturado por el trabajo, Manuel reposaba su espalda en el respaldo de su sillón y lo giraba 180 grados, hacia la ventana que estaba detrás de él. Luego doblaba un poco el tronco de su cuerpo y abría un cajón que permanecía con llave.

Durante algunos minutos hurgaba en una gaveta secreta. Después, con la mirada en paz y una leve sonrisa pícara, como de niño después de haber hecho una travesura, disfrutaba durante largo rato de la suculenta contemplación del tesoro extraído, de su tesoro: eran fotografías de Héctor García, de Christa Cowrie, de Marta Zarak, de Pedro Valtierra, de David Hernández, de Miguel Castillo, de Aarón Sánchez, de Armando Salgado, de José Luis Rocha, de Luis Borboa, de Lázaro González, de Fernando Franco, de Flor de María Cordero, de Gustavo Miranda y de todos los demás que me falten.

Los fotógrafos que trabajaron con él dicen que Manuel tenía una sensibilidad fotográfica única y una mirada estética privilegiada. Pues bien, la mirada de Manuel era la suya, la de los fotógrafos: el sólo veía a través de las lentes prodigiosas de ellos. Por eso los quería, porque los tenía fotografiados, para siempre, estuviera donde estuviera, en lo más profundo de su mente y de su alma periodística, a través de sus recuerdos convertidos en charlas melancólicas pero siempre festivas.

Durante sus últimos años de vida, Manuel se empeñaba cotidianamente en tomar fotografías con una divertida cámara instantánea. De esas fotos, con severo ojo crítico, Manuel desechaba de inmediato unas, la mayoría. Otras, las elegidas, eran exhibidas, por aquí y allá, en libreros y repisas. Manuel, fíjense ustedes, de muchas formas, devino lo que en el fondo siempre fue: un reportero, más fotógrafo: uno más uno.

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