EL JARDÍN SECRETO

El aroma del jardín.

Las ninfas deambulan por el jardín secreto. De pronto, miran furtivas para volver a esconderse entre el follaje; a ratos parecieran dormidas, en un sueño que uno jamás osaría perturbar. Entre líneas difusas asoman como islas unos labios, alguna forma femenina sugerente o un gesto que, sin decir nada, lo dice todo con leves murmullos, cadentes como un delicado vals. El Jardín Secreto absorbe. Óscar León Ramírez nos lleva a conocer a través de sus imágenes el ancho Misisipi de estuario femenino que entre versos cantaba Neruda.

portadaSalta a los ojos desde la primer página una mujer. Lívida, pareciera que se arroja al mundo en la ancestral danza que durante milenios ha guiado al género humano en su existencia. Luego todo es un desfile a través de cuerpos femíneos que al final, son uno solo.

El fotógrafo demuestra que no es necesario desnudar a la mujer para honrar su belleza. Dice Oscar Oliva que toda imagen es erótica y las de Ramírez exaltan la regla. Se sirve de la luz para traer hasta los ojos del lector el secreto de la belleza femenina. Despojando de todo lo superfluo, presenta en breves detalles el esplendor de la forma humana. Con prendas y siluetas desenfocadas añade ligeras sugerencias: pareciera que en sus fotografías se va escuchando la música de los bailes antiguos del amor y la fertilidad.

Tal vez la virtud del fotógrafo sea construir a partir de multitud de modelos e imágenes la definición del erotismo, acaso única manifestación verdadera de la pasión humana. En su jardín las mujeres se funden en una, altiva y ligera, cuyos pies corren ligeros sobre el arroyo tímido de un surco de la espalda. Ramírez lo sabe: nada en sus imágenes es real, porque estas son símbolos inherentes al ser humano.

Por eso es que cautivan al lector, porque mirándolas uno se vuelve protagonista, perdiéndose entre la orografía de los cuerpos. El femenino, cargado de formas como es, no escapa a la mirada aguda del fotógrafo, que comprende que lo esencial no se halla en lo que los ojos ven, sino al contrario. Así, desentraña los misterios del cuerpo y nos los pone delante, para sorprenderse uno al cabo aspirando el fresco viento del jardín, cultivado con recelo y cuidado, jugando entre matices grises, de luces y sombras, en ocasiones delicadas y en otras apabullantes, que desengañan al lector de la vieja idea retorcida y trastocada del erotismo, para conducirle hábilmente a una en la que no hay más pretensión que descubrir la belleza de lo femenino.

 El Jardin Secreto. Óscar León Ramírez. Fotografía erótica. Universidad Autónoma de Chiapas, septiembre, 2014.

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3 comentarios

  1. Es un honor y una alegría muy grande ver tan estupenda reseña en Cuartoscuro. Gracias Pedro, Ana Luisa y David por llevar a otras miradas los frutos de este Jardín, cultivados durante casi quince años.

  2. Felicitaciones y abrazos, una vez más, a mi admirado amigo y poeta de la heliografía, Óscar León Ramírez, y a mi amigo el poeta Óscar Oliva, por tan bellas imágenes y su interpretación poética… Y a quien escribió esta breve, certera y sustanciosa nota panegírica (no como yo, que emocionado como estaba y sigo estando, escribí un ensayo maratónico)…

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