MEMORIAS DE UNA CIUDAD EN VILO

Por David Polo
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“Yo recuerdo bien la mañana del 19 de septiembre. Pensé que estaba nublado, pero era el polvo del edificio mayor de Tlatelolco, que se había derrumbado”, cuenta Javier del Razo, “el Maromas”, organizador de la primer brigada de auxilio “Los Topos Tlatelolco”, un grupo de ciudadanos que ante la barbarie y la destrucción de la ciudad a causa del fuerte sismo que sacudió la Ciudad de México unió fuerzas para remover escombros y así salvar vidas y rescatar cuerpos atrapados entre los pedazos de edificios que en pocos segundos se habían convertido en montículos de polvo y cascajo.
«El Maromas» tiene la cabeza llena de las imágenes que vio en aquellos días, y justo en este mes del año confiesa que pasa varias noches sin dormir, a causa de los recuerdos del dolor que hizo suyo con la tragedia del 19 de septiembre de 1985.
Su testimonio se refuerza con el de Marco Antonio Cruz, editor fotográfico del semanario Proceso y que en aquel momento fungía como fotógrafo para el diario La Jornada. Las primeras fotos que Cruz hiciera aquel día se corresponden con el testimonio de Javier: luego del terremoto, se dirigió a Tlatelolco, y fotografió ahí las estructuras derruidas, la varillas torcidas apuntando al cielo y los grupos de sobrevivientes adentrándose en las entrañas fracturadas, atentos a cualquier rastro de vida que pudieran rescatar.
Testimonios semejantes se mezclan en la exposición “Ciudad en vilo”, que se exhibe en la Galería abierta de las rejas de Chapultepec con motivo del 30 aniversario de los sismos de 1985, que sin duda trastocaron irremisiblemente la vida de la capital mexicana y cuyas fracturas se extienden más allá de las grietas en el suelo capitalino. A 30 años, el terremoto, si no es herida, por lo menos es cicatriz en la vida de los miles de personas que lo vivieron.
Las fotografías de Carlos Contreras, Marco Antonio Cruz, Jose Luis López, Guillermo Aldama, entre otros, así como tomas aéreas procedentes del Fondo Fotográfico del acervo de la FICA, forman un recorrido que hace homenaje a una ciudad que en la tragedia se unió para sobreponerse y levantarse. Es un ejercicio de memoria, pero también de reflexión al que convocan los fotógrafos participantes y las personas que lo vivieron. Una reflexión que, desde luego, no podría darse tan eficazmente sin el valioso documento de los fotógrafos que estuvieron ahí, que a la par que miraban a través de la lente metían las manos también para ayudar.
Con información de la muestra “Ciudad en vilo, a treinta años de los sismos de 1985”  que se realizó en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec, del gobierno de la Ciudad de México, en septiembre de 2015.
 

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