UNA CIUDAD DE CONTRASTES , UNA CIUDAD EN CONSTRUCCIÓN
¿Qué es lo que hace más interesante un archivo fotográfico que otro? ¿Acaso es la particularidad de sus piezas, los soportes que conservan las imágenes? O quizá, ¿las historias que pueden contarnos a través del conjunto de sus imágenes? El acervo del Museo Archivo de la Fotografía (MAF) posee esas tres características. Cuando uno explora un grupo de fotografías de entre más de dos millones y medio de piezas, que es lo que se tiene inventariado, es consciente del valor histórico, patrimonial y social que se conserva en este recinto, inaugurado en 2006.
Para contextualizar a los jóvenes lectores, en 1930 la población del entonces Departamento del Distrito Federal (ddf) era de tan sólo 1.2 millones de personas; veinte años después creció a 3.1 millones (Inegi, Censos de población 1900-2010). El boom migratorio propició el nacimiento de nuevas colonias, en lo que eran las periferias de la ciudad. En las imágenes del MAF podemos apreciar zonas que hoy siguen siendo catalogadas como rurales, pero que en esos años se asemejaban más a los pueblos del interior del país. Sin duda, era otro México.
Cuando abrimos ese gran álbum de la ciudad, comprendemos que la complejidad de avanzar hacia la modernidad y el progreso, metas de los gobiernos en turno, tenía que ver con las aspiraciones postrevolucionarias de desprenderse de todo lo que pudiera remitirnos al pasado, a la ruralidad. Esta transformación citadina, cuanto más cercana a los grandes modelos urbanos del mundo, menos se ligaba a ese México antiguo que reflejaban las fotografías de principios del siglo xx. La expansión debía llegar a todos los rincones de la nueva ciudad, y eso se debía documentar pues sería el testimonio fiel de que realmente se estaba trabajando en el plan de modernización.
En las imágenes del MAF se puede apreciar el proceso creativo de los escultores, como la foto que incluimos, en donde aparece la parte conocida como “El grupo de los fundadores de México”. Actualmente, el tránsito de la Avenida Insurgentes, en la zona norte de la ciudad, ha provocado que esta obra pase desapercibida para muchos de los conductores; sin embargo, su inauguración, en 1940, fue un evento histórico de gran relevancia, pues reivindicaba el pasado prehispánico.
Mientras que en el centro de la ciudad se iluminaba la Catedral, el Palacio Nacional y la Plaza de la Constitución –llena de jardineras, tranvías y palmeras–, en otros puntos no tan lejanos, la gente seguía desplazándose en trajineras, canoas y animales mulares, disfrutando una vida muy similar a la del siglo xix.
Así, mientras en 1933 se iniciaban las obras de ampliación en las avenidas del Centro Histórico, que daría paso a las nuevas avenidas, como fue el caso de la Avenida 20 de Noviembre o la de San Juan de Letrán, tal como lo muestran estas fotos históricas, en 1935 se comenzaban las obras para el monumento al general Álvaro Obregón, en la colonia Chimalistac, en la Alcaldía que hoy lleva su nombre. Esa imagen nos muestra un paraje donde predominan los árboles y los terrenos de siembra.
Así ha sido y es esta ciudad… tan cambiante, tan contrastante, tan diferente. Las fotografías del maf dan cuenta de las mega obras, pero también de la precariedad en la que se encontraban muchos de los habitantes de la capital del país; reflejan la grandeza y la diversidad de formas de vida, los ecosistemas y las dinámicas sociales de la gran ciudad. Esta diversidad sigue existiendo y es una de sus grandes cualidades. Después de setenta años, el proyecto modernista no logró extinguir los pulmones de la ciudad ni su patrimonio biocultural, al grado de que esos espacios, que se aprecian en las fotos tan lejanos y bucólicos, son el bastión de su alimentación, de mu- chas de sus tradiciones y de una identidad única.
*Director del Museo Archivo de la Fotografía
[slideshow_deploy id=’60064′]