PRETÉRITO IMPERFECTO
Con el ensayo fotográfico Pretérito Imperfecto de las fotógrafas Elizabeth Vinck, Elizabeth Andriópolus y Annick Donkers, ex alumnas del Seminario de Fotografía Contemporánea del Centro de la Imagen, Cuartoscuro abre su página electrónica para exponer portafolios de fotógrafos de todos los géneros que trabajan a todo lo ancho y lo largo del país. Haz tuyo este espacio y participa.
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PRETÉRITO IMPERFECTO*
La infancia como territorio interno, lleno de recovecos, escondrijos y misterios por explorar sus escenarios anhelando el sentir el ensimismamiento de la niña, lograr por un momento que el tiempo adquiera una velocidad distinta. Pensar en retornar a algo intangible y, en ese proceso de encontrar a los otros espacios completamente nuevos. La imposibilidad de volver a la infancia, y a la vez recorrerla sin pausa, entrar a aquellos túneles, sensaciones placenteras, aterradoras inquietantes, dar vueltas y vueltas en torno a oscuras cavernas formadas de temores añoranzas profundas. Volver a aquello que no se traduce en palabras, al territorio de lo fascinante e inexplicable, que construye las capas del presente.
El eje de esta muestra son tres visiones de la infancia como umbral de entrada a un viaje personal en el que se construyen tres cuerpos de trabajo sólidos y propositivos. Visiones muy diferentes y a la vez cercanas que convergen en el misterio de la memoria.
Souvenir. Elizabeth Vinck regresa al bosque de sus recorridos solitarios de niña, convirtiendo el paisaje en escondite de seres invisibles. Imaginamos presencias, nos sumimos en juegos solitarios donde los detalles del paisaje cobran vida. El color, la textura, las formas crean un lugar único, irreal. ¿El recuerdo de las horas de una niña absorta en sus juegos, sumida en un mundo imaginario? ¿o una mujer adulta que imagina que recuerda, reinventa lugares, se reinventa a sí misma? Imágenes que se apartan de la realidad y parecen abrir la puerta a un bosque encantado, misterioso y cargado de significados. El uso de la cámara como generador de texturas y calidades que construyen una visión inusual, única… ¿la de la niña?
Desiertos. El paisaje seco, craquelado, perdido del desierto en Torreón y una casa en medio de la nada. Elizabeth Andriópulos regresa a la casa familiar, a la tierra donde transcurrió su infancia. Imágenes de una casa a punto de desaparecer, que buscan atrapar el nexo con la línea paterna. Una mujer desnuda detrás de un mosquitero, casi cegada por la luz del desierto. Una mujer en camisón riega las plantas del patio. Una mujer en el reflejo de la luna de espejo de un armario viejo. No sabemos quién es, los tiempos se mezclan inquietantemente. Un espacio intervenido, acciones recreadas, finalmente actos que construyen un presente. Ser la tía. Recreación y creación de un personaje. Querer recordar y finalmente inventar un instante presente, cubrir el propio pelo con la peluca, el camisón sobre la piel, las pantuflas de peluche en los pies. Actos simbólicos y al mismo tiempo, escenas que jamás existieron suceden para la cámara y se tornan reales. Presente y pasado se intersectan y generan una realidad nueva.
Songlines. Annick Donkers recorre la Bélgica actual buscando los espacios de su infancia, en una doble búsqueda de identidad. Entre textos e imágenes, las dudas sobre lo que la une a su paisaje natal se entretejen con recuerdos de la niña que habitó esos lugares. ¿Qué constituye nuestra identidad nacional? ¿Son los recuerdos de infancia los que nos atan a lugares? ¿Qué construye nuestra noción de pertenencia? En el recorrido poético de la mirada de la niña, se conjuga la mirada de la mujer adulta que encuentra en la fotografía el medio de explorar presente y pasado, temas medulares a la formación de la identidad del sujeto contemporáneo. Una reflexión que recorre diferentes niveles de la experiencia y de la forma en que nos relacionamos con los orígenes.
Une a la exposición el uso de la fotografía como medio de exploración de la identidad, y de la mirada misma, a través de maneras singulares de transformar en imágenes el deseo de recobrar por un breve instante la intensidad de la mirada de un niño que ve en el paisaje seres y realidades extraordinarios, aquellos que siempre buscamos reencontrar.
*(Juego de palabras que alude al tiempo gramatical del verbo que expresa continuidad de una acción en el pasado, pero también a esas ciertas memorias, a veces vividas, pero siempre recurrentes, aspectos del tiempo “incompletos, continuos, habituales o que coinciden con otra acción”)
ANA CASAS BRODA