NIÑOS DE LA AMAPOLA
Bernardino es un niño na savi (en ñu, gente de lluvia), de 10 años que vive en la zona de La Montaña de Guerrero. Se levanta todos los días a las 5:30 am para alimentar a cerdos y chivos, su tesoro familiar. Luego, camina cerca de 10 kilómetros para acudir a su escuela, construida por los padres de familia con láminas, madera y piso de tierra.
Vive en una de las regiones más pobres de México, en medio de marginación y pobreza extrema. Ahí, las familias no alcanzan a percibir los 5 mil pesos al año.
Junto con su hermano de 13 años, decidió trabajar con uno de sus familiares en los campos de amapola. Gana 150 pesos al día por rayar y recolectar goma de opio.
A los 8 años, Berna sufrió una fractura en el brazo, sus padres le colocaron dos pedazos de madera amarrados con hilos para que pegara por sí solo. Estuvo en cama más de dos meses y el no tener atención médica le generó una deformidad en el brazo.
Berna no sabe para qué se utiliza la goma de opio ni entiende que es ilegal. Tampoco piensa en su futuro.
Salvador Cisneros, fotoperiodista guerrerense, pasó unos días con Berna en la sierra. Convivió con él y lo acompañó a la escuela y a los campos de amapola, donde lo fotografió. Con su serie, Niños de la amapola, Salvador fue acreedor al Primer Lugar del Concurso Nacional de Fotografía Los Derechos Humanos, organizado por la Secretaría de Cultura de Coahuila, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Cuartoscuro y la Fundación Pedro Valtierra A.C.
Las imágenes de Salvador, junto con los demás seleccionados y ganadores del certamen, están exhibidas en la Galería de la Academia Interamericana de Derechos Humanos de Saltillo, Coahuila, y va a estar abierta al público hasta noviembre. Esa muestra itinerará a la Fototeca de Zacatecas a partir de diciembre. Además, una segunda exposición con 29 imágenes a gran formato permanece en la Galería Urbana del Museo del Carbón hasta el 5 de noviembre, en Saltillo, Coahuila.
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