FOTOPERIODISMO MEXICANO: CRISIS MEDIÁTICA

Ciclo de conferencias Sinergia: «Fotoperiodismo mexicano»

María José Martínez

Hablar del presente en el fotoperiodismo mexicano es hablar, quizá y en algunos casos, de redacciones que tienen listas las plantillas de diseño para la portada del día siguiente, armadas cada una para el resto de la semana; un fotoperiodismo que no espera la nota, que no respeta el carácter informativo de una imagen; uno que está dirigido no por periodistas, sino por empresarios, no por editores de fotografía, sino por diseñadores. ¿Puede el fotoperiodismo estar en crisis? ‘Ha muerto’, dirían algunos, pero cómo podría una actividad derivada de la realidad… finiquitarse de un día para otro. Si el fotoperiodismo estuviera muerto, cada habitante y su historia personal, también lo estarían.

Ante la afirmación de que el fotoperiodismo está en crisis y de que ha muerto, Pedro Valtierra negó aquellas aseveraciones; la crisis, dijo a los alumnos de la facultad, está en la dirección de los algunos medios que han dejado en el abandono a la fotografía, y es en poder de los diseñadores, quienes no dan el mérito correspondiente a las fotos, en donde el valor informativo de la imagen ha sido desvalorizado. 

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Es lamentable pero también son los tiempos que vivimos hoy en día. El fotoperiodismo morirá con el último ser sobre la tierra, ya no habrá necesidad de saber lo que le pasa al otro.

¿Por qué seguir contando historias desde la fotografía?, ¿cómo alcanzar un momento íntimo entre el fotógrafo y el sujeto fotografiado?, ¿el fotoperiodismo es un arte?, fueron otras de las preguntas que surgieron de la conferencia.

“No hay crisis de fotógrafos, hay crisis de medios, algunos se han olvidado del lector, en los periódicos ya no hay espacio para publicar fotografía de vida cotidiana. La situación de violencia que se vive en el país ha limitado la producción fotográfica, tampoco hay competencia en el consumo de noticias”, menciona Pedro Valtierra.

“Hay buenos y malos fotógrafos como hay buena y mala literatura”, dice Valtierra, algunos desafortunadamente permanecen lejos de los reflectores como Antonio Reyes Zurita, fotógrafo durante mucho años en el Excélsior, olvidado por las envidias, víctima de la falta de interés en los medios por difundir su trabajo; o Martha Zarak, la primera fotógrafa corresponsal de guerra enviada a Nicaragua (1978) por el Unomásuno, dirigido en aquel entonces por Manuel Becerra Acosta, quien también colocó a Christa Cowrie como jefa del departamento de Fotografía en 1977

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“La sociedad mexicana es dueña de una gran historia y eso nos hace ser dueños de un estilo propio para hacer fotografía, una manera de ver: hay un estilo de fotografía mexicana que se distingue entre la fotografía francesa, entre la norteamericana, la alemana… el aporte de los fotógrafos mexicanos al mundo se remonta a los años 70”, opina el fotoperiodista quien está en vísperas de su 40 aniversario como fotógrafo.  Es decir que el fotoperiodismo mexicano lleva por lo menos tres décadas en actividad bulliciosa. Entonces, ¿en dónde está la crisis?

Y aporta un dato a considerar: en Guatemala se venden más periódicos que en México.

Es posible hablar de fotografía mexicana en el momento en el que se asume como tal, con rasgos que la hacen única; lamentablemente, hoy en día y en algunos medios, el fotoperiodismo mexicano proviene de una actitud conservadora…y es incapaz, muchas veces, de desarrollar su máximo potencial.

Sin embargo es en la fotografía en donde la división entre lo que es y no es arte, se vuelve tendenciosamente común. “No es posible que la creatividad haya terminado de la noche a la mañana”.

“Hace falta que los fotoperiodistas viajen más, así como hace falta que los jóvenes vayan y comprueben los datos en la hemeroteca, que investiguen”, dice y lanza el cuestionamiento “¿en qué momento un fotógrafo es artista y en cuál es periodista?”, adelanta la respuesta y concluye que no hay frontera entre uno y otro, “el periodismo no está peleado con lo estético”.

De la conferencia, Alfredo Estrella rescata que la violencia ha mermado la publicación de vida cotidiana en los diarios, y Jorge Serratos enfatiza la problemática de la cuarta pantalla, referida como tal a la fotografía realizada por aparatos de telefonía celular, una realidad en donde el fotógrafo tiene más competencia y su deber es buscar a profundidad historias que contar, “ahora todo mundo hace imagen, el fotoperiodista debe ir más allá”, señala.

Hablar del presente en el fotoperiodismo mexicano es hablar quizá, de un fotoperiodismo que deberá comprometerse nuevamente con la socialización de la información, con el encuentro íntimo entre un fotógrafo y el resto de historias que aun permanecen veladas, con los futuros reportajes que habrán de cosecharse a partir de la creatividad y el espacio que los medios informativos otorguen, sinceramente, a la actividad periodística.

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